Usted está aquí: miércoles 22 de noviembre de 2006 Espectáculos Altman, el eterno rebelde de Hollywood, murió el lunes

De mirada crítica e impecable talento, develó la neurosis del mundo occidental

Altman, el eterno rebelde de Hollywood, murió el lunes

Filmó más de 30 cintas, entre las que destacan MASH, Nashville y A prairie home companion

AFP, DPA

Ampliar la imagen Durante el rodaje de Come back to the five and dime, Jimmy Dean, Jimmy Dean, en 1982 Foto: Ap

Los Angeles 21 de noviembre. El cineasta estadunidense Robert Altman, conocido como el eterno rebelde de Hollywood, de mirada crítica y talento implacable que develó las neurosis del mundo occidental, murió el lunes en la noche de cáncer en el hospital Cedars-Sinaí de Los Angeles, precisó la empresa productora Sandcastle 5 en un comunicado.

"Trabajó a pesar de su enfermedad durante los últimos 18 meses, periodo que incluyó la realización de su película A prairie home companion, que estrenó en el verano", indicó la nota de la productora.

"No obstante, su muerte resultó una sorpresa: Altman preparaba la producción de una película cuyo rodaje estaba previsto empezar en 2007", agregó el comunicado.

Su historia fue tan variada y compleja como la de sus personajes. Hijo de un vendedor de seguros, intentó al término de la Segunda Guerra Mundial, en la que participó como piloto de un bombardero, salir adelante como ingeniero, hombre de negocios e inventor. Entre sus ideas con menos suerte figuró una máquina para tatuar perros.

Sus películas recibieron numerosos premios internacionales, entre ellos la Palma de Oro de Cannes en 1970 por M*A*S*H*; el León de Oro de Venecia en 1993 por Short cuts, y un Globo de Oro en 2002 por su mordaz sátira sobre la alta sociedad Gosford Park. En 1995 fue nombrado caballero de la legión francesa.

Reinventor artístico

En los pasados 35 años estuvo postulado cinco veces al Oscar. Sin embargo, sólo se llevó una estatuilla a casa este año, cuando fue distinguido con el premio honorario por "una carrera que reiteradamente ha reinventado la forma artística e inspirado tanto a los cineastas como al público". El octogenario director, algo nostálgico, no dudó en inyectar humor a su discurso: "Creo que estoy aquí bajo falsas pretensiones. Y es que hace 10 u 11 años tuve un transplante de corazón. Me dieron el corazón, creo, de una mujer joven, quien estaba en sus 30 años. Y haciendo este cálculo, quizás me están dando este premio muy pronto, porque creo que le quedan como 40 años más y tengo la intención de vivirlos así".

Altman agregó, en lo que fue su último discurso público: "Soy muy afortunado en mi carrera. Nunca tuve que dirigir una película que no eligiera o desarrollara. Mi amor por hacer películas me permitió entrar al mundo y a la condición humana".

Un mes antes aproximadamente, en el Festival de Cine de Berlín, declaró: "Estoy muy feliz. Es mejor recibir un premio por toda mi obra que sólo por alguna parte de ella". Allí presentó su última película, A prairie home companion, que narra la historia de un popular show de la radio estadunidense; contó con la actuación de estrellas como Merryl Streep. El director asistió como invitado en numerosas ocasiones a dicho encuentro y obtuvo en 2002 un Oso de Oro honorario por su obra.

Nacido en Kansas City, en 1925, Altman dio sus primeros pasos con la serie de televisión Alfred Hitchcock presenta, en 1957. Casi todas sus grandes películas son una declaración contra el género al que supuestamente pertenecen: M*A*S*H* se burla de todo lo que es sagrado en los filmes bélicos clásicos; The long goodbye ataca los clichés del cine negro, y A wedding es una parodia venenosa sobre las películas de familias y bodas. En Nashville (1975) desmontó los mitos de la industria musical estadunidense. Cuando rodó el western McCabe& Mrs. Miller, subrayó: "Odio los westerns".

Con Health (1979) salió mal todo lo que podría ser desastroso en un congreso de salud en un hotel cinco estrellas en Florida, y en Prêt-à-porter (1994) las modelos desfilan desnudas por la pasarela como pálidas y hambrientas imágenes de sí mismas.

Padre de cinco hijos

Estuvo casado tres veces y tenía cinco hijos, dos de ellos varones de su último matrimonio, y una hija y otros dos de los correspondientes enlaces anteriores.

También fue director y guionista de series de televisión a lo largo de una carrera marcada por una relación amor-odio con la crítica y su público, el cual lo aclamó y lo adoró, como en Nashville, historia del incipiente mundo del country, pero lo abucheó con su intento fallido de revivir a Popeye con Robin Williams o indagar en el mundo de la moda parisina, como en Prêt-à-porter. "Mis películas pueden no satisfacer al público general, pero nunca fueron hechas para eso", era el tono de las respuestas que solía dar sobre sus obras cuando eran blanco de los dardos más venenosos de la crítica.

El prolífico Altman se anotó una carrera de 55 años y hasta el final fue un irreverente en la industria de Hollywood, a la que dedicó varios guiones cínicos.

Tuvo numerosos seguidores de la elite hollywoodense; muchos se ofrecieron a actuar por poco dinero en sus películas, como Julia Roberts y Bruce Willis en The player (1992), sátira sobre la industria de Hollywood. O como Jack Lemmon y Julianne Moore un año más tarde en Short cuts, considerada una de sus mejores obras.

El actor Tim Robbins, que brilló en The player como productor ladino, elogió con precisión que Altman nunca aplicaba "las ataduras de las reglas". Ni siquiera las de los grandes estudios.

En una entrevista en la que se abordó su relación con Hollywood, Altman bromeó: "Realmente no tenemos nada el uno contra el otro. Ellos venden zapatos y yo hago guantes".

Oportunidad única de vivir muchas vidas, decía

El cinerrealizador se mantuvo activo casi hasta el final de su vida. Este año, además del estreno de su película A prairie home companion, trabajó en un proyecto para ópera en Chicago. Alguna vez dijo que se jubilaría cuando la muerte llamase a su puerta y confesó que rodar películas era una oportunidad única para vivir muchas vidas.

La musa del cine italiano Sofía Loren fue una de las primeras en reaccionar. Afirmó que el cine había perdido a "un hombre extraordinario. Es demasiado triste, otro gigante que nos deja".

Una de las actrices más queridas por Altman, Meryl Streep, quien le entregó el Oscar honorífico en la ceremonia de marzo en el Teatro Kodak, contó que había hablado con el director la semana pasada y sostuvo que "seguía teniendo ese apetito generoso y optimista por el futuro. Qué hombre, qué gran corazón. No hay nadie como él y realmente nos va a hacer falta".

Tim Robbins, se declaró "profundamente triste" por la pérdida de su "gran amigo e inspirador. "Su visión única y su sensibilidad de cineasta fuera de las normas inspiraron a muchísimos directores de mi generación y continuarán inspirando a los realizadores del futuro".

El británico Kenneth Branagh dijo: "Era un grande del cine y un hombre estupendo. Va a hacer falta a todos aquellos que tuvieron el privilegio de conocerlo".

 
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