Usted está aquí: jueves 17 de mayo de 2007 Mundo Una "democracia irreprochable" en Francia, ofrece Nicolas Sarkozy

Toma posesión como presidente y subraya la urgencia de "sacar a Europa de la parálisis"

Una "democracia irreprochable" en Francia, ofrece Nicolas Sarkozy

En su primer viaje como gobernante llega a Alemania, donde lo recibe la canciller Merkel

AFP, DPA, REUTERS

Ampliar la imagen Tras asumir el cargo como presidente de Francia, Nicolas Sarkozy besó a su esposa, Cecilia, ayer en el palacio del Elíseo Tras asumir el cargo como presidente de Francia, Nicolas Sarkozy besó a su esposa, Cecilia, ayer en el palacio del Elíseo Foto: Reuters

París, 16 de mayo. El conservador Nicolas Sarkozy se convirtió hoy en el nuevo presidente de Francia en sustitución de Jacques Chirac, en el poder desde 1995, y prometió gobernar en favor de la "unidad" de una "democracia irreprochable", al tiempo que subrayó que es "urgente sacar a Europa de la parálisis".

En una ceremonia festiva, el presidente del Consejo Constitucional, Jean-Louis Debré, invistió Sarkozy como el presidente número 23 del país y el sexto jefe de Estado de la V República, creada en 1958, y le entregó la banda presidencial. Veintiún salvas de cañón desde la iglesia de Los Inválidos anunciaron a los franceses del comienzo de la nueva presidencia.

Sarkozy, de 52 años, reiteró que su país "sólo será fuerte si permanece unido" y garantizó que su victoria es el triunfo de la Francia que desea "romper con los comportamientos del pasado".

"Quiero dejar clara mi convicción de que cuando se sirve a Francia no hay bandos, sino la buena voluntad de todos aquellos que aman a su país", aseguró el presidente.

Poco antes Sarkozy fue recibido en el palacio del Elíseo, residencia de los jefes de Estado franceses, por Chirac, de 74 años, quien puso fin el miércoles a una carrera política de más de 40 años.

Antes de convertirse en un ciudadano más, Chirac transmitió a su sucesor algunos secretos, como por ejemplo el código que autoriza el disparo del arma nuclear.

El nuevo presidente estuvo acompañado por su segunda esposa, Cecilia, de origen español, que lucía un elegante vestido color marfil, y el hijo de la pareja, Louis. Además, estuvieron presentes los dos hijos del anterior matrimonio del nuevo presidente, Pierre y Jean, y las dos hijas de la primera unión de su esposa.

Después de escuchar Asturias, del músico español Isaac Albéniz, bisabuelo de la primera dama, Sarkozy comenzó su discurso al elogiar a sus predecesores, de Charles de Gaulle a Chirac.

El nuevo presidente dijo que no tiene derecho "a decepcionar a los franceses", y aseguró sentir la obligación de "cumplir sus promesas" y "obtener resultados".

"Defenderé la independencia y la identidad de Francia. Me esforzaré en construir una república fundada en derechos reales y una democracia irreprochable", garantizó Sarkozy, quien prometió "una Europa que protege" y una unión de Mediterráneo.

Su primer gesto, luego de su discurso, fue saludar a miembros de su familia, incluyendo a su esposa, a quien le dio beso. Las apariciones públicas de la esposa del nuevo jefe de Estado este año han sido escasas, atizando especulaciones sobre una crisis en el matrimonio.

Luego de un almuerzo privado, Sarkozy se trasladó en caravana por la avenida de los Campos Elíseos, escoltado por la Guardia Republicana montada, para colocar un tributo floral en la tumba del soldado desconocido, bajo el Arco del Triunfo.

Sarkozy estrechó las manos de quienes fueron a darle la bienvenida y dejó coronas en las estatuas de los líderes franceses de la primera y segunda guerras mundiales, Georges Clemenceau y el general Charles de Gaulle.

Antes de tomar un avión hacia Berlín para entrevistarse con la canciller federal alemana, Angela Merkel, Sarkozy quiso que la ceremonia culminara en el parisino Bois de Boulogne. Allí, rindió homenaje a 35 jóvenes combatientes de la resistencia que murieron en agosto de 1944 a manos de los soldados de la ocupación nazi.

Tras leer los nombres de los fallecidos, una niña leyó la carta que otro combatiente, Guy Môquet, leyó a sus padres en 1941.

Emocionado, Sarkozy declaró que su "primera decisión como presidente" es que esta carta se lea en todos los colegios al comenzar el año académico.

Por la tarde y para demostrar que "Francia ha regresado a Europa", como declaró la noche de su victoria, Sarkozy viajó a la capital alemana. A su llegada, besó en las mejillas a Merkel y puso su mano sobre su espalda, en un gesto distendido que demostró la amistad ya existente entre los dos líderes conservadores.

"Señor presidente, querido Nicolas, para mí supone una alegría particular que esta reunión pueda celebrarse en el primer día de tu presidencia", dijo Merkel.

"Vine en calidad de europeo y amigo, con la clara conciencia de que hacen falta resultados", señaló Sarkozy, antes de expresar su estima y amistad a la canciller federal: "querida Angela, tengo gran confianza en ti".

Una vez en la cancillería federal alemana, el presidente retomó el mismo tema. "La política de Francia no estará marcada por el inmovilismo", añadió, "ya sea en la política interior, la europea o la política internacional".

El presidente francés citó dos cuestiones que le parecen prioritarias: "sacar a Europa de su parálisis actual" y solucionar el dossier del gigante europeo de la aeronáutica EADS, que ha provocado fricciones entre París y Berlín.

EADS, en plena crisis, tiene como mayores accionistas a Francia y Alemania, y recientemente se vio sacudido por los retrasos en la producción del avión A 380, o la criticada indemnización del ex presidente Noel Forgeard, quien recibió 8.5 millones de euros tras su destitución en julio.

"Es urgente actuar" respecto de ambas cuestiones, explicó Sarkozy, en un momento en que la capacidad de acción de Francia sufre aún del no de los franceses al tratado constitucional europeo en mayo de 2005.

Merkel recordó que el objetivo marcado en Berlín el pasado 27 de marzo es obtener la entrada en vigor de un nuevo tratado continental antes de las elecciones europeas de 2009.

"Parto del principio y estoy segura de que vamos a poder cooperar muy estrechamente" sobre el tema, añadió Merkel, mientras Sarkozy recordó: "para Francia, la amistad franco-alemana es sagrada y nada podría ponerla en duda".

Por la noche, el mandatario francés regresó a París y con ello concluyó lo que fue su primera visita al extranjero como jefe de Estado.

 
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