Usted está aquí: viernes 26 de mayo de 2006 Política Simulación

Gabriela Rodríguez

Simulación

Como las campañas en México, en Washington la visita de Vicente Fox ha sido principalmente un ejercicio de simulación. Una serie de actos que han tenido dos efectos entre los trabajadores mexicanos inmigrantes: su sola presencia hace que por primera vez sientan apoyo del gobierno de su país de origen y, al mismo tiempo, evidencia la falta de oportunidades que los han orillado a abandonar su tierra.

Antes de comenzar la visita oficial y conocer los servicios de la Clínica Seamar -organización no lucrativa situada al sur de Seattle-, un joven me expresa su enorme emoción al estar a punto de conocer en persona al primer mandatario. Como estilista trabaja en un salón de acá desde hace 17 años y hace alarde de diversos tonos de bugambilia, al tiempo que me habla de su colección de collares de ámbar, uno de los cuales hoy porta "para la buena fortuna": "no soy muy adicto a la política -dice-, pero éste es un buen presidente; él ha puesto la cara por everybody. El ha dicho que el problema migratorio es una responsabilidad compartida de ambos países. Es cierto que no ha hecho mucho, pero es un presidente que trasciende nacionalidades; ningún otro había venido a dar la cara por acá. Fue el único que fue al Senado en 2001, antes de lo de september eleven. Con él todo cambió, antes eran todos corruptos... El ha cerrado la distancia entre el mexicano que vive acá y el que vive allá, por eso es importante que ahora que vienen las elecciones las cosas ya son distintas. A mí él que me cae más bien es Madrazo; no recuerdo de qué partido es, pero me cae muy bien".

Entre las principales palabras que expresó Fox impactó la forma de elevar la autoestima de una población constantemente discriminada que ocupa los más bajos niveles en la escala laboral: "Aquí estoy, encontrándome de frente con seres humanos, algunos que la están pasando difícil, y con personas que tienen la satisfacción de servir a los demás. Porque eso es lo que distingue a los mexicanos: el espíritu de trabajo, el servicio que se concreta en su familia, paisanos que queremos y respetamos como un ejemplo de coraje, un ejemplo de tesón, de perseverancia, de compromiso con su familia".

Fue más allá y nos hizo ver que en México ya no hay ciudadanos de primera y de segunda: "Aquí me encontré con Diana, paisana de León, Guanajuato; ella quiere ir a su tierra, quiere estar con su mamá, allá en León; dentro de su enfermedad quiere esa cercanía del amor y el cariño de su madre. Le he dado instrucciones al cónsul para facilitar de inmediato fondos, recursos, documentación y lo que haga falta para que Diana llegue cuanto antes con su madre allá. Pero además en México acabamos de crear el Seguro Popular, una póliza de seguridad médica que nos permite extender el sistema de seguridad social a todos los mexicanos, que nos permite terminar con una clasificación de mexicanos de primera, que tienen todos los servicios, y la mitad de los mexicanos, que carecían de acceso a ese sistema. Me es grato informarles que ahora todos los mexicanos tienen los mismos derechos: todos los mexicanos son de primera. Por eso, Diana, le vamos a dar una de esas pólizas para que en cuanto cruce la frontera tenga atención médica total sin costo alguno. No sólo para ella sino es extensiva para su familia. Este ofrecimiento es para todos los paisanos y paisanas de aquí de Estados Unidos, para que puedan tener la póliza del Seguro Popular. En cuanto cruzan la frontera les da derecho a atención médica en cualquier institución de salud pública, en cualquier lugar de la República".

Mientras se servía chocolate caliente y pan de dulce entre flores de mil colores que brotan en cada rincón cuando ha entrado la primavera en una zona con tanta humedad como es la costa noroeste de Estados Unidos, una chica lloraba porque no encontró el momento de quejarse, y cuando quiso mostrar un cartel que elaboró los guardias le impidieron acercarse.

Originaria de Santa Ursula, al sur de la ciudad de México, Brisia Mendoza, madre soltera, cruzó con sus dos hijas la frontera desde hace siete años. Ella también tiene un negocio de corte de cabello. Su molestia es porque ese acto ha sido privado y no se ha podido mover nada en la visita del Presidente, "por eso me vengo a manifestar. Nosotros como trabajadores pagamos impuestos y tenemos que soportar malos tratos, si en nuestros países hubiera trabajo no estaríamos aquí, aunque nos paguen poco. La gente se viene porque en México todo está mal: la inseguridad, el empleo; todo está mal. Por eso preparé estos dos carteles: 1) Fox: nada más nos vienes engañar, y nos dejas igual de jodidos. 2) FOX ¡Por tu culpa y el poder extrañamos nuestra tierra! No entiendo por qué no invitaron a toda la demás gente, la gente que hemos ido a las marchas. Está bien que venga a hablar de negocios, pero no sólo puede estar hablando con los de arriba, él tendria que escucharnos a nosotros, y si no le permiten escucharnos, él no se da cuenta de lo que es la realidad, de lo que está pasando aquí a los que vivimos. A él no le llega a sus oídos que el sistema se está manejando mal, que en el consulado nunca hay servicios para uno. Tendríamos que dialogar con Fox directamente, esto ha sido nada más una historia para los medios".

 
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