Usted está aquí: jueves 4 de octubre de 2007 Política Astillero

Astillero

Julio Hernández López
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Cofetel golpeadora

Silencia dos radios comunitarias

Rigor contra medios alternativos

Comisionados sin legitimidad

No es un asunto que vaya a ganar cadena nacional de canales televisivos ni uso de suéteres rosa para hablar en defensa de la libertad de expresión, pero resulta que esta semana la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel) mostró una desconocida celeridad en el cumplimiento detallado de las leyes en la materia y, en operativos casi policiales, silenció las transmisiones de dos estaciones radiofónicas alternativas en Puebla.

El primer golpe sucedió el pasado lunes, cuando ocho inspectores de la Cofetel se presentaron en un local del centro histórico de la capital poblana para tratar de decomisar consola, micrófonos y demás equipo con que Radio AMLO había comenzado a difundir su señal de prueba por frecuencia modulada, en el 99.9 del cuadrante local. Ante la resistencia pacífica de quienes en ese momento operaban la estación, los funcionarios federales sólo inutilizaron provisionalmente el equipo de transmisión y emplazaron a los radiodifusores alternativos a hacer nuevos trámites en la Cofetel y la Secretaría de Comunicaciones y Transportes para decidir si se mantiene el permiso para operar esa radio comunitaria. Gerardo Oviedo, director de Radio AMLO Puebla, dijo a La Jornada de Oriente que la Cofetel no envió “los citatorios establecidos por la ley, anteriores a cualquier incautación o aseguramiento” y sí, en cambio, a los ocho agentes inspectores que se portaron con prepotencia.

Radio AMLO Puebla es un proyecto derivado de www.radioamlo.org que es uno de los ejemplos más importantes en México del uso de Internet para difundir información y comentarios que desdeñan e incluso censuran casi todos los medios de comunicación tradicional. Nacida al calor de la elección presidencial de 2006, esa difusora ha cumplido un papel fundamental en la cobertura de movimientos sociales y en el otorgamiento de voz a quienes de otra manera están condenados a un silencio institucionalizado. Con la experiencia ganada en Internet, Radio AMLO hizo una colecta para comprar el equipo básico que le permitiera establecer una radio comunitaria por frecuencia modulada en Puebla, ante lo cual solicitó el permiso correspondiente y había iniciado el usual periodo de pruebas (es importante dejar claro que la vía cibernética de www.radioamlo.org continúa activa; el golpe del gobierno federal sólo se refiere a la opción poblana de radio comunitaria, pero el Internet sigue siendo libre y soberano).

Al siguiente día, los inspectores de Cofetel llegaron al poblado de Xaltepec, municipio de Palmar del Bravo, estado de Puebla, a bordo de una camioneta sin identificación oficial, y “sin dejar copia del oficio de inspección ni del acta administrativa correspondiente, procedieron a llevarse todo el equipo de cabina y de transmisión, así como todo el acervo discográfico de Radio Xalli, estación de radio comunitaria”. El decomiso se realizó “de manera apresurada”, pues por altavoces se comenzó a informar a los pobladores de lo que estaba sucediendo, y los inspectores, “temerosos de la mucha gente que se estaba juntando, sin más desaparecieron con el equipo, sin dejar ninguna notificación”. En Radio Bemba (www.radiobemba.org), que desde Hermosillo, Sonora, ha sido pionera y también ejemplo de ruptura de cercos informativos, está disponible una entrevista con Hilario Cruz, director de Radio Xalli. En el mismo portal norteño se protesta por la falta de “condiciones para la legal constitución de las radios” y por el intento de “criminalizar ante una falta administrativa, con la intención de opacar la labor social que desarrollan e impedir su reconocimiento legal” a quienes se acogen a la figura de las radios comunitarias “para favorecer el desarrollo de comunidades vulnerables”.

El golpe técnico-policiaco de la Cofetel se produce a cinco semanas de que en Puebla se elijan presidentes municipales y diputados locales. Gozando de grandes afectos en el gobierno calderonista, no resulta extraño que el ente regulador de las telecomunicaciones ayude al Héroe de las Botellas de Coñac a acallar voces críticas y disidentes en radios alternativas (del aparato tradicional de prensa el góber precioso se ha encargado de manera ortodoxa: monedas constantes y sonantes a los “amigos”, y despidos y represión a los “rejegos”). Mario Marín pretende consolidar su patológica permanencia en el poder mediante cifras electorales adulteradas que servirían para “demostrar” que la gente está con él.

El episodio poblano también sirve para recordar el carácter ilegítimo con que funciona la mencionada Cofetel, cuyos comisionados y presidente provienen de actos de poder ejecutados cuando los políticos en contienda electoral habían entregado todo cuanto podían a las televisoras voraces que creían haber cerrado el negocio de su vida con la llamada ley Televisa y una Cofetel que el abdicante Vicente Fox puso a su servicio. En un ejemplo claro de conflicto de intereses, el presidente actual de la Cofetel es Héctor Guillermo Osuna Jaime, un arquitecto panista que fue presidente municipal de Tijuana, diputado local y luego senador por Baja California, encargo éste en el que presidió la Comisión de Comunicaciones y Transportes del Senado, y en cuyo carácter fue un sirviente obsequioso de los intereses de Televisa y Televisión Azteca para impulsar modificaciones a la ley de radio y televisión, a tal grado que, en agradecimiento laboral, ese duopolio consiguió que Fox lo propusiera como presidente de la Cofetel y que la Comisión Permanente del Congreso de la Unión así lo confirmara. La misma fuerza correctiva que los legisladores federales han puesto respecto a normatividad constitucional en materia de medios electrónicos de comunicación debe aplicarse a la Cofetel y sus actuales comisionados y presidente que, omisos y cómplices ante las violaciones e irregularidades de las grandes empresas, prefieren aparentar fuerza y rigor ante radios comunitarias, alternativas, no comerciales, incómodas, pues, a los grandes poderes comerciales y políticos. ¡Hasta mañana, con el Papa en cartelera electoral!

 
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