Usted está aquí: domingo 11 de noviembre de 2007 Cultura Los sentidos, puerta hacia lo divino: Mailer

Los sentidos, puerta hacia lo divino: Mailer

Fernando Camacho Servín

Dios y el diablo están presentes en cada uno de nosotros. Son fuerzas complementarias, pero no todopoderosas, que influyen de distintas maneras en la vida de la gente, y la forma más directa de experimentarlas es “escuchar” a nuestros sentidos. Ellos son la puerta que nos permite acceder a lo divino o lo diabólico.

Esta es una de las ideas centrales que el escritor, periodista y ensayista estadunidense Norman Mailer expuso en las últimas entrevistas que concedió, sobre todo a su amigo y biógrafo Michael Lennon, quien reunió un interesante extracto de ellas en el libro Sobre Dios. Una conversación inusual, de reciente aparición en Estados Unidos.

En dicho volumen, el autor de Los ejércitos de la noche delinea su muy particular concepción sobre la religión, en la que prefiere creer en un Dios con alma de artista, que creó el mundo con una buena voluntad no exenta de errores.

El considerado “padre” del nuevo periodismo, además, señala que la fe en un ser superior no implica necesariamente la obediencia ciega a un conjunto de reglas escritas en un libro. “Dios nos necesita tanto como nosotros lo necesitamos a él”, afirma.

Para Mailer, el adulterio es menos censurable que vivir un matrimonio insatisfactorio, y no duda sobre las bondades de matar a otro ser humano (Hitler, en este caso), si de esa forma se evita el asesinato de miles más.

El tema de la religión es, como dice el título del libro, un asunto verdaderamente inusual para el escritor, quien durante casi toda su vida se reivindicó como ateo. En sus últimos años, sin embargo, reconsideró y finalmente admitió públicamente que había comenzado a creer en Dios.

“Mi premisa básica propone que hay una mezcla de Dios y el diablo en cada uno de nosotros. Eso le da forma a nuestro carácter”, afirmó el periodista.

Contra la idea de que los sentidos son la puerta de entrada de los “malos pensamientos” y, por tanto, el inicio del acto pecaminoso, Mailer pensaba que “debemos confiar en la autoridad de los sentidos, porque ellos son el contacto más cercano que podemos tener con el creador”.

Así, el dos veces ganador del Premio Pulitzer reinterpreta a su modo el pensamiento de Santo Tomás de Aquino y Ernest Hemingway en una conclusión tan contundente como polémica: si algo te hace sentir bien, es bueno.

La otra cara de la moneda, expone en las charlas con Michael Lennon, es el culto a la racionalidad y la tecnología. “Casi todo lo que me desagrada del mundo moderno es súper racional: las corporaciones, la idea de que podemos dominar a la naturaleza, las bombas nucleares”.

En medio del caos y falta de sentido que a veces parecen rodear la existencia humana, el fundamentalismo –que ofrece una sola explicación válida del mundo y una serie de reglas a seguir– puede parecer un refugio mental “cómodo”, pero limitante y mediocre, define Mailer.

En vez de entregarse de forma acrítica a la figura de Dios, “creo que es más heroico si reconocemos que debemos sostenernos por nosotros mismos”, en vez de culpar a alguien más por lo que hacemos o dejamos de hacer.

 
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