Usted está aquí: martes 28 de agosto de 2007 Cultura En pintura, los planes no sirven; “el fracaso es la única constante”

Gabriel Ramírez presenta en la galería Pecanins Telas y papeles 2007

En pintura, los planes no sirven; “el fracaso es la única constante”

Lo único real es lo que ocurre frente al lienzo, asegura el pintor yucateco

merry macmasters

En un viaje a la capital del país para su más reciente exposición en la galería Pecanins, el pintor yucateco Gabriel Ramírez (Mérida, 1938) dice que cerrará un ciclo, en el cual hay un círculo del que ha tratado de salir con una serie de muestras donde intenta “lo geométrico, sin perder el colorido, pero quedo agradablemente atrapado en un sentido original que tuve cuando empecé a pintar: la gran influencia del grupo Cobra, de Corneille, Karl Appel y también de Miró.

“Hay una serie de elementos que se repiten y me da la impresión de que he estado en un laberinto desde que empecé a pintar y que nunca pude encontrar la salida.”

La exposición Ramírez: telas y papeles 2007, que se exhibe hasta el 30 de agosto en Durango 186, colonia Roma, incluye el cuadro Pájaro Ka, que el artista tituló así porque surgió una figura parecida a una de Appel.

Ramírez acota: “Cuando trabajas no tienes mucha conciencia de lo que estás haciendo. Es imposible que te veas, simplemente tienes que soltar lo que tienes adentro y es lo que haces, sin observarte, pensando siempre que lo único que existe es lo que ocurre entre empezar un trabajo y terminarlo.

“Si eres pintor tienes un espacio en blanco. El problema es el comienzo y, finalmente, claro, es cuando tú crees que terminas tu trabajo. Pero entre el principio y el final ocurre todo que es para mí el gran placer de la pintura, porque para mí la pintura es simplemente placeres.

“Puedes acostarte con una idea para desarrollarla al día siguiente, pero al día siguiente no va a ocurrir. Nada ocurre como tú quieres. Ese es el único milagro de la pintura…”

–¿Eso es frustrante?

–Sí es frustrante, pero al mismo tiempo tienes que adaptarte a ese esquema del fracaso, de que intentas algo, pero sabes que el fracaso es constante, está presente... no es nunca lo que quieres. Sé que en muchos trabajos míos llego a algo, pero no hay un solo trabajo que me satisfaga por completo. En muchas de mis obras hay cantidad de cosas que son lo que quiero, pero jamás se conjuntan todos los elementos deseables.

“Esto es una entelequia, es algo que existe, va todo el tiempo, pero jamás vas a conseguirlo. Es la única fuerza que tiene un individuo que se dedica a esto, que nunca vas a llegar, simplemente no vas a llegar”.

Pulsión artística

–¿Eso mismo impulsa a seguir adelante?

–Claro, es un resorte que se te va y lo quieres atrapar. Hay una idea, no de la perfección, eso no puede existir en esos términos, sino de una satisfacción. En mi caso, muy sensual respecto de la pintura, del color, de cómo (dar vida) a un amarillo, un rojo y un verde. En fin, cosas muy difíciles de explicar en este momento, porque tiene que ser inmediato. La pintura que hago es inmediata.

“Es un gesto, un trazo rápido, feliz. Tienen que conjugarse muchos factores para que se llegue a algo en la primera sesión, que es esencial. La segunda es para afinar uno que otro detalle, porque es imposible dejarlo y retomarlo el día siguiente. Es un trabajo de tres o cuatro horas y tiene que ser rapidísimo. Casi es una caligrafía, una cosa nerviosa, urgente y, obviamente, no hay los resultados esperados casi nunca”.

 
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