Usted está aquí: jueves 3 de agosto de 2006 Política El Zócalo, corazón de la resistencia

El Zócalo, corazón de la resistencia

El Zócalo se ha convertido en un gigantesco albergue en el que miles de personas de todo el país viven desde el domingo pasado con un solo propósito: exigir el recuento voto por voto.

Ahí también pasa día y noche el candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, junto con sus tres hijos y parte de sus colaboradores, entre ellos Ricardo Monreal y Jesús Ortega, ya que a los demás los mandó a reforzar los campamentos de Paseo de la Reforma.

Por ello, a partir de ayer el jefe de Gobierno electo del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, y el dirigente del PRD en la capital, Martí Batres, que se habían mantenido desde el domingo en el Zócalo, se trasladaron a la resistencia civil en Reforma, para que den mayor fortaleza al movimiento en esa área, donde las críticas por el cierre de las vialidades son cada vez mayores.

La instrucción de López Obrador es que se realicen actos culturales, musicales y de análisis político en los 16 campamentos que están entre la fuente de Pemex y avenida Hidalgo, sobre Paseo de la Reforma, porque hasta ayer toda la actividad se concentró en el Zócalo.

La actividad en el corazón político del país es febril desde muy temprano y hasta muy tarde en los 31 campamentos, uno por cada estado de la República, levantados en la Plaza de la Constitución. Todo el día y parte de la noche se escucha música, canciones populares viejas y modernas, a las que se ha cambiado la letra para expresar repudio al intento de despojar a Andrés Manuel López Obrador del triunfo en los comicios del 2 de julio.

O para satirizar al presidente Vicente Fox o al candidato panista, Felipe Calderón: "La chachalaca, la chacalaca, ya no puede ni hablar, porque no tiene, porque le falta, cerebro pa' pensar", se cantaba ayer, con la música de La cucaracha. O los versos del poema de Antonio Machado que el cantante Joan Manuel Serrat musicalizó, sólo que el "caminante no hay camino, se hace camino al andar", tuvo una variación al final, porque el "verso a verso" pasó a ser "voto a voto".

El grupo Los Nacos interpretó ayer varias de sus canciones, justo a la hora de la comida, cuando se servían alimentos para 2 mil 500 personas en una de las "cocinas" que se han puesto a funcionar, además de que en cada uno de los 31 campamentos se preparan también almuerzos. Hay dos centros de acopio a los que los capitalinos diariamente llevan agua, arroz, frijol, latas, otros víveres y cobijas.

En el campamento de Michoacán, donde se han colocado una docena de carteles con el lema "No al pinche fraude" y el otro, ya emblemático, de "se busca por delincuente electoral" sobre la foto de Ugalde, ayer se prepararon guayabas en almíbar dentro de una cacerola enorme. El olor del dulce hacía detenerse a jóvenes y niños ahí afuera.

Al lado, los moradores del campamento de Puebla preparaban chicharrón en salsa verde, pero las señoras dejaron de hacerlo cuando los reporteros llegaron. "No son de Televisa, ¿verdad?", preguntó una de ellas, muy molesta. Cuando se le dijo que no, explicó que esa televisora "miente todos los días" .

En esa carpa poblana, donde una imagen de la Virgen de Guadalupe es flanqueda por cartelones que exigen el "voto a voto" y otros en que le advierten a Calderón: "No pasarás", un grupo de mujeres asegura que en la sierra de Puebla, en Huauchinango sobre todo, López Obrador ganó, pero le quitaron votos. Piden que Agapito Hernández, del PRD, dé la cara y también que la población lleve galletas y leche, "porque muchos trajeron a sus niños y les hace falta ese alimento. También platican que muchos indígenas de la sierra quieren llegar a apoyar a López Obrador, pero "no tienen dinero para el pasaje". En los cartelones y escritos que hay en las paredes es evidente el ingenio de los ciudadanos. Una foto de Elba Esther Gordillo fue retocada para verse idéntica a Chucky -personaje de una película de terror-, y diera sentido la leyenda que le colocaron al retrato de la dirigente magisterial: "La diabólica".

También acudieron al ingenio los seguidores de López Obrador para tener en qué dormir. Mientras los del campamento de Zacatecas lo hacen en colchonetas y colchones inflables, los de Tabasco -quizá porque es unas de las delegaciones más numerosas- colocaron huacales de madera hasta formar una base y encima le pusieron cartones y cobijas. Es una larga hilera que funciona como cama en la noche y como banca durante el día.

Las normas establecidas para la convivencia son simples, pero deben seguirse. Hay que mantener limpio y ordenado el campamento, no jugar cartas ni ingerir bebidas embriagantes. López Obrador les impuso una más, que es no desvelarse mucho, ya que el domingo, que fue el primer día, los grupos musicales se mantuvieron hasta la madrugada.

La lluvia no los movió

El aguacero que cayó por la noche provocó que parte de los campamentos instalados en el Zócalo se inundaran, sobre todo los ubicados frente a la sede del Gobierno del Distrito Federal. La gente barrió el agua y de todas formas pasó ahí la noche.

Del lado del templete, donde se localiza la carpa de lona de López Obrador, no hubo afectaciones. Sin embargo, se decidió apagar el sonido y las luces para evitar posibles cortos circuitos.

Andrea Becerril y Enrique Méndez

 
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