Usted está aquí: sábado 10 de febrero de 2007 Política "Aprender a negociar", la mejor salida para México y Venezuela

Hay que equilibrar intereses y principios: Puente Leyva

"Aprender a negociar", la mejor salida para México y Venezuela

ANDREA BECERRIL

México debe recomponer de inmediato su relación con Venezuela, no permitir que las diferencias personales vayan en contra de los intereses de los países y no concebir una política en materia de relaciones exteriores en paquete con Estados Unidos, porque "perdemos el juego", alertó el embajador Jesús Puente Leyva.

Dos veces embajador ante Venezuela y una ante Argentina, el diplomático dijo que los gobernantes tienen que "aprender a negociar" y no olvidar que "la vieja política exterior, que tanto prestigio dio al país", se centraba en "mantener equilibrio entre intereses y principios".

Entrevistado en el Senado, luego de participar en la reunión sobre el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), Puente Leyva dijo que es un error centrarse sólo en las relaciones con el norte, porque "solo frente a las potencias", al país "lo llevan al baile".

América Latina ha sido la palanca de apoyo para la negociación de México, no sólo con el norte del continente, sino con el resto del mundo, y en el caso específico de Venezuela, no hay otros dos países en la región que tengan más intereses sustantivos y estratégicos. Ambos, detalló, abastecen 25 por ciento de la demanda de petróleo de Estados Unidos.

Puente Leyva fue el representante diplomático de México ante Venezuela de 1981 a 1986 y luego de 1995 a 2001, ésta última durante la era de Hugo Chávez, a quién conoce muy bien. Por ello, hizo notar que el presidente George W. Bush no puede prescindir de más de un millón de barriles de petróleo que le vende Caracas y de ahí que, aunque está al frente del país más poderoso del mundo, acepta insultos personales del mandatario venezolano, quien le ha dicho "de todo", desde asesino, demonio, hasta estúpido.

Puente Leyva aseguró que el diferendo entre los gobiernos de Hugo Chávez y de Felipe Calderón no se trata de un problema de Estado; ejemplificó con el caso de Alan García y el venezolano, quienes se dieron la mano en Cochabamba y Chávez dijo textualmente: "el presidente de Perú es mi amigo". Las diferencias personales no deben dejarse capitalizar contra los intereses de los países y yo confío en que esto va a ocurrir entre México y Venezuela.

 
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