Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 9 de julio de 2006 Num: 592


Portada
Presentación
Bazar de asombros
Una certeza, dos dudas y una carta inconclusa
MARCOS
Para mayor gloria del teatro
OTTO MINERA
El siglo de Brecht
LUIS DE TAVIRA
Ocho momentos en la vida y la obra de Bertolt Brecht
HUGO GUTIÉRREZ VEGA
La ópera de los millones de centavos
Ricardo Bada
La Comala del sur en Abril rojo
ADRIANA CORTÉS KOLOFFON Entrevista con SANTIAGO RONCAGLIOLO
Mentiras transparentes
FELIPE GARRIDO

Columnas:
Y Ahora Paso a Retirarme
ANA GARCÍA BERGUA

La Casa Sosegada
JAVIER SICILIA

La Jornada Virtual
NAIEF YEHYA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

Indicavía Sonorosa
ALONSO ARREOLA

Tetraedro
JORGE MOCH


Directorio
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Hugo Gutiérrez Vega

Ocho momentos en la vida y la obra de
Bertolt Brecht

1. Quiso ser médico, pero le ganó la risa y se convirtió en un poeta vagabundo. Sobre su cabeza, como sobre la de todos los jóvenes de su generación cayó, como una piedra contundente, el fracaso de la primera guerra mundial y sus consecuencias presentes en la miseria del pueblo, la indignante riqueza de unos cuántos y la absoluta falta de rumbo del país y, especialmente, de una generación que buscaba una salida. Brecht recorrió los caminos del expresionismo, anduvo por los terrenos del dadaísmo y, poco a poco, fue encontrando su propia manera de acercarse al teatro, al ensayo y a la poesía. Siempre mantuvo su posición crítica y defendió su autonomía y su noción del teatro épico al servicio de los humillados y ofendidos de este mundo nuestro.

2. Decía por las calles sus poemas y canciones y se acompañaba de su amada guitarra. Reunió en un libro estos versos transparentes y declaró en un ensayo que su inspiración se debía en gran parte a la verdadera sencillez y a la fuerza lírica de la poesía popular. Ya desde su primera obra Baal, aparecen los principios de su teoría del alejamiento y su personaje, un lamentable superhombre, es una metáfora de la violencia y el desenfreno sufridos por la Alemania derrotada. En el siguiente diálogo queda retratada la vileza y la degradación de su personaje:

Sofía: Ni siquiera sabes como me llamo. Me llamo Sofía Borger.
Baal: Olvida tu nombre [la abraza], ahora perteneces al viento.

3. En Tambores en la noche se vislumbra la hermosa figura de Espartaco, el líder de un ejército de esclavos que desafió al poder imperial de Roma. La mano del director Falckenberg ayudó enormemente a la maduración del proyecto épico brechtiano. En él, las canciones, los apartes y las estratégicas interrupciones, evitan que el público caiga en la emoción rudimentaria y lo obliga a reflexionar sobre los efectos y las causas de los males sociales y las tragedias individuales. Por esas fechas (1922), el teatro de Brecht se separa por completo y establece una polémica con el todopoderoso expresionismo. Ya en un ensayo en el que esboza su teoría del teatro, Brecht combate el hueco monumentalismo de las representaciones de los clásicos en el teatro burgués de Alemania, Francia e Inglaterra. Propone un teatro inteligente y un público lúcido que, gracias al método del alejamiento, comprenda mejor a los personajes y a los horrores que se fraguan en su entorno.

4. Hace muchos años, en Roma, hice, con más buena voluntad que pericia actoral, el papel del soldado del ejército inglés en la India, Charles Fairchild, en una lectura de Un hombre es un hombre, obra cumbre del humanismo brechtiano. En esta comedia o, más bien dicho, parábola, el gran actor Peter Lorre logró, en la puesta en escena de 1931, dar vida al entrañable Gally Gay, el cargador irlandés convertido en soldado y, por lo tanto, en el proletario que es un instrumento ciego del colonialismo de los países imperialistas. Recuerdo que los soldados, gracias a los coturnos, adquirían la monstruosa estatura del imperio británico.

5. Dice Prechtl que Brecht fue, desde muy joven, un rebelde por naturaleza, un soñador. Yo lo veo, además, como un hábil, talentoso y astuto hombre de teatro que entregó su mensaje humanístico a través de sus diálogos, sus canciones y sus apartes que interrumpían con gran sagacidad el desarrollo dramático. En el apéndice de Un hombre es un hombre, está muy clara esa intención cuando el soldado Polly se coloca en el proscenio y dice: "Para que puedan realmente apreciar la calidad de nuestro arte dramático, deben fumar desesperadamente. Los actores que aquí estamos somos los mejores del mundo, las bebidas alcohólicas cien por ciento auténticas y las sillas comodísimas. En el bar podrán hacer conjeturas sobre la obra cuando el telón caiga. Se les ruega no disparar contra el pianista. El pobre está dando lo mejor que tiene. El que no entienda la trama, no intente romperse la cabeza, ya que es incomprensible. Si quieren ver alguna cosa que tenga sentido vayan al mingitorio. En todo caso no se devolverá el dinero de los boletos." Y termina diciendo: "Un actor debe ser capaz de hacerlo todo."

6. Vinieron después la ciudad de Mahagonny y su decadencia y caída, su amor por Helene Weigel, que lo acompañó hasta el final, sus estudios del pensamiento de Marx, su ingreso al Partido Comunista, la Ópera de los tres centavos, que puso en escena Tairov en el Teatro de Leningrado, su huída del horror nazi y su exilio escandinavo. Viene El resistible ascenso del Aturo Uí, en donde los nazis se identifican con los gángsteres del mundo capitalista, La honesta persona de Sechuan, La vida de Galileo, alegato sobre el oscurantismo de la Iglesia católica, El círculo de tiza caucasiano, las obras breves, Santa Juana de los mataderos, La madre, que lo emparienta con Gorki, Madre Coraje y sus hijos, El señor Puntila y su criado Mati, parábola sobre un prepotente empresario ebrio y sus tropelías, que ahora nos pone a pensar en el gober precioso y en sus textileros pederastas. Vino todo eso y la fundación del Berliner Ensemble, modelo de compañía de repertorio.

7. Vino, desde el principio, su poesía, tanto la épica como la satírica:

Y como ser humano
el hombre lo que quiere es su pan.
Las habladurías ya no le sirven
porque nada le dan.
Pues, un, dos, tres,
Pues, un, dos, tres.
Compañero en tu lugar.
Porque eres del pueblo afíliate ya
En el frente Popular.

Y otro ejemplo de su inteligencia dialéctica y poética:

todos o ninguno. O todos o nada.
Uno solo no puede salvarse.

Se trataba de crear una nueva estética marxista y Brecht y Piscator se dieron a la tarea. En la Unión Soviética lo intentó Lunacharsky, pero fue aniquilado por el realismo socialista preconizado por Dzanov, epígono de Stalin.

Pero prevalece el método Brechtiano sintetizado en una frase memorable: "Cuando se ve que nuestro mundo actual ya no cabe en el drama, entones resulta que el drama ya no cabe en este mundo." Esto no significa la muerte del teatro, sino la creación de un teatro nuevo capaz de ayudar en las tareas de rescate de lo humano perdido.

8. Y por lo que digo en un poema que le escribí en mis época de Charles Fairchild:

PENSANDO EN BERTOLT BRECHT

Tratar de que el mundo que dejamos sea más bueno, dices mientras escuchas desde tu cama de hospital el canto del mirlo de primavera. Brecht, autor dramático que recogiste las acciones de los hombres para iluminarlas. Brecht jugador que no supiste de treguas ni de trampas, ni perdonaste jamás a los santos propietarios, es difícil decir la verdad, gritarla bajo el cielo azul y tonto de los hombres que se explotan y se matan.

Cerca de la agonía dijiste que tu dolor era más leve al pensar que después otros hombres escucharían también el canto del mirlo en los balcones de las casas de los hombres pequeños ¿Qué haremos con tus mirlos, viejo autor, querido viejo, amigo de los explotados? Recuerdo —y va de anécdota como en tus obras— a un mi tío que al sentirse morir se levantó de su silla (estábamos en el corredor de una vieja casa azotada por el viento de los Altos de Jalsico), nos miró a todos, y sin decir palabra fue a esconderse en un rincón de la caballenza. Ahí esperó su muerte acurrucado bajo un pesebre. Aún no sé si su acto fue de humildad, de suprema elegancia, o de orgullo herido por la postrera y peor de las humillaciones.

En fin... era ya viejo y poco o nada había hecho para mejorar el mundo...

Divago... pienso en ti,
en los mirlos que cantarán muy pronto...
cuando la primavera...