Usted está aquí: jueves 19 de octubre de 2006 Política Por certificados médicos, autoridades del Edomex sabían de violaciones en Atenco

"Nadie puede decir que las víctimas mexicanas y cuatro extranjeras mienten": CNDH

Por certificados médicos, autoridades del Edomex sabían de violaciones en Atenco

VICTOR BALLINAS

Desde el 4 de mayo pasado, la Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM) y el gobierno de esa entidad sabían que muchas de las mujeres detenidas ese día en el municipio de San Salvador Atenco fueron objeto de abusos bestiales, violaciones sexuales y violencia brutal por parte de los policías que las custodiaron en su traslado al penal de Santiaguito, porque de ello dan cuenta "los certificados médicos expedidos por los peritos médicos del Instituto de Servicios Periciales", sostiene la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) en su recomendación 38/2006 referente a los hechos de violencia en ese lugar.

En esos certificados médicos, expedidos por el órgano descentralizado de la procuraduría de esa entidad, se detallan las lesiones que sufrieron las mujeres a manos de los elementos policiacos, y en casi todos ellos se asienta: "les apretaron fuertemente los senos y glúteos, a tal grado que los tienen morados, y en algunos casos presentan lesiones, como si hubieran recibido mordidas en los senos. Fueron manoseadas y hurgaron en sus sexos y otras cavidades".

En cada uno de los 26 casos de mujeres que tuvieron el arrojo de denunciar el trato despiadado que sufrieron por parte de los elementos policiacos que las custodiaron, desde San Salvador Atenco hasta el penal de Santiaguito, ellas denunciaron la dureza con la que se les trató: "ultrajes, golpes, amenazas, humillaciones, y burlas".

La Jornada dio cuenta desde el 10 de mayo pasado que las mujeres detenidas fueron violadas por policías. El lunes pasado, la CNDH informó al gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto, de la crueldad y la saña con la que los policías mexiquenses abusaron de las mujeres detenidas y que estaban bajo su custodia.

Los peritos médicos legistas del órgano descentralizado de la PGJEM asientan en el certificado médico de la agraviada A-108: "herida contusión sin suturar región occipital sobre la línea media posterior, equimosos por presión en cara posterior tercio proximal en brazo derecho, lumbar derecho, cuadrantes superiores glándula mamaria derecha, equimosis por sugilación en cuadrante inferior lateral, equimosis por contusión en ambos glúteos, excoriación contusión cuadrante inferior medial del glúteo izquierdo..."

Y la denuncia de esa mujer ultrajada, ante la CNDH es la siguiente: "en el trayecto de San Salvador Atenco al penal de Santiaguito, los policías me desvistieron, me golpearon en todo el cuerpo, tres policías introdujeron sus dedos en mi vagina, así como un objeto extraño. Me dieron la vuelta y mis genitales los pusieron cerca del órgano viril de un policía. Me besaban en los senos y me pegaban en el estómago para que accediera a que me introdujeran la lengua. Después, me colocaron desnuda y con las piernas abiertas en un asiento, periódicamente me golpeaban en los glúteos hasta llegar al penal".

Otro desgarrador testimonio ante la CNDH, con certificado médico extendido por el órgano desconcentrado de la PGJEM A75: "en el trayecto -de San Salvador Atenco al penal- los policías me desvistieron, me pasaron sus manos por el cuerpo, me apretaban fuertemente hasta hacerme daño en los pechos y glúteos, a tal grado que al revisarme los médicos dijeron que los tenía morados".

Sobreponiéndose a la humillación y ultrajes recibidos, denunció: "además de que me manosearon, me querían violar por el ano, lo intentaron, pero me defendí; sin embargo, sí lograron meterme sus dedos en la vagina a la fuerza, provocando dolor, y cada vez que me quería descubrir la cabeza, porque la tenía tapada, me golpeaban en la cabeza".

Ella, como muchas otras, denunciaron: "a muchas por medio de los golpes y amenazas las obligaron a tener sexo oral. Contra su voluntad eran ultrajadas, y a mi lado escuchaba lamentos: '¡Por favor, ya déjenme!', y de inmediato se oían gritos de amenaza del policía: 'si no cooperas te vamos a matar, te vamos a desaparecer, si no te dejas', o 'te vamos a echar al río'. Y ellas suplicaban que ya terminaran con esa tortura".

Certificado médico de A-83: "peritos médicos legistas del órgano descentralizado de la PGJEM asientan, edema por contusión en región parietal izquierda, equimosis por contusión en abdomen y cara lateral izquierda de abdomen, en región de glúteo izquierdo mitad superior interna y glúteo derecho cuadrante superior interno, región sacra, en muslo derecho cara anterior tercio medio".

Ella dijo ante la CNDH: "en el camión en que me trasladaban fui vendada de los ojos y los policías abusaron sexualmente de mí. Me metieron los dedos en la vagina, me mordieron los labios y me apretaron los senos".

Otro testimonio: "me tenían tirada en el autobús, casi desnuda, me manosearon, me toquetearon, hurgaron en mi sexo, y me mordieron el seno derecho".

El certificado médico asienta: "equimosisis con las características de mordida humana en glándula mamaria derecha cuadrante superior externo, equimosis por contusión en glúteo izquierdo mitad superior, refiere dolor en el cuello".

La CNDH documentó uno a uno los 26 casos de ultrajes a las mujeres detenidos. "Con fotografías, videos que muestran las lesiones, los moretones, las mordidas, los desgarres, y los acompaño de los certificados médicos así como de las denuncias de las víctimas del trato cruel y brutal que padecieron".

Por todo ello, el ombudsman nacional sostiene: "las mujeres violadas dicen la verdad. Nadie puede decir que las mujeres mexicanas y las cuatro extranjeras mienten en sus denuncias. En actas circunstanciadas, opiniones médicas y videos se prueban los ultrajes".

 
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