Usted está aquí: lunes 9 de octubre de 2006 Mundo Se revela información inédita en la nueva edición de Cien horas con Fidel

El propio presidente cubano enriqueció la biografía

Se revela información inédita en la nueva edición de Cien horas con Fidel

DPA

La Habana, 8 de octubre. El propio líder cubano, Fidel Castro, "revisó y enriqueció" la biografía Cien horas con Fidel, del periodista Ignacio Ramonet. Fruto de esta revisión del libro ha surgido un ejemplar más voluminoso en el que se revelan detalles inéditos, de los que a continuación se presentan extractos.

Irak y Saddam Hussein

En la segunda edición del libro, Castro no sólo revela -como ya hiciera en la primera- que en 1991, después de la invasión de Kuwait, envió dos cartas con emisarios personales al entonces presidente iraquí, Saddam Hussein. En esta nueva versión además introduce extractos hasta ahora inéditos de dichas misivas.

Así, en un momento Castro le advierte a Saddam Hussein de "las graves consecuencias para Irak y Kuwait", pero también "para todos los países del tercer mundo" de la invasión del emirato.

"Considero muy probable que Estados Unidos y otros aliados aprovechen la ocasión para intervenir militarmente en el conflicto y golpear fuertemente a Irak. Washington, además, buscará afianzar su autodesignado papel de gendarme internacional y en el Golfo", afirmó Castro.

Por ello, abogó por una "solución política y negociada" que "contribuiría a fortalecer la posición internacional de los países del tercer mundo frente al papel de gendarme de Estados Unidos y fortalecerán a la vez la posición de Irak ante la opinión internacional".

Crisis de los misiles (1962)

Aunque no son inéditas, Castro introduce en esta edición revisada el intercambio epistolar que sostuvo con Nikita Jruschov durante la crisis de los misiles de 1962 y le expresa su malestar por la retirada de los proyectiles soviéticos tras un acuerdo con Estados Unidos sin que se consultara a Cuba.

Así, en una carta enviada al líder soviético el 26 de octubre, Castro advierte de la posibilidad de una "agresión inminente" contra la isla y le expresa una "opinión personal": "la agresividad de los imperialistas se hace sumamente peligrosa, y si ellos llegan a realizar un hecho tan brutal y violador de la ley y la moral universal, como invadir a Cuba, ese sería el momento de eliminar para siempre semejante peligro, en acto de la más legítima defensa, por dura y terrible que fuese la solución, porque no habría otra".

Jruschov responde el 30 de octubre, cuando considera "incorrecta" la postura de Castro: "Usted nos propuso que fuéramos primeros en asestar el golpe nuclear contra el territorio del enemigo. Usted, desde luego, comprende a qué llevaría esto. Esto no sería un simple golpe, sino el inicio de la guerra mundial termonuclear. Querido compañero Fidel Castro, considero esta proposición suya como incorrecta, aunque comprendo su motivo".

Un día después, Castro responde en otra misiva: "No sugerí que en medio de la crisis la URSS atacara (...) sino que después del ataque imperialista, la URSS actuara sin vacilaciones y no cometiera jamás el error de permitir las circunstancias de que los enemigos descargasen sobre ella el primer golpe nuclear. Y en ese sentido, compañero Jruschov, mantengo mi punto de vista, porque entiendo que era una apreciación real y justa de una situación determinada. Usted puede convencerme de que estoy equivocado, pero no puede decirme que estoy equivocado sin convencerme".

Golpe de Estado en Venezuela (abril 2002)

En la segunda edición, Castro introduce detalles de la llamada telefónica que sostuvo con Hugo Chávez durante el fallido golpe de Estado en Venezuela, en abril de 2002.

"No renuncies; exige condiciones honorables y garantizadas para que no seas víctima de una felonía, porque pienso que debes preservarte. Además, tienes un deber con tus compañeros. ¡No te inmoles!"

La madre

El propio Ramonet ha admitido que había un cierto "desequilibrio" porque le preguntó a Fidel Castro más por su padre que por su madre, Lina Ruz. En esta segunda edición, el líder cubano se extiende algo más sobre su madre, a la que define como una mujer con "carácter, valiente y abnegada".

"Supo soportar con entereza y sin vacilación los sufrimientos que algunos de nosotros involuntariamente le ocasionamos. Aceptó sin amargura la Reforma Agraria y el reparto de aquellas tierras, a las que sin duda amó", explica Castro.

"Aceptó también con amor de madre la revolución por la que tanto sufrió, sin haber tenido por su origen de humilde campesina pobre la más mínima posibilidad de conocer la historia de la humanidad y las causas profundas que en Cuba y en el mundo originaron los acontecimientos que tan de cerca le tocó vivir".

 
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