Usted está aquí: martes 3 de octubre de 2006 Política Conmemoran en Oaxaca matanza de 1968 mientras sigue llegada de tropas

Estudiante levantado el domingo reaparece en un reclusorio; habría sido torturado

Conmemoran en Oaxaca matanza de 1968 mientras sigue llegada de tropas

Secuestran en Tlacolula a otro activista; INEGI se suma a sobrevuelos de reconocimiento

HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO

Oaxaca, Oax., 2 de octubre. Mientras continúa el traslado masivo de tropas federales -especialmente de la Armada en la costa de Oaxaca, pero también del Ejército, la Policía Federal Preventiva (PFP) y la propia Secretaría de Marina en la capital-, miles de estudiantes universitarios y organizaciones juveniles de todo tipo desfilaron esta tarde por las calles de la ciudad. El grito "¡Dos de octubre no se olvida!" adquirió una resonancia muy actualizada, pues llevó por tramos la más antigua y dramática consigna "No pasarán", con fecha de hoy.

Informes procedentes de Huatulco y Salina Cruz confirman las dimensiones de lo que se cierne sobre el movimiento magisterial y popular, mientras éste es invitado por la Secretaría de Gobernación a sentarse en la misma "mesa de acuerdo" con el repudiado gobernador Ulises Ruiz Ortiz, milagrosamente aún en el cargo. Ello descubre el verdadero revés de la trama.

En el transcurso del fin de semana arribaron a Bahías de Huatulco tres tráileres, cada uno llevando tres tanques anfibios que se colocaron en el apostadero naval. También llegaron al menos 50 camiones transportando 30 efectivos cada uno, y aproximadamente 20 helicópteros MI8.

Además, un avión Hércules y otras aeronaves permanecen en el aeropuerto internacional del balneario más grande y famoso de Oaxaca. Se calcula que llegaron a las bahías un total de mil 500 marinos.

La primera explicación oficial en el puerto fue que se trataba de un operativo para proteger a los cruceros de turistas (estadunidenses y canadienses) que regularmente atracan en los muelles, no muy grandes, de Huatulco. ¿Protegerlos de qué? Pues ha de ser de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), que, como se sabe, es dada a atentar contra yates y turistas, sobre todo si llegan a las playas más caras del país.

El despropósito no termina ahí. Estamos ante la operación militar más grande en el país desde el levantamiento zapatista de Chiapas, en 1994. El otro sitio de concentración militar en la costa es Salina Cruz. A falta de portaviones, el gobierno mexicano trajo a las costas del Pacífico el gran barco Usumacinta, matrícula 412, de la Secretaría de Marina, que atracó en el muelle de Santa Cruz. El desembarco de tropas por mar, aire y tierra resulta espectacular.

Las fuerzas especiales de la Armada se instalaron en el cuartel de la Secretaría de Defensa Nacional de Salina Cruz y en la décima Zona Naval Militar. De allí han salido al menos cuatro helicópteros Puma para sobrevolar la capital de Oaxaca.

Según cálculos extraoficiales, el Ejército tiene regularmente 10 mil elementos en la entidad, y hay unos 4 mil policías de diversas corporaciones. Con el arribo de marinos, agentes de la Policía Federal Preventiva y soldados, el número de efectivos federales rebasaría ya 20 mil.

Los patrullajes militares son constantes entre Puerto Angel y Huatulco. Las gasolineras de La Crucecita, en este último centro turístico, fueron casi bloqueadas por pipas y camiones militares cargando combustible. Versiones de testigos aseguran que los helicópteros realizan vuelos conjuntos "como si fuera un desfile militar", para indudable beneplácito de los vacacionistas, que para eso vinieron a las playas mexicanas.

Esta noche circuló la versión de que arribaban más elementos de la PFP, pero al cierre de esta edición no fue confirmado.

Rechazo a modificaciones legales

Decenas de organismos civiles (académicos, artísticos, ambientalistas, indígenas, de comunicación y derechos humanos) pertenecientes a la APPO exigieron al gobierno federal que, "en el marco de sus atribuciones, ordene la desactivación de todo posible operativo y la salida de efectivos militares de territorio oaxaqueño".

Asimismo rechazaron la reforma electoral aprobada por el Legislativo local para prolongar el periodo de los diputados y gobernantes actuales.

"El Congreso violenta la legalidad, por lo que se demanda juicio político a los legisladores y la abrogación de las reformas aprobadas."

Al cabo de una reunión celebrada hoy, cerca de medio centenar de organismos señalaron en un boletín de prensa que "la permanencia de Ulises Ruiz en la gubernatura obstaculiza el proceso de reforma de Estado"; por tanto, demandaron su salida. Pronto convocarán a un campamento nacional e internacional de organizaciones civiles y humanitarias a instalarse en esta ciudad.

Por otra parte, esta tarde, durante la conferencia de prensa convocada por la APPO para denunciar la militarización intempestiva, los "actos terroristas" de esta mañana contra bancos en una zona residencial y el secuestro del estudiante Pedro García, uno de los oradores expresó: "no vale la pena que Ulises Ruiz siga en el poder a cambio de vidas humanas".

Oaxaca fue sobrevolada intensamente las primeras horas de la tarde por un helicóptero de reconocimiento equipado con radar. Como ya se informó, el aeropuerto internacional Benito Juárez devino terminal militar a partir del sábado. Los plantonistas de la asamblea popular en Radio La Ley del Pueblo bromeaban la madrugada del domingo, un tanto macabramente, que las tropas vinieron "a la fiesta" que los oaxaqueños les van a dar.

Las cosas no son tan simples. En Oaxaca nada lo es. Las autoridades policiacas han reanudado los secuestros ilegales (que luego resultan detenciones para sembrar armas a miembros del movimiento popular). También han reiniciado las torturas. El caso más reciente es el del estudiante Pedro García, quien el domingo caminaba por la calle con su compañera rumbo a la universidad cuando fue levantado por una camioneta Lobo, cristales polarizados y toda la cosa, golpeado y baleado. Hoy "apareció" en el penal de Tlacolula, pues resulta que "portaba" un cuerno de chivo y explosivos. Esa clase de "milagros" son posibles donde la policía realiza aprehensiones objetivamente al margen de la ley.

También es el caso de Alfredo Melchor Tirado Cruz, miembro del Frente Amplio de Lucha Popular y de la APPO, quien fue secuestrado a las 13 horas de hoy, también en Tlacolula, y hasta el cierre de esta edición se ignora su paradero.

Por si hacía falta, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) se ha sumado a las operaciones militares de reconocimiento, al poner en el aire un aeronave la noche del domingo sobre el prefabricado "choque" entre priístas de Pueblo Nuevo y miembros de la APPO de la barricada ubicada en Brenamiel, cuando los primeros secuestraron, golpearon y amarraron a tres jóvenes (uno de ellos de 12 años).

El hecho generó la movilización nocturna de centenares de colonos y plantonistas que rescataron a sus compañeros y hacia la media noche ya sumaban más de mil (ellos dicen que 2 mil). Esto fue patrullado y registrado por la nave del INEGI durante más de una hora (sin luces, por cierto, lo cual viola las regulaciones de la aviación civil).

La acción de los priístas fue encabezada por dos colaboradores del alcalde oaxaqueño en el exilio Jesús Angel Ortega, el agente municipal Antonio Ricárdez Limón y el ex agente Rufino Camarillo Cuestas, así como Joel Santos, cacique de Pueblo Nuevo. Según testigos, después de los hechos habría llegado a ese barrio de la capital el propio edil Ortega a bordo de una camioneta blanca, para reunirse con sus correligionarios.

 
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