Usted está aquí: martes 2 de enero de 2007 Política 2007, sombrío panorama: obispos

2007, sombrío panorama: obispos

Alma E. Muñoz

Los obispos de San Cristóbal de las Casas dudaron que 2007 vaya a ser un periodo de estabilidad y armonía social para México. "¿Habrá desarrollo integral de nuestro estado y del país, o se ahondarán los conflictos, la marginación y las distancias entre los sectores sociales?", se preguntaron.

En su mensaje de Año Nuevo, los religiosos Felipe Arizmendi y Enrique Díaz auguraron que en 2007 habrá un "irreversible desastre para los pequeños agricultores y los ejidatarios" por la apertura total en la introducción de granos procedentes del norte por el Tratado de Libre Comercio.

Continuará la migración y el campo seguirá "abandonado, pues los precios de los productos hacen incosteable el sudor y la inversión de los campesinos", mientras, el cultivo del café "no da seguridad y lo que se debe comprar para subsistir cada día cuesta más caro, pues los salarios son simbólicos", dijeron.

Criticaron que la política se haya "degradado a lucha encarnizada de intereses". Consideraron que los partidos "dividen y confrontan a los ciudadanos y a las comunidades", mientras los tiempos electorales "marcan el ritmo de los pueblos, con gastos exorbitantes en publicidad, que contrastan con el preocupante abstencionismo".

En síntesis, dijeron, "hay desconfianza" hacia gobernantes, legisladores y "muchos medios de comunicación" por ser éstos "empresas generadoras de dinero y poder, sin respeto a la moral y a la decencia".

Enumeraron algunos factores que los inquieta en su diócesis: desintegración familiar, niños en situación de calle, violencia intrafamiliar, aumento del sida y el que adolescentes y jóvenes "viven en desconcierto total, sedientos de nuevas y riesgosas experiencias en el sexo y el consumo de drogas".

Aseguraron que en lo religioso el panorama "no es menos sombrío", pues se vive como en una especie de supermercado de ofertas, donde unos a otros se arrebatan feligreses; no es suficientemente respetada la libertad para practicar el credo, hay visiones y tendencias eclesiales y pastorales que nos distancian y, entre otras, "nos duelen los delitos comprobados de algunos ministros".

Por su parte, en la Basílica de Guadalupe, el nuncio apostólico, Giuseppe Bertello, pidió ayer por la paz. Lo anterior en sintonía con el mensaje del papa Benedicto XVI, que en ocasión del Día Mundial de la Paz, pidió por quienes viven bajo la amenaza de la violencia y las armas y, de manera particular, por los niños, "especialmente los que tienen su futuro comprometido por la explotación y la maldad de adultos sin escrúpulos".

 
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