Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 23 de diciembre de 2007 Num: 668

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HUGO GUTIÉRREZ VEGA

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De cómo llegaron a México dos libros de creación literaria de Carlos Blanco Aguinaga (IV Y ÚLTIMA)

Los tres relatos con que se construye Contra-Bando(s) se ambientan en México, pero las investigaciones y evocaciones de Alsúa disparan la acción hacia momentos y ámbitos geográficos de los que él no es protagonista: expediciones de barcos para transportar dinero o armas, actividades de grupos subversivos o clandestinos. La diégesis del libro es compleja, pues se narran historias evocadas por la investigación y la curiosidad de Alsúa y Sonia, los desplantes y la memoria casi milimétrica de Gamarra, el entorno mexicano, reflexiones literarias, y todo bajo una óptica no lineal.

Martín Alsúa es un narrador (a su vez, narrado por otro) que pasa de comentarios metatextuales a la acción de “la vida” y, al narrarse, crea un cervantino juego de espejos. El texto fluye, conducido por un estilo personal y sabroso, con un tono y un sentido del humor originales, con evocaciones donde se contrasta el México de los años cincuenta con el actual.

El inicio de Contra-Bando(s) parece el arranque del cuarto movimiento de la Novena , de Beethoven: el autor/narrador titubea respecto al camino a seguir, pero las historias se anudan. El título obedece a que la materia general es la de los contrabandos y la formación de grupos de “contras” (en el sentido de la “contra” nicaragüense o el Irán-Contra), a la formación de “bandos” políticos y económicos, tanto en el ámbito de la Guerra civil, como en la segunda guerra y entre los mismos republicanos.

Contra-Bando(s) es deliciosamente terrible y se arma “sobre casi nada”: alrededor de un manuscrito perdido por culpa de la guerra, de los misteriosos viajes de unos barcos, de las conjuras políticas, de las complejas relaciones de amor, de una dimensión evocadora donde la muerte restaña las heridas de una pareja en crisis permanente, de las pasiones literarias, de la amistad y la entrevisión de que el poeta es frágil.

Poco tiempo después de que D. F. y alrededores fuera enviado a Xalapa, a principios del mes de abril, presenté la novela a la Sección de Producción y Distribución Editoriales de la uam- Azcapotzalco. Después de los trámites de rigor, Édgar Barbosa, jefe de la sección, recibió el imprimatur y, con gentileza y eficiencia, mandó hacer la magnífica portada y facilitó todas las cosas propias del mundo editorial. Los colofones del poemario y la novela tienen fecha del mes de octubre de 2007; así, desde el décimo mes del año que corre se tuvieron las dos primeras ediciones mexicanas de la obra creativa personal de Carlos Blanco Aguinaga.

¿Blanco Aguinaga se considera narrador por encima de poeta? Así es, pero ya se sabe que los artistas se equivocan: Cervantes creyó que Los trabajos de Persiles y Segismunda era su mejor novela. Con gentil insistencia, para desterrar de mí el gusto que tengo por su poesía y orillarme hacia su narrativa (que también me gusta mucho), entre el 12 y 21 de abril me envió una novela injustamente inédita, Los exfuturos de Martín Alsúa (su protagonista es Martín, “el malo”, homónimo del protagonista-narrador de Contra-Bando(s) ). Luego, el 22 de septiembre y por petición de parte, recibí otra novela suya, Tras la trama .

¿Blanco Aguinaga escribe con escasez? No. Yo creía que sólo Federico Patán tenía una capacidad inalcanzable de producción literaria, pero Carlos y Federico son productores feraces de textos literarios, y en ambos la narrativa es predominante, aunque la poesía de Federico nunca ha cesado de aparecer a lo largo de cuatro décadas… Son historias en las que tendría que vislumbrar verdades perogrullescas: ¿por qué hay autores que cuando escriben poco, escriben poco, y cuando escriben mucho, lo hacen con abundancia?

Lo cual me lleva de la mano a la recordación de una anécdota atribuida a Hegel. Después de concluida y publicada La fenomenología del espíritu, un discípulo le informó al Maestro que se acababa de divulgar la intuición científica de un nuevo planeta en el sistema solar, al que se llamaría Plutón, lo cual atentaría contra la armazón dialéctica del sistema hegeliano, que no toleraba la intrusión de algo nuevo. “Esto va a poner en crisis su sistema filosófico”, le comentó el discípulo al Maestro. Hegel, desdeñoso, respondió: “peor para el planeta”.

Mejor para nosotros, pues ahora contamos con el poemario del académico y narrador Carlos Blanco Aguinaga, más una obra narrativa suya en México, fruto de incontables hilos que, desde el pasado, trazaron los lazos de varias amistades y el tejido de publicaciones presentes.