Usted está aquí: jueves 27 de septiembre de 2007 Política Busca Comité 68 que militar desertor testifique sobre asesinatos de civiles

Pide a Canadá que permita a Zacarías Osorio venir a México con protección diplomática

Busca Comité 68 que militar desertor testifique sobre asesinatos de civiles

Hace casi dos décadas denunció que mató a decenas de presos por órdenes superiores

Alfredo Méndez

Zacarías Osorio Cruz, soldado desertor del Ejército Mexicano quien en 1988 reveló que durante los años 70 y 80 asesinó a decenas de presos siguiendo órdenes superiores, actualmente se encuentra refugiado en Canadá por haberse declarado “perseguido político”.

Según Félix Hernández Gamundi, del Comité 68, su testimonio será crucial para demostrar ante tribunales mexicanos que hubo guerra sucia en esos años y que cientos de personas fueron desaparecidas y asesinadas.

Hace casi dos décadas, el militar habló a la prensa para denunciar que entre 1978 (cuando ingresó al Ejército) y 1983 (en que desertó) realizó entre 15 y 20 “misiones especiales”, en las que mató al menos a 60 civiles.

Dicho testimonio se puede consultar en los acervos del periódico El Zenzontle, donde el reportero Alberto G. López Limón escribió el testimonio del soldado desertor.

Zacarías formaba parte del primer batallón de la brigada de fusileros paracaidistas, acuartelado en el Campo Militar Número 1, y era asistente personal del teniente coronel Eduardo Bonifaz Sánchez, subjefe del estado mayor de la brigada.

Supuestamente, el militar desertó ante el “hartazgo” que le ocasionó ser el brazo ejecutor de los altos mandos castrenses, entre ellos los generales Félix Galván López y Juan Arévalo Gardoqui, ex titulares de la Secretaría de la Defensa Nacional, quienes le ordenaban asesinar a civiles que siempre tenían la cabeza cubierta con capuchas.

La misión del ex militar consistía en recibir en el campo de tiro de San Miguel de los Jagüeyes (centro de entrenamiento castrense donde el Ejército practica con morteros, ametralladoras y rifles) un camión con presos que entraban directamente a la zona del patíbulo. Allí, Zacarías, con el auxilio de un cabo u otro soldado raso, bajaba a los detenidos –siempre cubiertos del rostro–, los formaba y ejecutaba uno a uno.

“Los cuerpos estaban prácticamente despedazados, porque el calibre de las armas que usamos era 7.62 milímetros y los magazines cargaban 20 rondas”, dijo a la prensa Osorio Cruz.

Sus revelaciones provocaron que en 1988 se iniciara una persecución militar y política en su contra, lo que lo obligó a pedir asilo político al gobierno canadiense. Al parecer, radica en la ciudad de Toronto.

Ante lo contundente del testimonio, integrantes del Comité 68 acudieron ayer a la embajada de Canadá, donde entregaron una carta para pedir la colaboración del gobierno de ese país a fin de que se permita al militar desertor acudir a México, con protección diplomática, para que sea interrogado por algún fiscal de la Procuraduría General de la República (PGR).

Otra opción que se planteó, según dijo ayer Hernández Gamundi a La Jornada, es que algún fiscal mexicano lo interrogue en Canadá.

 
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