Usted está aquí: viernes 7 de diciembre de 2007 Cultura Esperanza cultural

Esperanza cultural

Pablo Espinosa

Ampliar la imagen Algunas de las esculturas en barro de la exposición 2,501 migrantes, de Alejandro Santiago, que se presenta en el contexto del Fórum de Monterrey. La propuesta estética del artista oaxaqueño figura entre las más apreciadas en ese encuentro y se extenderá hasta el próximo enero Algunas de las esculturas en barro de la exposición 2,501 migrantes, de Alejandro Santiago, que se presenta en el contexto del Fórum de Monterrey. La propuesta estética del artista oaxaqueño figura entre las más apreciadas en ese encuentro y se extenderá hasta el próximo enero Foto: Pablo Espinosa

Desde el 17 de septiembre, la capital cultural mexicana se ha trasladado a Monterrey.

La frase anterior pareciera eslogan, pero contiene grandes verdades. En primer lugar, destierra mitos, desplaza atavismos y alienta el buen futuro.

La leyenda negra que pesaba sobre el norte del país, alentada por algunos intelectuales oriundos de aquella zona, de que por allá la cultura era un ente inexistente, se derrumba día con día merced a la proliferación de muchos, pero muchos focos de animación cultural de iniciativas individuales, grupales y gubernamentales, en ese orden.

La actividad intensa en artes plásticas parece emblematizar ese paisaje. De la fama oblicua de ricos que hacen shopping de arte al reconocimiento de tenedores de grandes capitales y al mismo tiempo de buen gusto, grandes y excelentes coleccionistas y museos, ha ocurrido un cambio estupendo en la realidad nacional.

En cuanto a la actividad musical, se mantiene un apetito permanente de consumo cultural a pesar del peso de algo peor que una leyenda negra: el lopezportillismo que sentó sus reales en aquella ciudad, donde la entonces primera dama mandó tirar la pared del penthouse del hotel más elegante de la época para que metieran su piano para matar el ocio.

Literatura, cine, todas las artes confluyen con ímpetus contagiosos por aquellos lares.

Y todo esto acrisoló el Fórum Universal de las Culturas Monterrey 2007, que mañana culmina, y que concentró lo mejor que en cultura aconteció en los recientes meses, aun teniendo en cuenta actos de ambición mayúscula en otras capitales mexicanas, como la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, que es un gran trasatlántico donde se trepa cualquiera, funge como el gran reactivador del negocio del libro y ofrece sus cinco minutos de gloria a una multitud de escritores muy menores que son entrevistados en todas partes como si fueran mayores, mientras los mayores se restringen a los medios ligados a los empresarios organizadores del encuentro.

El Fórum de Monterrey se inició bajo sospechas, conflictos y polémica pero culmina a tambor batiente, fanfarrias de éxito, logros consumados.

Era conmovedor caminar a medianoche por el inmenso Parque Fundidora enmedio de multitudes fascinadas por los fuegos pirotécnicos, la magia de Lukas, el muñeco emblemático, y la carga del asombro de los actos disfrutados a lo largo del día, acontecimientos de primer nivel mundial, donde destaca el debut mexicano del maestro Gustavo Dudamel al frente de la Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar, ese milagro cultural que México se ha perdido por la corrupción imperante.

Culmina el Fórum Monterrey con éxito rotundo y surge la esperanza: ¿se gesta entonces un cambio cultural que reanime a México?

 
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