Usted está aquí: jueves 19 de octubre de 2006 Sociedad y Justicia Nefasto, papel de la STPS en el sexenio: ONG

Revivió peores episodios del charrismo sindical y defendió a empresas sobre los obreros

Nefasto, papel de la STPS en el sexenio: ONG

PATRICIA MUÑOZ RIOS

La Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), al mando de Francisco Javier Salazar Sáenz, fue "ineficiente, funesta, parcial e incapaz de defender los derechos de los trabajadores", por lo que en este gobierno ocurrió un grave retroceso en materia laboral, regresó el charrrismo sindical apoyado por los funcionarios de la dependencia y se atacaron los principales derechos de organización de los obreros.

Un somero balance de la actuación de este funcionario al frente de la dependencia evidencia que Salazar permitió que se dieran grandes pasos atrás en el respeto a los derechos laborales, así como su incapacidad de aplicar los mandatos mínimos de la Ley Federal del Trabajo, señalaron el diputado Antonio Almazán, del Partido de la Revolución Democrática (PRD); Carlos Rodríguez, director del Centro de Reflexión y Acción Laboral (Cereal), y analistas del Centro de Derechos Humanos Agustín Pro Juárez.

En conferencia de prensa, poco después de la comparecencia del titular de la STPS ante la Cámara de Diputados, concluyeron que su actuación como secretario del Trabajo se describe en una palabra: "nefasta".

Respecto a los comentarios y cifras "alegres" que ofreció a los legisladores, Almazán señaló que "es sorprendente el nivel de cinismo" del funcionario cuando se refiere al tema laboral, ya que no ha tenido resultados favorables en ninguno de los terrenos que maneja la dependencia: empleo, salarios, capacitación, defensa de los trabajadores, etcétera.

En cambio -dijo-, Salazar vino a revivir los peores episodios del charrismo sindical, al avalar los trucos de Víctor Flores para permanecer al frente del Congreso del Trabajo, para que se religiera -con un año de anticipación- el líder petrolero Carlos Romero Deschamps, para que sin comicios se convalidara a Elías Morales como secretario general del sindicato minero, y hasta para mantener como dirigente a Ramón Gámez, zar de los contratos de protección y acusado de actos de pederastía.

Según Almazán, la dependencia mantuvo injerencia absoluta en asuntos internos de los sindicatos, desconoció los acuerdos internacionales en materia de respeto a la libertad gremial y de contratación, y con saña atacó a organizaciones como la de los trabajadores del Banco Azteca, a quienes se les "criminalizó" por pretender organizarse en un sindicato democrático.

En este sentido, Carlos Rodríguez planteó que con Salazar las tomas de nota se dieron de manera "discrecional", no según las normas; los trabajadores no fueron escuchados; asuntos como el de Pasta de Conchos no se atendieron con criterios legales, sino de grupos de interés. Por ejemplo, las decisiones que tomó la dependencia ayudaron a los grupos Villacero y México, al quitar del camino al dirigente Napoleón Gómez Urrutia y no sancionar a las empresas.

Lo grave es que el secretario "hasta mintió impunemente a los trabajadores" en el caso de los familiares de los fallecidos en Pasta de Conchos. No le interesó realizar una investigación profunda de la situación, sino que comódamente se lavó y lavó las manos a las empresas y no ha cumplido con las recomendaciones que la Comisión Nacional de Derechos Humanos hizo sobre el tema.

En tanto, para analistas del Centro de Derechos Humanos Agustín Pro Juárez es claro que la dependencia cometió errores y omisiones que afectaron los derechos de los trabajadores, y simplemente abandonó la tutela del sector.

 
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