Usted está aquí: sábado 29 de diciembre de 2007 Política Los de Abajo

Los de Abajo

Gloria Muñoz Ramírez
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Voces de cuatro generaciones de mujeres zapatistas:

“Antes yo tengo que levantar muy temprano. Tengo que agarrar 20 mazorcas y no hay molino, en piedra molemos, pero había piedra bonita y sacamos 100 tostadas. No hay la paga en la finca y mi marido de balde está trabajando semanas, no hay dinero, ni un peso. De la tienda del patrón sacan el maíz, comemos y lo debemos, y si saca un kilo de sal pues ahí lo va pagar toda la semana. No hay ropa, buscamos con nuestro patrón si va a dar un peso, dos pesos, pero no hay. El patrón pega, y por qué no. Mi tata murió y bien que lo chicoteaban, por eso murió. Mi marido también pega. Sólo conseguí a hombre para pegar, entra a pegar, patea, jala pelo. No es mi gusto casar, pero vienen los patrones, los caporales, y ellos dicen vas a escoger ese hombre. Me dijeron vas a casar con él. Así lo cogí. Tuve dos hijos: una hija y un hijo, la hija ya murió, ya estaba grande pues, murió de puro corrimiento y calentura.”

“Empiezo mi día moliendo el maíz. Mi trabajo es hacer tortilla, mantener a la familia, lavar, cargar leña, traer maíz, asear la cocina. Después empezamos a moler para la tortilla de la tarde, desgranamos nuestro maíz, lo ponemos a cocer, y si hay corte de café pues temprano nos vamos a cortar. Luego regresamos, hacemos nuestra comida en la tarde, y luego ya a dormir. Aparte de esto tenemos trabajo en la organización. Nosotras tenemos nuestro colectivo de la tienda, y ahí las mujeres trabajamos. Somos 53 compañeras, y nos organizamos por turnos cada día. Estamos orgullosas, porque llevamos nuestra administración. Hay solteras y casadas, y pensamos que si da paguita nuestra tienda pues podemos comprar dos vaquitas, y así sale dinero para cuando una compañera va a una marcha, a un trabajo colectivo o a tomar curso.”

“Yo soy promotora de educación autónoma. Es muy importante este trabajo, porque los niños van a aprender muchas cosas. Nuestros padres empezaron la lucha, nosotras le seguimos y los niños la van a terminar. Aquí se quiere a los niños y a las niñas, y se les va a enseñar con amor las letras. A mí me eligieron en la comunidad para este trabajo, y lo acepté porque me gusta. Había pocas mujeres cuando recibí el curso, sólo cuatro, porque es muy difícil caminar desde aquí al caracol de La Realidad a tomar los cursos, y también porque a veces no las mandan sus papás a las mujeres jóvenes, porque piensan que van a buscar novio y ya no van a regresar. Es difícil, cuesta mucho que una mujer acepte un cargo, porque se piensa que la mujer sólo sirve para hacer el aseo de la casa, casarse y tener hijos. Pero ya se está cambiando. Ya no es igual. Me gusta ser promotora de educación, porque es un amor diferente a los niños y ellos nos enseñan muchas cosas.”

“Yo tengo ocho años y cuando me levanto le voy a dar de comer al marrano, luego torteo y lavo traste y cuido mi hermanito, junto basura y desgrano maíz. Ya luego me voy a la escuela y ahí aprendo las matemáticas. Juego a correr y trepamos en el palo. También al juego del pañuelo y a la pelota. Ser zapatista es que luchamos por agua, paz y comida.”

 
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