Usted está aquí: lunes 31 de julio de 2006 Política La retaguardia debió dispersarse ante la imposibilidad de llegar al Zócalo

Desde el Auditorio los asistentes buscaron las pantallas para ver a López Obrador

La retaguardia debió dispersarse ante la imposibilidad de llegar al Zócalo

La gran de creatividad de los manifestantes volvió a hacerse presente en el recorrido

EMIR OLIVARES Y MARIANA NORANDI

Ampliar la imagen Asistentes a la tercera asamblea convocada por el candidato perredista a la presidencia, Andrés Manuel López Obrador Foto: Carlos Ramos Mamahua

Parte de la retaguardia de la segunda marcha por la democracia -convocada por Andrés Manuel López Obrador- no se movió del punto de partida. En esta ocasión, el final de la movilización se dividió: mientras una parte se instaló desde la fuente de Petróleos hasta el Auditorio Nacional; otra marchó hacia el Zócalo capitalino logrando llegar sólo al cruce de Insurgentes y Reforma.

A diferencia de la manifestación de hace 15 días, cuando la retaguardia llegó a la Torre del Caballito, ahora los contingentes que venían al final de la marcha se dispersaron a lo largo del Paseo de la Reforma, pues los organizadores colocaron equipos de sonido y pantallas gigantes en algunos puntos estratégicos de la avenida.

Al darse cuenta que sería imposible llegar al Zócalo, miles de personas optaron por permanecer en la explanada del Auditorio Nacional, donde se colocó una pantalla gigante. En ese punto se concentraron grupos de las 16 delegaciones capitalinas. "Nosotros vamos a la retaguardia para que los que vienen de los estados tengan oportunidad de llegar al Zócalo", explicó Sergio Sandoval, del PRD en Alvaro Obregón.

Los que optaron por caminar -siempre conscientes de que no entrarían a la Plaza de la Constitución-, se congregaron en los puntos en los que se colocaron los equipos audiovisuales. Esta organización provocó la división del inmenso mar amarillo que corría por Reforma, formando grandes islas humanas en torno a la Puerta de los Leones del Bosque de Chapultepec, la fuente de la Diana Cazadora, el Angel de la Independencia -lugares en los que sólo había sonido-; mientras que las isletas más numerosas se presentaron en el cruce de Insurgentes y Reforma, y en la glorieta de Colón, donde había más pantallas gigantes.

Desde temprana hora, los vagones del Metro que llegaban a las estaciones Pino Suárez, Allende, Bellas Artes, Hidalgo, Juárez, Balderas, Sevilla, Chapultepec, Insurgentes y Auditorio rebosaban de manifestantes que, desde el subterráneo de la ciudad, ya empezaban a gritar consignas. Vendedores de moños tricolores, banderas perredistas y playeras descendieron hasta los torniquetes de acceso de algunas paradas para vender sus objetos o pintar mejillas con sellos que contenían la imagen del Peje.

En la retaguardia se concentraron contingentes conformados por familias enteras -algunas con mascotas incluidas-, estudiantes, maestros, integrantes de organizaciones civiles, vecinales, sindicales y políticas.

La marcha destacó por el alto grado de creatividad de sus participantes. En los últimos contingentes se pudo observar numerosas figuras hechas de papel maché, disfraces, carros alegóricos, muñecos de trapo, teatro guiñol, músicos, danzantes, performanceros -cual si fuese carnaval-, que rechazaban el "fraude" electoral y repetían la emblemática consigna: "Voto por voto".

Toda esta imaginación y dinamismo creaba un ambiente que, sin dejar de ser reivindicativo, adquirió gran sentido de festividad, como lo definió la escritora Elena Poniatowska: una "gran fiesta de la resistencia". Cerca del Auditorio Nacional, vecinos de la delegación Tlalpan lanzaron dos globos aerostáticos en los que se solicitaba el conteo de los sufragios.

Participantes provenientes de la delegación Tláhuac llevaron un tractor que arrastraba una cárcel construida con bambú, en cuyo interior se encontraban personajes como Marta Sahagún, Vicente Fox, Carlos Salinas de Gortari, Elba Esther Gordillo, Luis Carlos Ugalde. En la entrada de la prisión se inscribió la leyenda: "delincuentes electorales". Mientras dos chicas de Hidalgo vendían gelatinas con la figura del Peje, un tamalero pregonaba: "si un fraude está celebrando aquí hay tamales Hildebrando".

El deseo de la ciudadanía por expresarse ante la actual coyuntura se demostró en las mamparas de la recién inaugurada exposición Voto por voto, foto por foto, que se presenta sobre una acera de Reforma, desde la glorieta de la Palma hasta el cruce con Insurgentes. Ahí, cientos de personas colocaron, junto a las fotografías de varios reporteros gráficos que integran la muestra, carteles, leyendas, imágenes, etiquetas, e inclusive enormes mantas en las que criticaban la labor del IFE, del presidente Fox y del candidato panista, Felipe Calderón, y reivindicaban la figura de López Obrador.

La partida no fue inmediata. Ante el llamado de López Obrador para instalar una asamblea permanente, sus simpatizantes comenzaron a reunirse en Reforma para organizar los campamentos que se instalarán del Zócalo hasta la fuente de Petróleos.

 
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