Usted está aquí: martes 2 de mayo de 2006 Política La dimisión del Salazar Sáenz centró las demandas del Día del Trabajo

Asalariados de todos los sectores corearon con el puño en alto: "¡Ni un voto al PAN!"

La dimisión del Salazar Sáenz centró las demandas del Día del Trabajo

La organización del desfile logró neutralizar una provocación con cohetones contra el SME

JAIME AVILES

Ampliar la imagen Viudas de los mineros muertos en el derrumbe en Pasta de Conchos, Coahuila, marcharon también hacia el Zócalo, demandando justicia Foto: Jesús Villaseca

Una consigna reiterativa -"¡ni un voto al PAN!"-, una batucada proselitista -"vota por el Peje / vota por el Peje /chanchan"-, castillos de cartón y pólvora, mojigangas y cohetones, y ríos y ríos de asalariados eufóricos pasaron ayer a lo largo de tres horas por la plancha del Zócalo y las calles de Madero, 20 de Noviembre y 5 de Mayo con cientos de mantas y cartulinas que exigían la renuncia del secretario del Trabajo, Francisco Javier Salazar.

La manifestación de las fuerzas que integran, cada una por su parte, el Frente Nacional por la Autonomía Sindical y el Frente Sindical Mexicano, que abrieron y cerraron la protesta desfilando en ese orden, se prolongó de las 10 de la mañana hasta poco después de las 14 y constituyó el plato de fuerte de una jornada que había comenzado al amanecer con el acto de los líderes del Congreso del Trabajo y finalizaría con el mitin de la otra campaña encabezado por el subcomandante Marcos.

Hubo, en consecuencia, de todo. La banda de la policía del Distrito Federal, por ejemplo, tocó un popurrí de los Beatles para las huestes de Víctor Flores, del sindicato ferrocarrilero y de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), antes que toda una orquesta sinfónica interpretara los grandes éxitos de Toña la Negra, en el acto del Congreso del Trabajo.

Desde su escondite, presumiblemente en alguna ciudad de algún poderoso país del norte que tiene frontera común con México, el supremo líder del sindicato de mineros y metalúrgicos, Napoleón Gómez Urrutia, envió un te-me-ra-rio comunicado para asegurar que esté donde esté continuará en pie de lucha contra la persecución del gobierno de Vicente Fox que, ironías al margen, ha desatado un grave conflicto en todas las regiones mineras del territorio nacional.

Fotografías de Stalin

Y para completar esta breve trilogía de situaciones absurdas, quienes en nombre de la otra campaña insisten en que la suya es una forma nueva de hacer política llegaron al Zócalo con gigantescas fotografías de Stalin al ritmo de los tambores de cientos de adolescentes que practican la capoeira y predican el abstencionismo para derrotar al gran capital.

Pero mientras la ruta Angel de la Independencia-embajada EU-Monumento a la Revolución-Zócalo era transitada por diversos usuarios, entre los cuales no faltó la dirección del gobierno del PRD en la ciudad de México, representada por Martí Batres, que en el Hemiciclo a Juárez efectuó un acto de apoyo a los migrantes mexicanos que ayer protagonizaron una fecha histórica al norte del río Bravo, los granaderos de la policía auxiliar del DF custodiaron el hotel Sheraton, de la propia avenida Juárez, con una doble valla de cien elementos y, a tres pasos de ésta, otra de sólo 20, que más bien parecía una barrera de futbolistas llaneros, ante la vitrina de la cafetería Starbucks.

Muchos capitalinos del rumbo de Mixcoac, entre tanto, aún recordaban que la víspera, domingo 30 de abril, dizque para celebrar el Día del Niño, el partido que se dice campeón del antipopulismo llevó campesinos de los estados de México, Querétaro, Puebla y Veracruz, que al más puro estilo populista llegaron a bordo de mil 200 autobuses (que congestionaron cuatro horas las avenidas Revolución y Patriotismo), para concentrarse en la plaza de toros México a echarle porras a Felipe Calderón, a cambio de lo cual fueron recompensados con bolsas de sándwiches de pan Bimbo.

Tal vez por eso, ante la certidumbre, cada día más generalizada, de que el verdadero peligro para México lo encarnan en realidad quienes a diario y con tan costosas campañas mediáticas lo cacarean, los trabajadores afiliados a los sindicatos de electricistas (SME), nucleares (SUTIN), educadores (SNTE y CNTE), Seguro Social, telefonistas, UNAM, UAM, Colegio de Bachilleres, El Colegio de México, el Banco Mexicano de Comercio Exterior, el Frente Auténtico del Trabajo, la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos, la Alianza de Tranviarios, los bomberos capitalinos y muchos, muchos más, coreaban con el puño en alto: "¡Ni un voto al PAN!"

Un pequeño contingente que bien sabía de lo que hablaba era el de los trabajadores de la Dirección General de Educación Indígena de la SEP, que el pasado 11 de abril fueron agredidos, una vez más, por los golpeadores del subsecretario Lorenzo Gómez Morín, quienes saquearon violentamente la sede de la calle de Azafrán y no conformes con vapulear al conserje Simón López, enviándolo al hospital, lo denunciaron ante las instancias policiacas para intimidarlo en represalia porque fotografió a los agresores cuando sacaban escritorios, computadoras y teléfonos que ahora nadie sabe dónde están.

Huelga decir que en las reuniones preparatorias de la marcha de ayer los líderes gremiales tomaron todas las providencias para evitar la acción de los provocadores y, en coordinación con el Gobierno del Distrito Federal, acordaron las pautas logísticas del acto. Este esquema, sin embargo, estuvo a punto de ser vulnerado cuando al filo de las 12:30 un pequeño grupo de vándalos arrojó cohetones a los pies de las personas que iban entre la cola y la popa de dos columnas del SME, pero la cosa no pasó de un susto y de un prolongado alboroto de las alarmas de los coches estacionados por ahí, que se dispararon con el estruendo.

 
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