Usted está aquí: viernes 7 de julio de 2006 Cultura Miguel Cervantes se inspira en Egipto para su obra pictórica

Exposición del artista en el Club de Industriales

Miguel Cervantes se inspira en Egipto para su obra pictórica

MERRY MACMASTERS

Mantener un estudio en Luxor, Egipto, no está exento de cierto exotismo. El curador, museógrafo y pintor Miguel Cervantes, cuya exposición Series egipcias, se presenta en el Club de Industriales, reconoce que ''hay una leyenda sobre el Medio Oriente, un orientalismo, que hace que suene sofisticado tener un estudio en ese país".

Sin embargo, ''Egipto tiene su presente y hay que sentirlo, vivirlo también. Allá no me encierro en un mundo de fantasía, pues entro en un presente muy vivo, experiencia que me importa".

En una visita a Marruecos, en 1979, Cervantes fue impactado por la luz solar de Africa del Norte, que ha jugado un papel relevante en la pintura moderna, ya que ''transforma la sensación de los colores". A partir de ese momento la obra de Cervantes tuvo ''un giro hacia lo musulmán, que por primera vez veía en un país musulmán".

Una década después, el artista realizó su primer viaje a Egipto, que resultó una revelación todavía más fuerte, por su paisaje, su historia, su arte y sus habitantes.

Explica que siendo un país del desierto, con un gran río, como es el Nilo, ''los fenómenos de luz son francamente especiales". Su acercamiento a la región incluyó una preocupación por la problemática actual del Medio Oriente.

Problemática apasionante y trágica

-Uno podría pensar que se fue a refugiar allá.

-Podría haber sido un refugio en un pueblo en el estado de Morelos, un irme a encerrar. No, en Egipto es vivir una realidad relevante en nuestro momento, y me ha interesado por muchos años la problemática musulmana en el mundo actual. Y toda la problemática de las relaciones entre Occidente y Medio Oriente, el problema petrolero, el de la pobreza, el de la educación.

''La problemáica social de Egipto es apasionante, dramática y muy trágica.

''En Medio Oriente hay una incapacidad de reforma como uno desearía, pero también hay una dificultad de comprensión de qué es ese mundo.

''No nos resulta un mundo transparente, porque es afrontar otra cultura que no es la nuestra. Me interesó mucho sentirme realmente en otra civilización."

Lo ''egipcio" en su trabajo, sin embargo, se reduce más bien al lugar que lo inspira. Cervantes suele pasar dos o tres meses al año en Luxor, trabajo que retoma en su estudio en México.

Aunque sigue usando el término ''egipcio", asegura que no hay una relación directa con el paisaje del país en una forma naturalista: ''Es algo de la luminosidad que me atrae".

Mishir, la serie más reciente

En la exposición del Club de Industriales, en Andrés Bello 29, Polanco, el artista hizo una selección de obra de las seis o siete series que trabajó en los pasados dos años. La serie más reciente, titulada Mishir, que significa febrero en el calendario musulmán, comprende seis óleos, cuatro sobre tela y dos en papel.

El entrevistado explica que ''es un mes un poco opaco en Egipto. Hay tormentas de arena, la luz cambia por los vientos". Aclara que ''no es una referencia directa al fenómeno meteorológico del mishir, sino que los pinté durante ese tiempo, aunque tienen algo de paisaje".

-¿A dónde quiere llegar con su pintura?

-Me es difícil pensar a futuro en cuanto a metas o proyectos. De lo que tengo ganas es seguir pintando y viendo qué aparece. Respondo mucho a una sensibilidad sensual y visual.

''Siempre que trabajo en mi estudio -prosigue Miguel Cervantes- aparecen cosas que me empiezan a apasionar, pero es totalmente inesperado, porque no tengo una meta clara, conceptual, de hacia dónde va mi pintura.

''Esta va apareciendo y ante ella respondo, pero es una aventura en la que va uno a ciegas de alguna manera.''

 
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