Usted está aquí: sábado 16 de febrero de 2008 Política Exigen garantizar seguridad de profesor que fue torturado

Debe intervenir el gobierno federal, afirma la OMCT

Exigen garantizar seguridad de profesor que fue torturado

Ángeles Mariscal (Corresponsal)

Tuxtla Gutiérrez, Chis., 15 de febrero. La Organización Mundial Contra la Tortura (OMCT) solicitó la intervención urgente de los gobiernos estatal y federal para garantizar la integridad física del profesor Felipe Hernández Yuena, quien fue detenido y torturado acusado de participar en las movilizaciones contra el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Además, lo han querido vincular con el Ejército Popular Revolucionario (EPR).

Capturado el pasado 5 de febrero, el profesor fue liberado dos días después. Durante su detención fue golpeado, torturado y lo amenazaron con agredir a su familia.

La OMCT inició el expediente Mex/140208, en el cual detalló que Hernández Yuena fue capturado sin orden de aprehensión por policías que no le permitieron dejar a su hijo en resguardo.

En un documento, el organismo humanitario señaló que “el secretariado internacional de la OMCT manifiesta su preocupación por la detención arbitraria del profesor Felipe Hernández, en presencia de su hijo Pável Santiago Hernández, y por los presuntos maltratos infligidos al primero y al hecho de llevarse también a las instalaciones policiales al niño de corta edad”.

Menciona que es lamentable que esos hechos sucedan a dos semanas de haberse aprobado el artículo 378 que reforma el Código Penal de Chiapas, en el que se prohíbe la “incitación a la violencia” y se justifica la detención ilegal por cualquier actitud, idea, expresión o acción que no vaya acorde con los intereses del Estado, violando así derechos constitucionales, como la libertad de expresión, manifestación, organización y de pensamiento, y la garantía del pueblo a estar informado.

En su testimonio, Hernández Yuena dijo que tras ser detenido lo interrogaron personas que parecían militares. “A cada pregunta, un golpe en la nuca con la palma de la mano. Cachetadas y golpes en el estómago. Y como les contestaba que no sabía nada de lo que me preguntaban, los golpes eran más duros y seguidos”.

 
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