Usted está aquí: martes 14 de agosto de 2007 Política El gobierno federal revisará la política del agro para producir biocombustibles

Considera en programa sectorial que en 2050 cubrirán 25% de energía requerida

El gobierno federal revisará la política del agro para producir biocombustibles

MATILDE PEREZ U.

Ante el auge de los biocombustibles en el ámbito mundial, el gobierno federal revisará la política agropecuaria para promover la producción de bioenergéticos, sin descuidar las condiciones que garanticen el abasto alimentario y el cuidado de bosques y selvas, pues estima que los agrocombustibles cubrirán 25 por ciento de la energía requerida a escala global en el año 2050.

En el borrador del programa sectorial de desarrollo agropecuario y pesquero de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) se apunta que el auge mundial de los bioenergéticos -particularmente el etanol, producido con caña de azúcar y maíz- actúa como factor de cambio en las tendencias de desarrollo del sector agroalimentario y está repercutiendo en los precios del maíz y de aceites comestibles.

En Estados Unidos -de donde México compra el mayor volumen de maíz amarillo para cubrir la demanda interna- se estima que en el próximo lustro aumentará 30 por ciento la producción del grano para destinarlo a etanol, o disminuirán las exportaciones de éste. Ante esa situación, nuestro país tiene que revisar su política agropecuaria, desarrollar nuevas tecnologías y estar atento al mercado, en el cual prevalece la duda sobre la conveniencia de otorgar subsidios, los cuales benefician más a los agricultores que al medio ambiente.

Considera que la mejor solución sería reducir los aranceles a las importaciones provenientes de países en desarrollo, como Brasil, donde la producción de biocombustibles es barata y más eficiente; sin embargo, no profundiza en torno de las acciones internas a realizar para la producción de agrocombustibles.

Respecto de la eliminación total de impuestos a partir del próximo, año en el contexto del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), afirma que esa etapa ha provocado un debate intenso, pero descarta que en el corto plazo haya una disminución sustancial en los precios domésticos. Para el maíz establece que deberá incrementarse la productividad y la oferta deberá estar orientada a atender las necesidades regionales y de la industria, y para el frijol -del que se importa ocho por ciento de la demanda- indica que son cinco los retos a superar: alta fragmentación de la tierra, baja productividad, altos costos por cosecha y de transporte, reducido valor agregado y desvinculación entre las variedades producidas y la demanda en el mercado.

Descarta que la desgravación para la importación de leche provoque efectos negativos en los precios del alimento en el mercado nacional, ya que "los costos internacionales del lácteo en polvo prácticamente se han duplicado en el último año", y sostiene que no habrá grandes cambios en los patrones de comercio para ese producto en Estados Unidos y México.

"La situación actual de los precios internacionales de la leche abren una oportunidad para consolidar y aumentar la producción y el procesamiento de la leche en el país", destaca el documento.

Para el caso del azúcar, expresa que será "una gran oportunidad para aumentar las exportaciones, ya que México será el único país del mundo que contará con acceso libre de arancel y sin cupo al mercado estadunidense".

En el documento, al que presuntamente se incorporaron observaciones y comentarios de organizaciones de productores, legisladores e investigadores, cuya versión final deberá ser presentada antes del primer Informe de gobierno, se asienta que con la biotecnología "se busca hacer uso inteligente, respetuoso y sustentable de la biodiversidad, mediante el desarrollo de tecnologías eficaces, limpias y competitivas", y por ello el desarrollo de los organismos genéticamente modificados se respaldará siguiendo tres principios: desarrollar nuevas variedades que permitan incrementar la producción y calidad de los productos agrícolas; elaborar un marco jurídico para promover el comercio, pero garantizando la sustentabilidad con criterios científicos, y proteger la salud humana y variabilidad genética del país.

Dividido en tres grandes apartados, diagnóstico, planeación y estrategias, el escrito menciona que aunque la producción agropecuaria en el periodo 2000-2006 superó en 16.6 por ciento la alcanzada en los seis años anteriores y las exportaciones agroalimentarias son de 14 mil millones de dólares, tres veces más que en 1994, no se ha superado la pobreza en el sector rural; avanza aceleradamente el agotamiento y deterioro de los suelos y agua; el potencial productivo cayó en 1.9 millones de hectáreas, y 21 millones de las 30.2 millones de hectáreas de la frontera agrícola presentan algún nivel de degradación.

Para tratar de revertir la situación, establece diversos objetivos, entre ellos incrementar el ingreso de las familias rurales 17 por ciento, para que obtengan 82 mil 487 pesos anuales mediante la diversificación de la actividades agropecuarias y aumentando la presencia en los mercados globales; reducir el índice de pobreza 28 por ciento; eliminar duplicidades y contradicciones entre las instituciones que concurren en el sector rural mediante una reingeniería institucional; revertir el deterioro de los ecosistemas terrestres y marítimos; promover la cooperación internacional y, sobre todo, revalorar la imagen de las actividades agropecuarias y pesqueras ante la sociedad.

 
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