Usted está aquí: martes 8 de agosto de 2006 Política "¡Vamos a transformar las instituciones y eso ocurrirá de una manera u otra!"

Advertencia de AMLO a las puertas del TEPJF "si se convalida la imposición"

"¡Vamos a transformar las instituciones y eso ocurrirá de una manera u otra!"

"¡No buscamos contadores, sino jueces!", critica Muñoz Ledo a los magistrados

JAIME AVILES

Ampliar la imagen Simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador, candidato a la Presidencia de la República por la coalición Por el Bien de Todos, durante la asamblea de ayer ante la sede del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación Foto: Carlos Ramos Mamahua

Es lunes, exclama Andrés Manuel López Obrador, "¡y miren cuántos somos! Es lunes e hicimos apenas ayer el llamado. No hay dinero, no tenemos espacio suficiente en medios de comunicación y aquí estamos!", agrega con el gesto muy duro, al término del discurso más duro que ha pronunciado, hasta ahora, contra eso que la gente reunida ante el tribu -apócope de Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF)- no se ha cansado de repudiar a coro gritando incansablemente: "¡Fraude, fraude, fraude!"

Desde las 6 de la tarde -ahora son casi las ocho de lo que en breve será la noche-, la multitud llena de punta a punta los seis carriles, tres de ida, tres de vuelta, el camellón y la acera opuesta de la avenida Cafetales, en Culhuacán, frente a la tercia de torres de hormigón pálido, con aspecto de silos para ojivas nucleares, que afean todavía más, si ello fuera posible, la gélida fachada del tribu, ante la cual el Peje acaba de fijar su postura con transparencia.

"Si ellos (los siete magistrados) convalidan la imposición (del candidato de la derecha), vamos a mantener la resistencia civil y pacífica el tiempo sea necesario (pero) ya no sólo va a ser (por) lo del recuento de votos, ¡vamos a transformar las instituciones del país y eso se va a dar de una manera o de otra!"

Los de abajo del templete responden en automático: "¡Duro, duro, duro!", y lo repiten 25, 30 veces, mientras a espaldas del orador, de verde, con gafas turbias, Dante Delgado, el líder de Convergencia, les muestra la palma de una mano para indicarles que se callen. El coro no lo obedece, pero retoma su consigna favorita: "¡voto por voto, casilla por casilla, a López Obrador lo queremos en la silla!"

Es la parte culminante de un diálogo que bajo el cielo gris preñado de lluvia ha pasado revista a la historia de México. López Obrador, en el papel del maestro, ha sometido a examen popular el tema de la justicia. "¿Desde cuándo una institución no actúa en favor de una causa justa, en favor del interés general? ¿Se acuerdan ustedes?", pregunta. Y la gente le contesta rencorosamente: "¡Nunca!" Y otras voces, de inmediato, ejemplifican: "¡Los ferrocarrileros! ¡El 68!" "¡El 71!" "¡Chiapas!"

López Obrador atiza la hoguera. "Hace dos días, cuando iba a resolver el tribunal, salió el presidente de la Suprema Corte de Justicia, rompiendo todas las formalidades, a hacer una declaración, diciendo que no se iban a permitir presiones... -una mujer chimuela, vestida con un mandil de harapos, lo corrige: "¡El presidente de la Suprema Mentira!", pero el Peje no alcanza a oírla-, diciendo que se iba aplicar la ley, dando línea, respaldando de manera, ¡por lo menos imprudente!, la decisión que seguramente ya habían tomado los magistrados..."

El examen, entre rechiflas y mentadas contra los siete del tribu, continúa. "¿Cuándo ha habido justicia en México?" Respuesta de miles y miles: "¡Nunca!" "¿Cuándo los jueces, magistrados o ministros han hecho valer el poder constitucional para proteger a los ciudadanos?" Nueva respuesta: "¡Nunca!" "Así es: todo es negociación en corto entre los abogados de los poderosos para resolver querellas que tienen que ver con los intereses creados, pero cuando se trata del interés colectivo no hay ninguna solución a las demandas que se plantean..."

El coro, a sus pies, aprovecha la pausa para combinar las variantes de las consignas del día. "¡Repudio / total / al fraude de Fecal!" "¡Este fraude sí se ve, este fraude sí se ve!" Y la que todo lo sintetiza: "¡voto por voto, casilla por casilla!" No parece haber cambiado un ápice el sentimiento que dominaba al Zócalo el domingo y todos los días de la semana pasada, y los de antes del plantón, y el de tres domingos atrás, y el del sábado 8 de julio, una semana después de las elecciones.

"¿Qué va a pasar si ellos convalidan la imposición? ¿Qué va a pasar?", insiste López Obrador. La gente no duda en responderle: "¡si no hay solución, habrá revolución!" Y el Peje asiente, les dice que sí con el gesto y anticipa: "Vamos a mantener la resistencia civil y pacífica el tiempo que sea necesario. Y ya no va a ser sólo el recuento de los votos, vamos a iniciar un movimiento para transformar a las instituciones de nuestro país".

Ahora son aplausos y exclamaciones lo que provocan sus palabras. Por eso quizá repite: "no vamos a quedarnos con los brazos cruzados. No vamos a permitir, que se oiga bien y que se oiga lejos, no vamos a permitir que siga triunfando el dinero sobre la moral y la dignidad de nuestro pueblo. ¡Eso se acabó! ¡Vamos a la transformación de nuestro país y eso se va a dar de una manera o de otra!"

Porfirio Muñoz Ledo cierra el puño derecho y lo alza, dando un saltito en el templete, al tiempo que el júbilo de la multitud alcanza el clímax. Hace un instante López Obrador había invitado a los siete magistrados del TEPJF a "no dejar pasar la oportunidad histórica de ser ellos los primeros en iniciar el proceso de transformación de nuestro país", reconsiderando la decisión que anunciaron el sábado en la mañana de abrir sólo 9.07 por ciento de los paquetes del 2 de julio y procediendo a hacer suya la exigencia del voto por voto y casilla por casilla.

"¡La certeza es absoluta o no es certeza!"

Primer orador de la simbólica comparencia de la coalición Por el Bien de Todos a las puertas del tribu, Muñoz Ledo había fustigado a los magistrados acusándolos de "eludir la lógica social del conflicto". Ellos, afirmó, "han escogido un camino pequeño y limitado para conocer la verdad, han reducido a menos de 10 por ciento el universo de casillas a investigar. ¡O la verdad es completa o no es verdad, o la certeza es absoluta o no es certeza!"

Dicen, prosiguió, "que les interesa la certeza aritmética", y aquí bien hubiera podido intercalar un ¡carajo!, antes de añadir: "¡No estamos buscando contadores, estamos buscando jueces!". Y de espaldas a la corona luctuosa, al ataúd de cartón desvencijado y a otros símbolos alegóricos que evocan la muerte de la democracia, les preguntó si acaso olvidaron "la voluntad caprichosa y antidemocrática de Vicente Fox para eliminar a un candidato de la contienda mediante el desafuero, el uso y abuso de recursos públicos, el contubernio de empresas emparentadas con el candidato del PAN para utilizar la información del IFE en favor de ese partido, la compra y coacción de votos o el hecho de que hay regiones del país donde más de 50 por ciento de los funcionarios de casillas son miembros del sindicato de maestros", que encabeza Elba Esther Gordillo, la principal aliada de Fox y de Felipe Calderón.

Después de Muñoz Ledo, el ex gobernador de Zacatecas, Ricardo Monreal, subrayó que en los resultados oficiales del IFE "hay un millón y medio de votos que no están sustentados en las actas de casilla", pero los magistrados, lamentó, revisarán menos de 10 por ciento de las mismas. Y preguntó a Fox, a Calderón y a los panistas a través de la gente enardecida: "¿Por qué si la elección fue tan limpia, como dicen, no aceptan que se abran todos los paquetes? El que nada debe, nada teme".

Y la gente, como empieza a volverse costumbre, levantó una mano y juntó las yemas de los cinco dedos para abrirlas y cerrarlas como una boca hambrienta o... de acuerdo con la vieja semiótica popular... como el orificio que la naturaleza colocó en el otro extremo del aparato digestivo de los seres humanos y que en México se usa para asegurar que alguien, por alguna razón, tiene miedo.

Media hora después, cuando al final de su intervención, el Peje se acordó de los medios que, dijo, "están duro y dale todo el día con lo de Reforma, pero no dicen que nosotros ofrecimos que si hay voto por voto levantaremos el plantón y aceptaremos el resultado sea el que sea", las boquitas burlonas reaparecieron por miles antes de convertirse en aplausos.

 
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