Usted está aquí: viernes 1 de diciembre de 2006 Sociedad y Justicia Fox, interesado en aprobar permisos de maíz transgénico

Su hermano Juan Pablo, vinculado a Monsanto

Fox, interesado en aprobar permisos de maíz transgénico

Errática posición de ex titulares de Sagarpa y Semarnat

DE LA REDACCION

A las graves irregularidades que han tenido lugar en los últimos meses, podría añadirse una más. Hay evidencias de que Vicente Fox tiene especial interés en que se aprueben a toda costa los permisos solicitados por Monsanto, Dupont Pioneer y Dow Agrosciences. Preocupa que se trate de intereses personales que no toman en cuenta las prioridades nacionales. Recordemos que recientemente se ha sabido de los nexos que tiene un hermano del ex presidente, Juan Pablo Fox, con Alfonso Romo Garza, uno de los socios de Monsanto en México (La Jornada, 8 de octubre de 2006, p6).

Las empresas de biotecnología citadas han insistido ante las autoridades mexicanas en que se les permita la siembra experimental a campo abierto de dichas semillas en Sinaloa, Sonora y Tamaulipas.

Ante la presión, los entonces titulares de las secretarías de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) y de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Francisco Mayorga Castañeda y José Luis Luege Tamargo, respectivamente, tuvieron una posición errática. Incluso, en el Diario Oficial de la Federación (18 de marzo de 2006) se dio a conocer un estudio insuficiente sobre los centros de origen del maíz, donde se establece que los estados mencionados no son centros de origen del grano, cuando el Instituto Nacional de Ecología ha demostrado que sí lo son.

Es inadmisible que a unos días de terminar el sexenio, Fox apoyara medidas que ponen en riesgo el país y que dejarían una herencia lamentable al titular de la Semarnat designado por Felipe Calderón, Juan Elvira Quesada, quien en entrevista reciente se dijo preocupado por la experimentación en México con maíz genéticamente modificado (La Jornada, 25 de noviembre de 2006, p6).

Las solicitudes de referencia habían sido negadas, sobre todo después de que el doctor José Sarukhán Kermez, como director de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), presentó un informe en el que se asienta que con base en la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados "debería condicionarse la autorización a haber hecho las determinaciones de los centros de origen y establecido el régimen de protección especial. Este último está incluido en la ley, justamente por considerarlo esencial, dada la gran importancia que por multitud de razones se le da en México a la protección del maíz, entre las que están aspectos culturales, sociales y políticos".

La normatividad establece el régimen especial para el maíz a que se refiere la Conabio en su informe. Diversos científicos han concluido que el maíz transgénico no resolverá los problemas ambientales, agronómicos y sociales de los campesinos mexicanos. Se sabe que el mejoramiento genético convencional, las variedades híbridas y el desarrollo de semillas hechos por científicos nacionales podrían resolver problemas agronómicos, de alimentación y mejorar los rendimientos por hectárea sin poner en riesgo de contaminación con transgénicos los maíces mexicanos, como ocurre con las variedades que intentan experimentar estas empresas trasnacionales.

Los empresarios que buscan ganancias fáciles con el grano transgénico, entusiasmados por una publicidad tramposa, parecen ignorar que ninguna de las líneas con que se busca experimentar aumenta los rendimientos de maíz; por el contrario, éstos podrían ser menores. Además, los posibles beneficios tecnológicos de éstas no son sustentables, como demuestran ya la experiencia a partir de su uso en Estados Unidos y otros paíises.

La insistencia de Monsanto, Dupont Pioneer y Dow Agrosciences para experimentar en México, no en Estados Unidos, parece demostrar que el propósito es contaminar el maíz mexicano para que llegar a un punto de no retorno y poder multar, como han hecho en otras naciones, a los campesinos cuyos sembradíos hayan sido contaminados. A partir de ese momento, sería necesario comprar las semillas patentadas.

Esta contaminación será inevitable debido a que la forma de reproducción del maíz, así como las prácticas agrícolas y culturales propician el entrecruzamiento de plantas, incluso a varios kilómetros de distancia, y por ello la hibridación entre variedades transgénicas y no transgénicas es imposible de evitar, una vez que las primeras se siembran a campo abierto.

Los funcionarios que aprobaran las solicitudes de las empresas mencionadas estarían incumpliendo con la estricta observancia de la Convención para la Protección de la Diversidad Biológica y del Principio Precautorio base del Protocolo de Bioseguridad de Cartagena, del que México es signatario.

 
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