Usted está aquí: viernes 9 de junio de 2006 Política Bush ofrece apoyar la educación en México con el "milagro" de Texas

El sistema en EU, discriminatorio y desigual, califica Jonathan Kozol

Bush ofrece apoyar la educación en México con el "milagro" de Texas

Son analfabetas funcionales 20% de los egresados de high school, según estudios

DAVID BROOKS CORRESPONSAL

Ampliar la imagen En San Luis, Arizona, elementos de la Guardia Nacional trabajan en la instalación eléctrica para la construcción del muro fronterizo en la frontera con México Foto: Reuters

Nueva York, 8 de junio. El presidente George W. Bush anunció que su gobierno se dedicará a educar a inmigantes en Estados Unidos y brindará asistencia a México para educar a los mexicanos del otro lado de la frontera; el gesto podría ser interpretado, a primera vista, como generoso, pero al revisar el estado de la educación estadunidense tal vez se debería pensar dos veces antes de agradecerlo.

En su gira por Texas y Nebraska esta semana, el presidente Bush dijo que su contraparte mexicano, Vicente Fox, le había indicado que uno de los graves problemas que nutre el flujo migratorio en México es el rezago educativo. En esa ocasión, el presidente estadunidense informó que Estados Unidos, y en particular Texas, ya estaba ofreciendo asistencia a México en el rubro de la educación. Un día después, en Omaha, el presidente anunció su iniciativa para "los nuevos americanos", que consiste en promover la educación sobre la historia, idioma y civismo de Estados Unidos para los inmigrantes.

Sin embargo, al revisar el estado de la educación y sus resultados en la ciudadanía en este país, hay indicadores que muestran graves deficiencias con resultados alarmantes en algunos casos.

De hecho, durante su primera campaña presidencial, Bush señaló como modelo para la nación su "logro" como gobernador de lo que fue llamado el "milagro de Texas". Supuestamente fue una política de educación que había elevado sustancialmente el número de estudiantes que completaban la preparatoria, y el epicentro del modelo fue el sistema de educación pública de Houston, donde se reportaba en 2000 que sólo 1.5 por ciento de los estudiantes abandonaba la escuela antes de egresar.

Cuando fue electo presidente, instrumentó estas medidas del supuesto "milagro" en su política nacional de educación, y nombró al jefe de educación de Houston, Rod Paige, como su secretario de Educación en el gabinete presidencial.

Sin embargo, cuando el programa noticioso de CBS News, 60 Minutes investigó, reveló que la tasa de los que abandonaban la preparatoria antes de egresar no era de 1.5 por ciento sino entre 25 y 50 por ciento, y el "milagro" era más resultado de manipulación estadística que educativo; el "milagro" fue inventado para fines políticos.

El sistema de educación en Estados Unidos varía mucho de estado a estado, pero casi nadie lo celebra como "un milagro". Entre un tercio y la mitad de los estudiantes no completa la preparatoria (dependiendo del estado), algo que tiene severas implicaciones económicas y sociales. Los que si la completan no necesariamente salen "educados". Hay evidencia de un alto nivel de analfabetismo funcional entre la población adulta (algunos cálculos llegan hasta un 20 por ciento o más), incluyendo los que cursaron la high school. Por otro lado, muchos critican que los niveles de educación en materias como matemáticas, literatura y geografía son deplorables para un país que se considera el "líder del mundo libre". De hecho, muchos de sus ciudadanos no pueden encontrar el mundo del cual su país dice ser líder.

Una reciente encuesta realizada por Roper para National Geographic registró que a pesar de semanas de la intensa cobertura del huracán Katrina, casi un tercio de los jóvenes estadunidenses no podían ubicar a Luisiana y casi la mitad no podían ubicar a Mississippi -los dos estados más devastados por la tormenta- en un mapa.

Seis de cada 10 de los jóvenes, entre 18 y 24 años de edad, no podían ubicar a Irak; 75 por ciento no podía ubicar a Israel y el territorio palestino; 47 por ciento no podía ubicar a la India; 60 por ciento no sabía que la frontera entre las dos Coreas es la más fortificada del mundo -30 por ciento pensaba que la frontera entre Estados Unidos y México era la más fortificada del mundo.

Y tampoco les importa mucho: uno de cada tres cree que es importante saber la ubicación de países que están en las noticias y sólo 14 por ciento cree que hablar otro idioma es una habilidad necesaria.

Y en el ámbito científico, las cosas no son más alentadoras. Una encuesta reciente de Gallup difundida hace un par de días registra que casi la mitad de los estadunidenses cree que los seres humanos no son resultado de la evolución, sino creados por Dios en su forma actual en los pasados 10 mil años. Para 28 por ciento la Biblia es la palabra literal de Dios.

Además, el sistema educativo es discriminatorio y desigual tanto por raza como por clase social, en lo que el gran analista, maestro y crítico de la educación más influyente de Estados Unidos, Jonathan Kozol, llama el "apartheid educativo". En su nuevo libro, Savage Inequalities y en artículos recientes, ofrece detalles devastadores documentando esto. En Chicago, 87 por ciento de los alumnos en las escuelas públicas son negros o latinos, y menos de 10 por ciento son blancos; en Washington DC, 94 por ciento de los alumnos son negros o latinos, y menos de 5 por ciento son blancos; en Saint Louis, 82 por ciento son negros o latinos; en Los Angeles 84 por ciento; en Filadelfia y Cleveland, 79 por ciento; en Baltimore 89 por ciento, y en Nueva York casi tres cuartas partes de los alumnos son negros y latinos. Esto a más de 40 años de las grandes luchas contra la segregación racial en las escuelas.

Peor aún, señala Kozol, en 48 por ciento de las preparatorias en los 100 distritos escolares más grandes del país -donde hay la concentración más alta de alumnos negros y latinos- menos de la mitad de los que ingresan al primer año logran egresar de la high school cuatro años después. La tendencia es completamente opuesta en escuelas donde los blancos son mayoría.

No es loable el hecho de que el país más rico del planeta ocupe el décimo lugar en educación a escala mundial por inversión, número de maestros y en calificaciones de matemáticas y ciencias, según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. Pero lo peor es que la calidad de esa educación, las iniquidades en sus sistemas de educación pública y otros factores ofrecen resultados poco deseables para otras naciones.

 
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