Usted está aquí: domingo 3 de diciembre de 2006 Cultura El problema palestino-israelí es que ambos quieren el monopolio del sufrir

Asiste a la FIL el escritor Etgar Keret a presentar su más reciente libro

El problema palestino-israelí es que ambos quieren el monopolio del sufrir

La literatura de Israel ya no le dice a los jóvenes lo que deben ser, asegura

ERICKA MONTAÑO GARFIAS ENVIADA

Guadalajara, Jal., 2 de diciembre. En este momento la literatura israelí se encuentra en proceso de transformación en el que los autores ya no dicen a las nuevas generaciones cómo deben ser sino cómo son, manifiesta el escritor israelí Etgar Keret, cuya obra se ha convertido en un referente para los jóvenes de Israel.

Tema inevitable es el conflicto que se vive en Medio Oriente entre palestinos e israelíes. Al respecto el autor de Extrañando a Kissinger, libro que presentó el viernes en la Feria Internacional del Libro, dice: "Básicamente soy escritor, no político o historiador cultural y puedo expresar mi punto de vista como una persona que vive en el área pero no como un experto. Creo que gran parte del problema es que tanto palestinos como israelíes se ven a sí mismos como víctimas.

"La larga historia de persecuciones al pueblo judío y por supuesto el Holocausto han hecho que en la psique colectiva piensen que quienes están fuera de la comunidad pueden causarles daño potencialmente. Lo mismo ocurre con los palestinos, que dentro del mundo árabe han sido una de las comunidades más perseguidas, no solo por los países occidentales sino también por otros países de la comunidad árabe. Claro que el gran problema de esto es que estos países creen tener el monopolio del sufrimiento, que sólo ellos tienen derecho a sufrir.

Una de las claves para resolver el conflicto es que estos dos pueblos "consideraran que su sufrimiento no es el único que existe en el mundo y en la medida en que pudieran ver el sufrimiento del vecino se podría abrir una brecha para solucionar los problemas", considera el escritor, cuyos libros se han traducido a varios idiomas y es profesor en la Universidad de Tel Aviv, ciudad en la que nació en 1967.

En español se encuentran sus obras Extrañando a Kissinger (Sexto Piso), El chofer que quería ser dios (Emecé) y Papá escapó con el circo (FCE). Su obra se caracteriza por cuentos cortos, aunque también ha escrito novela y guiones para películas.

Keret habló también de la forma en la que los medios de comunicación se enfrentan al problema palestino-israelí: "de una manera extraña. Puede haber 10 mil personas muriendo en Africa o en América Latina, pero no necesariamente hablan de ellos en CNN o en Fox News o BBC. En Medio Oriente basta que un niño le arroje una piedra a alguien o que un soldado dispare una bala al aire para que todo el mundo se entere. Creo que para los medios de comunicación internacional Medio Oriente es como una metáfora: no es el territorio lo que está en disputa, sino que se trata de una representación del enfrentamiento entre el mundo oriental y el occidental.

La visión de este choque oriente-occidente no es nueva, pero su "importancia" ha aumentado tras los atentados del 11 de septiembre. "La realidad es que los estadunidenses y los europeos cuando hablan del conflicto muchas veces terminan hablando de sí mismos".

Ficción para sobrevivir

En medio de este conflicto Etgar Keret escribe ficción, y dice que lo hace para sobrevivir "la guerra extrae el sentimiento de colectividad dentro de las personas, se vuelven nacionalistas y ya no piensan tanto en sí mismas como individuos. Se requiere un esfuerzo especial para adquirir esta noción de individualidad y de tomar en cuenta los miedos individuales en un ambiente que te jala y que te empuja a pertenecer a esta colectividad. Así que la ficción se ha vuelto una manera de decir qué es lo que yo quiero y lo que siento, y no de lo que mi país quiere y mi país siente".

Optó por el cuento corto porque es inherente a su carácter: "soy chaparro, tengo un temperamento muy pequeño y tengo asma, así que hasta mi respiración es muy pequeña", y reconoció la influencia de autores latinoamericanos en su escritura, entre ellos Jorge Luis Borges y Julio Cortázar.

Su balance de la literatura israelí: "está cambiando. Hasta hace unos años autores como Amos Oz o David Grossman sentían que era su responsabilidad construir la identidad colectiva: el país estaba comenzando, y pensaban que tenían que hablar de lo que estaba construyendo ese país. El hecho de que crecí en un país que ya tenía esa identidad hizo que no sintiera esa misma responsabilidad. Los escritores de mi generación están más interesados en cuestionar esa identidad que en construirla. En mi caso, tanto en mi escritura como en mi vida personal, siempre trato de ver el otro lado de las cosas, siempre trato de agitar un poco, de romperlas sólo para ver si son como yo pensaba".

Y es eso lo que le ha dado éxito entre los jóvenes porque cuando comenzó a escribir (en 1992) estaba escribiendo en un vacío. "Creo que los jóvenes cuando se encontraban con la literatura israelí se topaban con una parte que les decía lo que se esperaba que ellos fueran y no lo que eran. Los mitos israelíes están construidos alrededor del heroísmo, pero creo que estadísticamente en Israel hay más cobardes que héroes, como creo que sucede en cualquier parte del mundo. Y los cobardes también merecen tener historias acerca de ellos. Creo que las personas de mi generación sentían que no podían vivir de acuerdo con lo que se esperaba de ellos y se mostraron muy felices de encontrar historias de personas que estaban tan jodidas como ellos".

Etgar Keret estuvo este jueves al lado del escritor iraquí Jabbar Yassin Hussin en el ciclo Mil jóvenes con. El viernes presentó su libro de cuentos Extrañando a Kissinger en el salón José Luis Martínez de la FIL. El sábado estuvo en el ciclo Los continentes de la palabra, en el Salón 4.

 
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