Usted está aquí: miércoles 20 de septiembre de 2006 Mundo Violentos choques en Hungría; insisten miles en la renuncia del primer ministro

Ferenc Gyurcsany admite que mintió para ganar las pasadas elecciones generales

Violentos choques en Hungría; insisten miles en la renuncia del primer ministro

AFP, DPA Y REUTERS

Ampliar la imagen El primer ministro de Hungría, Ferenc Gyurcsany, durante una entrevista tras los disturbios en Budapest desatados por una crisis de credibilidad hacia el gobernante Foto: Ap

Ampliar la imagen Protesta frente al Parlamento en la capital de Hungría para exigir dimisión del premier Foto: Reuters

Budapest, Miercoles 20 de septiembre. Cientos de manifestantes sostenían esta madrugada violentos choques con la policía húngara que intentaba dispersarlos de las inmediaciones de la sede del gobernante Partido Socialista en esta capital. Poco antes, unas diez mil personas se manifestaron pacíficamente para exigir la renuncia del primer ministro, Ferenc Gyurcsany, quien sostuvo que no dimitirá y mantendrá su polémico programa de reformas, no obstante el rechazo generado, tras conocerse una cinta en la que dice que mintió durante cuatro años para ganar las elecciones de abril pasado.

Los manifestantes, la mayoría jóvenes, lanzaron objetos contra los policías que respondieron con gas lacrimógeno. Cientos de policías antimotines, algunos de ellos a caballo, otros con perros de combate, protegían la sede del Partido Socialista, que era el blanco de los jóvenes.

Horas antes, mientras se realizaba la segunda protesta consecutiva en demanda de la dimisión de Gyurcsany, el jefe de gobierno aseveró que no renunciará pese a las movilizaciones en esta capital -las más concurridas en desde 1956, cuando tanques soviéticos aplastaron un levantamiento popular contra el régimen comunista- luego que el domingo pasado se reveló una cinta en la que el premier socialista dice que mintió durante cuatro años para ganar las elecciones de abril.

Gyurcsany, un ex comunista que se volvió millonario en la década pasada al amparo del caos generado durante el proceso de privatizaciones que siguió a la caída del comunismo, dijo que la noche del lunes, cuando unas 200 personas resultaron heridas en choques con la policía, fue "la noche más larga y más negra de la república".

"El domingo por la noche pasé tres minutos pensando en si debía o no dimitir, y si tenía o no razones para ello, y mi conclusión fue: absolutamente no", declaró Gyurcsany a Reuters.

Los disturbios de esta madrugada se desataron luego que unas 10 mil personas protestaron nuevamente en Budapest para exigir la renuncia de Ferenc Gyurcsany, en respuesta a la cinta en la que reconoce que "mintió" sobre el verdadero estado de la economía del país.

"En el último año y medio sólo hemos mentido. No hicimos nada de lo que podamos enorgullecernos", se escucha decir al cuestionado primer ministro en una cinta difundida el domingo en la noche por la radio pública, en un discurso que pronunció a puerta cerrada y dirigido a los diputados del Partido Socialista en mayo pasado.

"Hicimos todo por mantener el secreto al terminar la campaña electoral" en abril pasado, dijo Gyurcsany al referirse a la relección que logró su coalición socialista-liberal frente a la alianza derechista Fidesz, del ex primer ministro Víctor Orban, y al hecho de que ocultó su plan de austeridad, juzgado doloroso pero necesario.

El gobernante confirmó la veracidad de la cinta, en la que señaló que los países europeos no han sido tan descarados, y que ellos obviamente mintieron acerca de la necesidad de medidas de austeridad para detener un creciente déficit antes de los comicios.

Las revelaciones desataron una ola de protestas que derivaron el lunes en una serie de disturbios y enfrentamientos de manifestantes de ultraderecha con la policía frente al Parlamento, donde se ubica también la sede del Poder Ejecutivo. Después la derecha parlamentaria Fidesz les garantizó su total respaldo.

Más tarde unos 3 mil manifestantes se dirigieron hacia el edificio de la televisión nacional, que por un momento lograron ocupar, a la cual saquearon y prendieron fuego. El plan era leer una petición, pero no lograron su objetivo ya que a las 4 de la madrugada de este martes fueron desalojados.

El saldo fue de entre 150 y 200 heridos, incluidos unos 102 policías.

Los choques entre cientos de manifestantes y la policía se reanudaron la noche del martes al miércoles cerca del local del Partido Socialista, en Budapest, y continuaban al cierre de esta edición.

El presidente Laszlo Solyom, respetado conservador, se declaró incompetente para destituir al primer ministro, quien ordenó a la policía "utilizar todos los medios para restablecer el orden".

Víctor Orban, el presidente del principal partido opositor, Fidesz, lanzó una especie de ultimátum al jefe de gobierno, al exigir su dimisión si el Partido Socialista pierde las elecciones municipales del 1º de octubre, cuyos últimos sondeos dan a los socialistas 23 por ciento en la intención del voto frente a 34 por ciento del derechista Fidesz.

Luego de convocar al gabinete de seguridad nacional, Gyurcsany afirmó que los disturbios eran "responsabilidad de toda la clase política" y eran provocados por las "mentiras" tanto de la izquierda como de la derecha desde la caída del régimen comunista en 1989.

El jefe de gobierno rechazó la renuncia de su ministro de Justicia, Jozsef Petretei, responsable de la policía.

 
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