Usted está aquí: domingo 23 de septiembre de 2007 Cultura Monterrey: ¿el Davos de las ideas?

Abraham Nuncio

Monterrey: ¿el Davos de las ideas?

Ampliar la imagen Dos religiosas escuchan la participación del obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz, durante el encuentro interreligioso que se desarrolla como parte del Fórum Universal de las Culturas, en Monterrey Dos religiosas escuchan la participación del obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz, durante el encuentro interreligioso que se desarrolla como parte del Fórum Universal de las Culturas, en Monterrey Foto: Marco Peláez

De la gaveta de los cartones inéditos saco uno titulado Doña Blanca. En el centro aparece la figura de una mujer con los rasgos de la Reina de Corazones, pero en lugar de la cabeza que le diseñaron los dibujantes de Walt Disney para el film Alicia en el país de las maravillas aparece la imagen del póster oficial de otra película: Tiburón. En uno de los ojos del escualo se descubre un mundo estilizado a partir de sus meridianos con una esfera en el centro y en el otro unos trazos de diversos colores: amarillo, verde, azul y rojo. A la altura del seno izquierdo, en el vestido de la mujer aparecen bordadas unas siglas: CIRT (Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión). Otras siglas y nombres se leen en la parte de la falda: Concamin, Concanaco, Coparmex, AMIS, CMHN, Consejo Nacional Agropecuario, Asociación de Bancos de México, Cámara de Comercio, Servicios y Turismo, Canacintra México, AMIB, Comce, ANTAD.

Numerosos pilares refulgentes rodean a la mujer cuya ferocidad e iracundia derrocha toda ella. En el remate de cada pilar luce el nombre de un intelectual mexicano. Se alcanzan a ver los nombres de Ciro Gómez Leyva, Héctor Aguilar Camín, Jesús Reyes Heroles, Carlos Tello Díaz, Enrique Krauze. Estos aupados nombres vinculados a la cultura nacional aparecen, de manera coincidente, en una larga lista elaborada por la CIRT con una recomendación a sus miembros: darles espacio en sus medios. (Es de suponer que al lado de la darling list está la black list con la recomendación opuesta).

La figura, nombre y declaraciones de Krauze, un intelectual reconocido por su obra, han sido difundidos con frecuencia en el ámbito regiomontano. Él es el coordinador de la serie denominada Diálogos, un encuentro de opiniones programado para el Fórum Universal de las Culturas. Los Diálogos cuentan con el auspicio de la revista Letras Libres, dirigida por él, y la revista Foreign Affairs, identificada con el stablishment económico de Estados Unidos.

Durante su estancia en Monterrey para recibir el grado de doctor honoris causa, que le fue otorgado por la Universidad Autónoma de Nuevo León, Krauze declaró que su revista se propone transformar a Monterrey en un Davos de las ideas. Me parece difícil que a otro intelectual diferente de Krauze se le hubiera podido ocurrir tan singular idea. Es un intelectual bilingüe, que lo mismo habla con familiaridad y holgura con los hombres representativos de las grandes empresas regiomontanas, que con los intelectuales más reconocidos –sobre todo aquellos identificados con el pensamiento liberal-conservador– en el plano internacional. Quizá por lo primero, el nombre de Davos, la ciudad suiza donde los inversionistas de mayor peso y muchos de los líderes políticos del mundo se reúnen año con año para asociarse y hacer alianzas en el contexto del neoliberalismo en curso, le pareció a Krauze el gran ejemplo a seguir. Y opuesto, en todo caso, a lo que significa el nombre de Porto Alegre. El Foro Económico de Davos y el Foro Social de Porto Alegre representan a sectores encontrados: el primero, a los grupos capitalistas políticamente situados en la derecha y su periferia, y el segundo a los grupos situados en la izquierda y sus alrededores.

En alguna ocasión, invitado por una universidad privada a dictar una conferencia a la que asistían varios de los dueños más visibles de los consorcios de Monterrey, Krauze decía a los allí reunidos que en esta ciudad se sentía en mayoría, pues en la capital del país estaba en minoría. Nada criticable para cualquier ciudadano que se mide con su entorno político y social. Otros, en Monterrey, podrían decir lo mismo, aunque al revés: aquí son minoría. Una minoría a la que el Estado, las instituciones y los medios de comunicación vuelven tan prescindible como invisible. Lo que no ocurre, por cierto, con los intelectuales de cualquier signo ideológico en la capital de la República.

Ejemplo de esa prescindencia e invisibilidad de que son objeto no sólo los intelectuales de izquierda, sino en general los intelectuales de Nuevo León –salvo los pocos que se hallan vinculados a les grandes familles– es el Fórum Universal de las Culturas. Su consejo de administración está integrado por personajes ligados a tales familias y es presidido por un banquero. Ni siquiera en ese grupo de notables tiene un asiento el presidente del Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León (Conarte). Se le menciona para efectos de prensa, pero no participó en los preparativos, tareas y decisiones del consejo del Fórum.

El gobernador José Natividad González Parás invitó recientemente a varios intelectuales a participar en las discusiones del Fórum. Declinaron la invitación señalando que desde hace tres años han venido solicitando información sobre la organización y finanzas del Fórum, pidiendo que éste fuese plural, incluyente y diverso para ser congruente con su temática, y aportando ideas para su realización. Nunca, en ningún sentido, fueron escuchados. La Asamblea de Intelectuales y Artistas es la única organización de este tipo que existe en Nuevo León. Sus opiniones en torno al Fórum fueron ignoradas.

Krauze supone que los debates coordinados por él “beneficiarán a la ciudad porque su realización va a contribuir al apuntalamiento de una brillante tradición mexicana y regiomontana, que por desgracia es a veces soslayada e ignorada: la tradición de la crítica y la discusión cosmopolitas”. No sé qué tanto Krauze se halle al tanto de lo que ocurre en la trama intelectual de la región pero, en todo caso, la crítica y la discusión, ya no digamos cosmopolitas, sino lugareñas, no son bien vistas. Que los Diálogos puedan apuntalar su plataforma está por verse. Otra cosa es que no constituyan un ejercicio permanente entre aquellos que carecen de esos espacios recomendados para sus elegidos por la CIRT.

En todo el país urge disponer de medios públicos. El gobierno de Nuevo León cuenta con una radioemisora y una televisora. Si en verdad se busca la participación en el debate de las ideas y, además, se quiere que éste sea democrático, la creación de medios públicos es indispensable. Podría empezarse por el Canal 28 de televisión y Radio Nuevo León. Ya se verá, como resultado del debate, si Monterrey se convierte en un Davos o en un Porto Alegre, o en otra cosa.

El Fórum Universal de las Culturas dejará, en lo fundamental, obras públicas de las que disfrutará la mayoría. Por primera vez en largas décadas, los habitantes de la zona metropolitana de Monterrey tendrán un lindo paseo surcado por un canal que recupera el antiguo arroyo alimentado por los Ojos de Agua de Santa Lucía, lugar donde el capitán Alberto del Canto fundó la ciudad –en su primera versión– hace 430 años. Lo disfrutarán como los contemporáneos disfrutamos el Paseo de la Reforma en la ciudad de México. Quizá el Fórum fue pensado así: envolver con una serie de actos culturales el levantamiento de ciertas obras públicas. Pero la cultura en Monterrey, y en el resto del estado, requiere –así las llamó el presidente del Conarte– de estructuras culturales de carácter permanente que no sirvan de pretexto para el lucro político o económico de unos cuantos.

 
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