Usted está aquí: lunes 7 de mayo de 2007 Deportes Sigue la feria de las albóndigas en la México

Sigue la feria de las albóndigas en la México

LUMBRERA CHICO

Hace algún tiempo, en este lugar, se habló de los deficientes ejemplares de la ganadería Los Encinos, hierro que figuró entre los peores de la temporada anterior en la monumental Plaza México. Ocurre que luego de fracasar en el coso dizque más importante del país, la divisa mandó un lote a Mérida para una de las populares corridas de rejoneadores que tanto gustan en aquella entidad. Sin embargo, el juez de la plaza rechazó a los animales por falta de edad y trapío.

Eduardo Martínez Urquidi, propietario de la dehesa de marras, montó en santa cólera. Llamó a la prensa y dijo que a esos bicharrajos reprobados allá en Yucatán los iba a lidiar a puerta cerrada en la México, en presencia de expertos, para que se viera la calidad y presencia de los cuadrúpedos. Con ese gesto de aparente hidalguía, el dueño de Los Encinos quiso reverdecer los laureles que otros cornúpetas de su encaste conquistaron el 3 de diciembre de 2000, cuando uno de ellos, por bravo, fijo y noble, recibió el indulto en el embudo de Mixcoac.

Sin embargo, después de lanzar tan gallardo reto, el ganadero se refugió al abrigo del silencio para desaparecer de la escena pública. Los entendidos se preguntaban: ¿cuándo será la prometida exhibición? Pero no había respuesta. Hasta que días atrás, los señores de la Confederación Deportiva Mexicana (Codeme), que bajo el eufemismo de ''renovadores'' tienen en sus manos la Plaza México esperando que de las arcas del erario les caiga algún subsidio para seguir destruyendo la fiesta brava, anunciaron los toros de Los Encinos para el festejo de ayer.

Quiere todo esto decir que Martínez Urquidi en realidad se engañó a sí mismo, que los bovinos sí estaban impresentables para un público tan serio como el de la capital de Yucatán y que su supuesto desafío no era sino una vulgar pataleta. En los hechos, aprovechó los dos meses y pico transcurridos desde entonces para engordar a las reses mediante una dieta chapucera de oleaginosas y esteroides. ¿Qué logró con ello? Lo que sólo un puñado de impenitentes presenció durante el tercer festejo de la ex Feria Torista, convertida en su edición 2007 en un verdadero desfile de albóndigas con patas.

En Barcelona, mientras tanto, donde en pocas semanas reaparecerá el maestrísimo José Tomás, el público abucheó enardecido al torero gitano Morante de la Puebla, por su abulia -esa enfermedad de las figuras que se expande como epidemia-, pero sacó en hombros a Enrique Ponce y a David Fandila, El Fandi, luego de que ambos cortaran cuatro orejas, a razón de una por cada uno de sus toros.

Y el que está en México preparándose para conquistar los triunfos que todavía no se le han dado en nuestro país es el imponente matador francés Sebastián Castella. En el portal burladerodos.com hay una espléndida colección de fotos que lo recrea tentando en la ganadería de Xajay, cuyo propietario, el arquitecto Javier Sordo Madaleno, se recobra de una intoxicación que sufrió recientemente durante un banquete, en tanto el aficionado práctico Hernán González se repone de una cornada grande.

 
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