Usted está aquí: viernes 12 de mayo de 2006 Política Ni odio ni violencia: trabajadores globales

Gabriela Rodríguez

Ni odio ni violencia: trabajadores globales

Mientras la atmósfera de México se carga de odio, de violencia y de mentiras, mientras el gobierno panista apuesta al voto del miedo y a la desestabilización para mantenerse en el poder, los marchistas del 1º de mayo en Estados Unidos apuestan en sentido contrario: por la civilidad, la solidaridad y la paz. Pienso que el acierto del movimiento de los trabajadores indocumentados es su interés por construir y no por destruir: "No somos el problema, somos la solución".

Una nueva modalidad de trabajador global está naciendo. Sin dejar de reconocer liderazgos locales, el nuevo actor político son los trabajadores indocumentados, hispanos o latinos en gran mayoría, que el pasado 1º de mayo marcharon del brazo de trabajadores asiáticos, afroestadunidenses, europeos, rusos, polacos, musulmanes, entre otros, que han cautivado a sindicalistas y activistas estadunidenses.

En Seattle, numerosos grupos de ciudadanos se aliaron a los 65 mil marchistas con gran claridad política ¡y conciencia de clase! Vestidos de negro en señal de luto por quienes mueren al cruzar las fronteras, recrearon frases de Lennon y Marley : Power to the People! Get up!/ Stand up!/ Stand up for your Rights! Otros gritaban: il pueblo, unidouu, jamás sirá vencidouu! Siendo convocada como marcha del silencio, me recordó la del Distrito Federal contra el desafuero de AMLO, porque todos tuvieron que pensar y escribir su propio cartel. Jalan mi atención los mensajes en carteles y camisetas home made de los güeritos: "¡USA es nada sin los latinos!" "¡El gobierno de Estados Unidos tiene dinero para la guerra pero no para pagar a los maestros de las escuelas de latinos!" "Nativo y extranjera: la misma clase obrera". "Fascism NO-Immigrants Rights YES!" "Buddhist Peace Fellowship". "Jesús is the Answer". "Liberen a nuestros hermanos refugiados", piden musulmanas de burkas negras. Un joven indígena suscribe: "Los nativos somos un sueño americano que comenzó sin fronteras" En el volante de Revolution Magazine se lee: "Si piensas que cruzar fronteras sin permiso es un delito, ¿qué dices de Bush, de Cheney, de Condoleezza Rice, quienes cruzaron la frontera de Irak y de muchas partes más sin permiso y con terrible violencia? ¡Sí se puede! We will overcome!" El cartel de tres jovencitas de la Inglemoor High School es breve: "Pro Worker/Pro Immigrant"; me explicaron que aunque no tienen sangre ni antecedentes hispanos, faltaron a la escuela para unirse a sus compañeros en un día que "more than a holiday, it is like a memorial day to the people..."

Originario de Seattle, John Jeannot contesta que apoya a los inmigrantes indocumentados "porque sus preocupaciones son mis preocupaciones, como blanco de ojos azules tengo una increíble responsabilidad: promover la justicia económica entre los ciudadanos blancos". Más de 10 mil volantes ha distribuido en movilizaciones con un mensaje que articula factores políticos y económicos: "Se trata de la avaricia de Bush: de los escándalos de S&K y de Enron./ Es una guerra que busca la dominación económica./ No confundas democracia con capitalismo./ La salud y la estabilidad necesita ser restructurada o nunca dejaremos de ser esclavos./ No confundas libertad con la búsqueda despiadada de ganancias/. La máxima ganancia no es un valor familiar/".

Con un principio de realismo práctico -"pensar globalmente y actuar localmente"- me explica cómo enfoca su activismo a la lucha por la justicia en su vecindario, donde 22 idiomas distintos expresan la multiculturalidad de esta región, conviven en relativa armonía inmigrantes asiáticos (39 por ciento), negros (29 por ciento), hispanos (18 por ciento) y blancos (14 por ciento). Y agrega: "hoy se pudo faltar al trabajo y a las escuelas porque están ahí todos los días, pero es solamente una vez; esto es historia".

Dos días después Elena Poniatowska visitó Seattle para iluminarnos con su más reciente libro: El tren pasa primero, extraordinaria obra histórica de ficción que aborda el movimiento de los ferrocarrileros de los añs 50.

Respecto a la relación con Estados Unidos, la derecha y la izquierda mexicanas se dividen claramente. Ni Fox ni Calderón están por la amnistía: apoyan la iniciativa de Bush: regular trabajadores huéspedes temporales, lo cual no resuelve el problema. Más cerca de las voces de los migrantes, López Obrador sostiene que él propondría un acuerdo migratorio que contemple la generación de empleos en México y al mismo tiempo considere la legalización de los mexicanos que por necesidad y pobreza se han exiliado en aquel país. Sería interesante preguntarle en el futuro debate televisivo cuál es su estrategia para la generación de esos empleos, pues sería clave para comprender su compromiso con el derecho al trabajo, que es el primero de todos los derechos laborales.

Estamos siendo testigos de la edificación de las bases para definir un nuevo orden laboral, un marco que no excluya a quienes han tenido que dejar su tierra porque su gobierno ha fracasado en la creación de empleos; de una noción del trabajador-ciudadano global que está rompiendo los limites de los estados-nación, y que hace alianza con grupos subalternos para enfrentar en conjunto los poderes supranacionales.

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