Usted está aquí: domingo 9 de septiembre de 2007 Política Lejano aún, tener una cédula de identificación nacional

Reconoce Gobernación que el IFE cubre esa tarea que excede sus funciones

Lejano aún, tener una cédula de identificación nacional

Fabiola Martínez

El gobierno federal no cuenta con un proyecto para integrar el “documento nacional de identidad” que podría servir lo mismo para un trámite administrativo que para votar.

En el proyecto de reforma del Estado, los principales partidos incluyeron objetivos al respecto, pero esa tarea llevaría más de un sexenio, de acuerdo con el titular del Registro Nacional de Población e Identificación Personal (Renapo), Carlos Raúl Anaya Moreno.

El Partido Revolucionario Institucional propone que el Instituto de Nacional de Geografía e Informática (INEGI) desarrolle esa labor, aunque en opinión del titular del Renapo ello no sería conveniente, pues los datos del instituto perderían su valor estadístico. El Partido de la Revolución Democrática propuso la creación de un instituto nacional de identidad, mientras que Acción Nacional, sin ser específico, mencionó la importancia de acreditar el derecho de identidad para toda la población.

El Renapo, dependencia de la Secretaría de Gobernación (SG), ha validado hasta ahora casi 70 millones de claves únicas del registro de población (CURP) vigentes, de un total de 130 millones integradas en el sexenio zedillista.

Es decir, en aquel momento se tomaron bases de datos –presumiblemente del Instituto Mexicano del Seguro Social– que ahora se examinan ante la posibilidad de que contengan errores, admitió el funcionario.

La credencial de elector ha fungido, desde hace 17 años, como documento de identidad nacional (mismo que obliga la Constitución al Estado mexicano), pero dista de cumplir los parámetros necesarios, en particular validez y certeza jurídica.

La credencial para votar –que emite el Instituto Federal Electoral (IFE)–, explicó Anaya, surge de un artículo transitorio (en tanto no hubiera cédula de identidad) con una duración de dos años, pero ya lleva 17, de ahí que aunque es necesario generar una cédula de identidad, no existe, al momento, un cronograma ni recursos asignados para tal propósito.

“Por un (artículo constitucional) transitorio, el IFE está identificando personas, es decir, está haciendo más allá de lo que tiene propiamente en su función… Entonces, una vez que exista cédula de identidad, el IFE ya no tendría esa carga”, dijo.

Más de la mitad del presupuesto actual del IFE se emplea en la elaboración de las credenciales, lo cual hace que la democracia mexicana aparezca como muy costosa porque está haciendo funciones más allá del proceso electoral.

“La credencial de elector está haciendo las veces de cédula de identidad por la sencilla razón que no hay de otra. El riesgo es que, ante ello, algunas empresas privadas se extralimiten y pidan para otorgar créditos, incluso, huellas digitales a la población”, comentó.

Desde 1999 la SG no recibe información del padrón electoral “derivada de una interpretación de la ley llevada al extremo”; pero actualmente existe una coordinación con el Registro Federal de Electores ante el plan de incorporar en la credencial para votar otros datos personales, como la CURP.

 
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