Usted está aquí: sábado 11 de noviembre de 2006 Sociedad y Justicia Exigieron hacer operación a médico del INN que tenía año y medio sin práctica

Rodolfo Ordanza afirma que expresó a directivos su extrañeza por recibir esa orden

Exigieron hacer operación a médico del INN que tenía año y medio sin práctica

Tras la intervención quirúrgica hubo complicaciones, de las que se culpó al neurocirujano

La paciente se recupera; el director del instituto acusó al doctor de impericia y lo despidió

ANGELES CRUZ MARTINEZ /II

Ampliar la imagen El neurocirujano Rodolfo Ordanza Rovira señaló anomalías en el INN, en detrimento de los pacientes Foto: José Antonio López

Luego de año y medio de tener prohibido hacer intervenciones quirúrgicas en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía (INN) Manuel Velasco Suárez, en agosto pasado el neurocirujano Rodolfo Ondarza Rovira recibió la orden de practicarle una a su paciente Socorro Ortiz, quien desde 2005 padece un tumor cerebral del cual él mismo la operó.

Aunque según Julio Sotelo Morales, director del INN, el caso de la enferma forma parte de un "historial" de impericia y negligencia de Ondarza Rovira, lo cierto es que, a pesar de que sufrió algunas complicaciones posquirúrgicas ­se le intervino en otras tres ocasiones en menos de una semana­, Socorro Ortiz se encuentra en recuperación.

En reconocimiento a la labor desempeñada por Ondarza Rovira, la familia de la paciente envió a la institución una carta de agradecimiento.

Enfático en que carece de atribuciones para juzgar a alguien, Sotelo Morales aseguró que Ondarza ­especialista en neurocirugía estereotáctica funcional para la atención del mal de Parkinson, epilepsia y diversos tumores­ "ha sido uno de los neurocirujanos del INN a los que, en términos generales, no se le encomienda cirugía funcional porque requiere de gran especialización".

Rechazó que en algún momento Ondarza Rovira haya tenido bajo su cargo un módulo de neurocirugía funcional. "Tiene una práctica quirúrgica, pero es, con mucho y desde hace varios años, el que menos ha intervenido de todo el equipo neuroquirúrgico" del INN.

Ello por decisión del comité institucional de cirugía del instituto, que coordina Sergio Gómez Llata, a quien Sotelo Morales definió como el "príncipe de la cirugía mundial". Gómez Llata y su equipo saben a quién hacerle la encomienda de las cirugías, así que tienen una enorme responsabilidad, indicó.

No obstante los supuestos antecedentes sobre su "deficiente desempeño", y a pesar de que tenía año y medio sin operar, ese cuerpo colegiado asignó a Ordanza Rovira la cirugía de Socorro Ortiz, la cual se efectuó la mañana del pasado 21 de septiembre. Por la tarde ocurrieron las primeras complicaciones, que obligaron a una segunda intervención, de urgencia, de la cual fue enterado el cirujano. Fue él mismo quien, cerca de la media noche de ese mismo día, informó a los familiares de la paciente lo ocurrido y el procedimiento que se siguió en el quirófano.

El 27 de septiembre ocurrió una nueva complicación y la necesidad de una tercera cirugía para la implantación de una válvula que drenara el líquido cefalorraquídeo que se estaba acumulando en el cerebro. La madrugada del 28 se llevó a cabo la cuarta intervención, en la que se colocó a Socorro una segunda válvula.

"Mi obligación es con los enfermos", afirma Julio Sotelo Morales

Aunque en la entrevista con La Jornada el director Sotelo Morales planteó que en toda cirugía existe riesgo, y más aún tratándose de una operación del cerebro, aseguró que, en este caso, todas las complicaciones que sufrió la paciente fueron consecuencia de la primera cirugía, efectuada por Ondarza Rovira.

"Este es un ejemplo pragmático; mi obligación es con los enfermos", aseveró, y con ello ratificó su decisión de despedir al neurocirujano a partir del primero de noviembre pasado.

El director del INN aseguró que en ninguna de las ocasiones en que se presentaron las complicaciones se pudo encontrar a Ondarza Rovira. "No apareció y otros equipos quirúrgicos" llevaron a cabo las intervenciones posteriores.

Pero Ondarza Rovira rechazó esta versión, y aseguró que desde que se le informó que había sido incluido en el calendario de cirugías expresó a varios de los directivos su extrañeza por tal decisión, debido a que hacía año y medio que se le había prohibido la práctica quirúrgica.

La única respuesta obtenida fue que tendría que realizarla, pues de lo contrario nadie más la haría. Convencido de que Socorro Ortiz necesitaba ser intervenida para extraer el tumor oligoastrocitoma que amenazaba su vida, realizó el procedimiento, el cual, comentó, era de alto riesgo y en el que existían altas probabilidades de complicaciones, e incluso de muerte.

Así lo explicó a Socorro Ortiz y a su familia, y ellos estuvieron de acuerdo en que Ondarza Rovira hiciera la operación. Recordó que desde abril de 2005 ha dado seguimiento a la enfermedad de Socorro Ortiz, a quien practicó una primera intervención quirúrgica en ese mes, con resultados favorables.

Sin embargo, en junio pasado, durante uno de los chequeos médicos que con cierta frecuencia se realizan a la paciente, Ondarza Rovira detectó que el tumor había vuelto a aparecer, por lo que se requería una segunda operación.

Aunque según Sotelo Morales los pacientes del INN "no son propiedad de ningún médico" y corresponde a los cuerpos colegiados de las diferentes áreas de especialidad del instituto decidir el especialista, el método y el equipo que se utilizará en cada cirugía, el caso de Socorro Ortiz se dejó en manos de su médico tratante, Rodolfo Ondarza Rovira.

En la carta entregada al Organo Interno de Control del INN, la familia de Socorro Ortiz agradeció al instituto la atención proporcionada. Específicamente se refirieron al profesionalismo de Ondarza Rovira, la certeza de su diagnóstico y su calidez humana. "En esta última estancia ­dice la misiva­ siempre se mantuvo informado y atento a la evolución de nuestra paciente y nos dejó sentir el apoyo médico que todo paciente necesita".

De la misma manera agradecieron la atención de otros tres médicos, a quienes identificaron por sus apellidos: Galván, Ledesma y Ruvalcaba, "quienes hicieron lo necesario para humana y médicamente sacar adelante" a Socorro Ortiz.

 
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