Usted está aquí: sábado 6 de octubre de 2007 Cultura Cecilia Bartoli documenta la intensa vida de María Malibrán

Recorre en un libro de arte-objeto la trayectoria de la soprano más célebre del siglo XIX

Cecilia Bartoli documenta la intensa vida de María Malibrán

Fue una de las pioneras de la emancipación femenina

Su desempeño artístico fue determinante para el mundo de la ópera

Su colega italiana comparte ese extraordinario material con el mundo

Pablo Espinosa

La belleza es noticia: Cecilia Bartoli, quien es la cantante de ópera más aclamada en el mundo actual, y a quien muchos consideran sucesora de la soprano más querida del siglo XX, que fue María Callas, da a conocer un trabajo extraordinario de musicología, documentación, arte vocal, activismo femenino, en claro homenaje a otra María: La Malibrán, que fue la soprano más intensa, célebre, exitosa y deseada del siglo XIX.

Se trata de un arte-objeto: es un libro hermoso, es un disco de audio, es un dvd, es un catálogo de arte, es un libro de coleccionismo para coleccionistas, es un documental que se lee, se ve, se escucha. Se disfruta entero.

Su título es un guiño: María Cecilia Malibrán, bajo el sello discográfico Decca y acaba de llegar a los estantes de novedades discográficas de México.

El guiño consiste en mezclar los nombres de pila (de alto voltaje, je) de María Malibrán y Cecilia Bartoli. La primera encarnó una leyenda durante los 28 telúricos años que descendió a la Tierra. La segunda es, a sus 41 años, la gran figura de la escena operística mundial, todavía por encima de otra belleza que canta: la ruso-austriaca Anna Netrebko, cuyo poder sensual y vocal compiten sin superar a la mezzo romana, la Bartoli, quien tiene un proyecto claro en mente y corazón, que cumple con creces y de esto es ejemplo apabullante el álbum de lujo que ahora es noticia: María Cecilia Malibrán.

Persona digna, luminosa

¿Quién fue La Malibrán? Su vida fue una novela. Nació en París el 24 de marzo de 1808 y murió a los 28 años en Inglaterra, el 23 de septiembre de 1836, luego de un accidente ecuestre. Juego de espejos: en estos días que el mundo se cimbra con el decenio trágico de la princesa Diana, he aquí más conexiones carnales: ambas, La Malibrán y Lady Di, murieron en un accidente, enamoradas. Embarazadas en secreto.

Los altos valores humanos de María Malibrán rebasan el mero tratamiento anecdótico al que suelen intentar someter los comerciantes, entre ellos los “periodistas” que publican chismes rosas y que reciben el término eufemístico de “prensa del corazón”, cuando en realidad es un vil negocio lo que hacen, para intentar borrar el drama humano, la cosa humana, la condición humana en el sentido balzaciano.

María Malibrán no sólo es una de las más grandes cantantes de ópera de la historia. Es una pionera de la causa de las mujeres, una iniciadora de la emancipación femenina. Un ser libre, digno. Luminoso.

Los mercachifles quieren ver en ella una “bomba sexual”. Pero fue mucho más que eso: ejerció, ciertamente, su sexualidad de una manera portentosa, para envidia de los hipócritas que desean en secreto. Los recatados musicólogos e historiadores de arte no pueden quitar de la lista a cinco celebridades cinco de la historia de la música, cinco compositores gigantes que sucumbieron ante los encantos irresistibles de La Malibrán: el gordo Rossini, el romántico Chopin, el turbulento Mendelssohn, el sublime Donizetti y el tigre sexual Franz Liszt. Ah, por supuesto con Chopin, su esposa, la enorme George Sand.

Morena, sensual, de carácter telúrico y vibrante, apasionada en fuego interno, “embrujaba” a los hombres, dicen los pacatos, cuando en realidad ejercitó una autonomía y empuje vital extraordinario. ¿Quería cantar un papel que nadie más lo hacía?, pues el buenito de Rossini le adaptó nada menos que el papel de su ópera Otelo para que La Malibrán cantara ese rol otrora masculino. ¿Qué la señora quiere un teatro, una góndola? Toda Venecia puso toda el agua bajo sus pies: Teatro María Malibrán. Góndola personal para que la aclamen las palomas blancas, los remeros de camiseta musculosa y de rayitas, las damas y los caballeros empotrados en el mismísimo Puente de los Suspiros.

Notable registro canoro

Todo esto lo logró La Malibrán con su trabajo. Poseía uno de esos registros canoros que ocurren pocas veces en la historia: tres octavas, tres. Soprano sfogata, es el término técnico que la describe: desde la contralto más profunda hasta la soprano más ligera, con un dominio brutal de la coloratura, que consiste en emitir notas rápidas en las alturas sin sofoco ni respiro ni soponcio. Por igual profundidad dramática, creatividad artística, que circo, maroma y solfa, acrobacias canoras. Furor en las butacas. La Malibrán poseía un embrujo personal y una técnica asombrosa: su padre la educó en la música con tal disciplina tiránica, que de niña aprendió a cantar llorando sin afectar la voz, efecto que usó en toda su carrera ante el delirio de los operópatas.

Cecilia Bartoli también posee belleza, sensualidad, registro canoro amplísimo, capacidad genial de coloratura, pasión por la vida. Por eso hizo este homenaje, que comparte ahora con el mundo.

¡Salve, María Malibrán! ¡Dios te guarde, Cecilia, que portas con garbo el nombre de la Patrona de los músicos!

 
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