Usted está aquí: miércoles 19 de julio de 2006 Política Zapatistas, un mundo en construcción, visión crítica desde la solidaridad

Presentan libro de Guillermo Almeyra y otros sobre el EZLN

Zapatistas, un mundo en construcción, visión crítica desde la solidaridad

Los autores llaman a evitar el sectarismo en la izquierda

EMIR OLIVARES ALONSO

Ahora, el objetivo de los movimientos de la izquierda mexicana, incluido el zapatismo, es sumarse a la lucha contra el fraude electoral, pues lo importante, pese a las diferencias internas, es que la ultraderecha -representada por Felipe Calderón Hinojosa- no llegue al poder, coincidieron los participantes en la presentación del libro Zapatistas, un mundo en construcción.

Guillermo Almeyra, coautor de la obra, que se encargó de la parte histórica del movimiento desde antes de su surgimiento hasta la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, aseguró que su apoyo al zapatismo "es viejo e incondicional", pero para el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) "mi apoyo también es viejo, pero no incondicional", lo que al redactar el libro lo obligó a hacer señalamientos críticos a la organización.

El también colaborador de este diario señaló que el curso que tomó la otra campaña fue muy dañino para el movimiento en sí mismo, porque "separó" la lucha contra la derecha, la cual debe ser "pluralista, horizontal, democrática y de discusión sobre cuál es el camino para la izquierda desde un frente único de obreros y campesinos".

Durante la presentación de su obra, el pasado lunes por la noche, dijo que el mayor logro del zapatismo ha sido lograr la autonomía de algunas comunidades indígenas, a través de los caracoles y las juntas de buen gobierno; sin embargo, señaló que a partir de la alerta roja decretada por el EZLN por los hechos en Atenco, la autonomía "sufrió un golpe".

Ante esto, Almeyra subrayó que los problemas venideros para el zapatismo y para la izquierda son: asegurar la sobrevivencia de las juntas de buen gobierno, "porque les va a venir el golpe de Calderón", liberar a los "presos políticos, incluidos los detenidos en Atenco", y la lucha contra el "fraude" electoral.

Por su parte, Emiliano Thibaut, coautor que realizó las fotografías y una crónica para el libro, expresó que el EZLN "pasó de la insurgencia al poder, que aunque es parcial e incipiente es de real injerencia en cientos de habitantes que sostienen el movimiento".

Consideró "un error histórico" el llamado del subcomandante Marcos al calificar a Andrés Manuel López Obrador como similar a Calderón, porque esa aseveración inhibió el voto en favor del perredista; agregó que el líder insurgente debió brindar "apoyo directo" al ex jefe de Gobierno del Distrito Federal, con su distancia en términos políticos, "porque si queda Calderón, la represión contra las comunidades autónomas será brutal".

Por ello, invitó a Marcos a participar en la tercera asamblea informativa a la que convocó el candidato de la coalición Por el Bien de Todos: "Sería formidable, con el nivel de lucidez que ha demostrado Marcos, que tenga la capacidad de ir con nosotros el 30 de julio, caminando a ras de suelo y no a nivel del micrófono".

En tanto, el antropólogo Héctor Díaz Polanco recalcó la solidaridad crítica de la obra y afirmó que las acciones del vocero del EZLN indujeron a la abstención de algunos adherentes a la otra campaña, pero que acusarlo de la virtual derrota de López Obrador sería "ridículo".

Adujo que mientras la obra fotográfica de Thibaut hace vagar al lector por la zona zapatista, Almeyra logra borrar el concepto de que la solidaridad y la crítica se contradicen, porque "esa contradicción amenaza a la nueva izquierda y al mismo zapatismo".

Por ello, sentenció que el "peor mal" de la izquierda contemporánea es el sectarismo, por lo que ésta debe aprender a ser tolerante y aceptar a los demás, a pesar de las diferencias que existan entre los movimientos y las personas.

En tanto, la presidenta del comité Eureka, Rosario Ibarra, dijo que quedó maravillada al ver las fotografías que enmarcan la obra, además de que ésta le ayudó a conocer la cultura indígena, esa misma raza a la que "discriminan y maltratan los malos gobiernos".

La luchadora social dijo que conoció por primera vez la injusticia cuando niños tarahumaras tocaron a su puerta para vender diversos productos: "Yo quería que mi padre les comprara todo, pero él me explicó qué era la injusticia y lo que significaban esas carencias".

Finalmente, Almeyra destacó que el libro trata de dirigirse a los jóvenes "para decirles que los zapatistas de la sexta declaración son ellos".

 
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