Usted está aquí: lunes 25 de febrero de 2008 Política Calderón ofrece a trabajadores mayores ingresos, pero deben elevar productividad

Ante condiciones económicas adversas, llama a unirse para proteger fuentes de empleo

Calderón ofrece a trabajadores mayores ingresos, pero deben elevar productividad

Claudia Herrera y Matilde Pérez U.

El sector obrero oficialista no reprimió su protesta ante Felipe Calderón. Sin importar las porras ensayadas y las advertencias del líder cetemista, Joaquín Gamboa Pascoe, de recibir al invitado “como se merece”, dos gritos de “¿Cuándo?” se escucharon en respuesta a la promesa presidencial de aumentar el ingreso de los obreros por su mayor competitividad y productividad.

En su segunda visita a la sede de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), Calderón Hinojosa fue recibido con un discurso elogioso de Gamboa, y ninguno de ellos aludió directamente a la tan mencionada reforma laboral.

Todo estaba preparado para el “día de fiesta” que significaba la visita del michoacano, definida en palabras del octogenario. Como aperitivo de su 130 congreso, en el auditorio Fernando Amilpa, que estaba fuertemente custodiado, tocaron las bandas Merenglass y El Recodo.

Puño en alto, los miembros de las federaciones de trabajadores regios, vestidos con camisas amarillas, recibieron con un “¡Calderón amigo, Nuevo León está contigo!” al invitado y a los miembros de su comitiva, integrada por los secretarios de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, y del Trabajo, Javier Lozano.

Al darle la bienvenida, Gamboa resaltó sin hacer “alarde” que esa agrupación fue la primera en reconocer que era “el presidente único y no el merolico que se anda presentando como tal, haciendo que la gente se ría de él”. Después resaltó al “presidente joven que no se queda en su despacho cuando México se ve agredido, como se vio por los desastres naturales en Tabasco”.

Dos o tres verdades

El ex diputado priísta también quiso plantearle “dos o tres verdades indispensables”: la primera fue que la CTM no ha optado “ni por el paro que detiene las calles ni por las huelgas generales”, que cuando se han dado “al día siguiente sube hasta el aire que se respira y resulta contraproducente ese aumento”.

La segunda verdad consistió en una petición para que no se piense exclusivamente en el inversionista, “que lo necesitamos porque sin inversión no hay empleo, que lo respetamos, que reconocemos que tiene derecho a obtener utilidades, pero también está obligado a hacer las promociones para que la productividad no se dé por obra del Espíritu Santo o la hagan descansar encima de los hombros de los trabajadores solamente”.

La tercera fue un reconocimiento a la lucha del gobierno contra la “horda de sinvergüenzas del crimen organizado, del narcotráfico”. Luego, dirigiéndose a su invitado, afirmó: “usted en forma digna ha dicho ‘esta lucha no termina hasta que termina’”.

La alegría continuó todavía en la primera parte del discurso presidencial, en el que el jefe del Ejecutivo se congratuló de estar en la central obrera “más importante del país” y agradeció las “sinceras y verdaderas” palabras de su anfitrión.

Como cada presidente en turno, ofreció respetar el derecho a la libre asociación, a la contratación colectiva, a la huelga y a los derechos de los trabajadores. Destacó en particular la contribución de la CTM a la paz laboral y a la preservación de las conquistas de los trabajadores, a la productividad y al crecimiento de la economía.

Pero no perdió la oportunidad de recomendarles que eleven su productividad y competitividad, las cuales tendrán que reflejarse en un aumento en el ingreso de los trabajadores que la hacen posible. La observación motivó el último aplauso antes de su despedida.

En su intento por reforzar esta idea afirmó a los obreros: “ojalá podamos encontrar ese vínculo virtuoso, ese elemento indispensable de corresponsabilidad; a mayor productividad y competitividad de la economía mexicana, tiene que haber más ingreso para quien lo hace posible”.

Ello provocó que una mujer exclamara: “¿Cuándo?”, lo que fue respaldado por otro trabajador, frente a las miradas sorprendidas de Mouriño y del propio Gamboa, quien de inmediato dio explicaciones al oído, primero del secretario de Gobernación y luego del titular del Trabajo.

Sin reacción aparente, Calderón Hinojosa siguió leyendo su discurso y aseguró que hay estabilidad económica en México, que el año pasado se tuvo la inflación más baja de la región, y dio una lista de cifras sobre los resultados de su administración.

No obstante, admitió que este año “en particular” la economía nacional enfrenta condiciones adversas por la situación internacional, por lo que gobierno, planta productiva y trabajadores deben estar unidos para proteger las fuentes de empleo.

 
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