Usted está aquí: viernes 7 de abril de 2006 Sociedad y Justicia Se fueron porque la IP paga mejor, responde el director del infantil

Mienten los empleados del hospital que denuncian acoso, se defiende Santos Preciado

Se fueron porque la IP paga mejor, responde el director del infantil

No podemos atender toda la problemática y México no requiere sinnúmero de pediatras, señala

"La modernización, para optimizar recursos y los especialistas vayan donde están los niños"

ANGELES CRUZ MARTINEZ

Ampliar la imagen José Ignacio Santos Preciado, director del Hospital Infantil de México Federico Gómez, en entrevista con La Jornada Foto: José Carlo González

Mienten los trabajadores que denuncian acoso y hostigamiento laboral. Quienes se han ido del Hospital Infantil de México Federico Gómez lo han hecho por decisión propia, porque se fueron a poner sus negocios o porque en la industria privada les mejoraron el sueldo, afirma el director de esta unidad médica, José Ignacio Santos Preciado, como defensa ante las denuncias públicas de empleados y ex trabajadores respecto a la forma en que el funcionario reorganizó los servicios médicos y los métodos que él y sus colaboradores han utilizado para despedirlos, invitarlos a renunciar o a jubilarse.

En entrevista, Santos Preciado afirma que la principal misión del Hospital Infantil de México -primero de los institutos nacionales de Salud- es académica y ser la mejor institución en la atención de enfermedades complejas. De antemano señala: "no podemos atender toda la problemática existente en la medicina pediátrica ni México necesita un sinnúmero de pediatras, sino sólo a los buenos, y en los institutos -centros de excelencia- deben formarse los líderes futuros" de esta rama médica.

Al hospital también le corresponde hacer investigación sobre los temas prioritarios para la salud de los niños mexicanos, la cual debe tener toda la consideración ética y de protección a los menores, cuyos resultados redunden en evidencias documentales que puedan compartirse con la comunidad médica nacional e internacional.

A su llegada a la dirección del Hospital Infantil de México, Santos Preciado tradujo esta concepción en un proyecto para modernizar los servicios médicos, de tal suerte que aplicó un modelo similar al del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán y el Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional Siglo XXI del IMSS, organismos que adoptaron modelos europeos, así como de Estados Unidos y Canadá. Ahí, las unidades "son para los niños y los especialistas van a ellos", no al revés.

Puso como los mejores ejemplos a los hospitales privados Angeles del Pedregal, Médica Sur, ABC e Interlomas, donde no hay camas por especialidades, sino para los menores que las necesitan. Así, agregó, la responsabilidad de los médicos que asisten a esos niños es atenderlos donde están. Con este esquema, se da prioridad al niño y a la familia, no a la enfermedad ni al especialista.

Según Santos Preciado, este cambio tuvo la finalidad de mejorar la eficiencia en el uso de los recursos, "porque al final del día, la gran mayoría de los médicos que aquí laboran ejercen a nivel privado como pediatras, y cuando les va muy bien también logran practicar su subespecialidad".

Reconoció que enfrentó resistencias de los trabajadores, "como siempre hay a los cambios", pero a dos años de distancia, "la evaluación de los residentes y de los padres de familia es muy positiva. Todo está documentado y ha sido en favor de los niños".

Respuesta a denuncias

La entrevista con Santos Preciado tuvo lugar luego de que durante nueve días, La Jornada ha publicado una serie de denuncias de trabajadores y ex empleados del hospital sobre diversas irregularidades y atropellos que se cometen en contra del personal "que no es afín al director".

Visiblemente nervioso al inicio de la cita con este diario, el funcionario lamentó que cuestiones internas hayan sido ventiladas ante la opinión pública, porque entonces -dijo- también habría que señalar los procesos que se siguen a algunas personas en la contraloría interna y otros asuntos que "por cuestiones de ética" prefirió no mencionar.

Este hospital, indicó el funcionario, es un microcosmos. "Atendemos a los niños más desposeídos del país. Las personas que están aquí es porque quieren servirlos y a ello han dedicado muchos años". Aunque enseguida matizó: "también están aquí porque no hay mucho a donde ir ahorita, en cuestión de labor especializada".

Subrayó que su oficina tiene las puertas abiertas para todos los trabajadores, desde el personal de intendencia y enfermería, "si me buscan, ya saben que aquí estoy", aunque luego también comentó que algunos médicos "creen que a la hora que quieran tengo que atenderlos. Les pido que soliciten una cita con mi secretaria, pero no son capaces de quedarse más allá de su horario".

Por supuesto, no ocurre lo mismo si quien busca al director del Infantil de México ya tiene varios años trabajando en la institución. "Con estos médicos, claro que puedo dejar lo que estoy haciendo para atenderlos".

Sobre las aproximadamente 20 demandas laborales que actualmente afronta el hospital, Santos Preciado argumentó que cuando él llegó a la dirección, en enero de 2004, había 58 de esos juicios. Lo que no explicó es que 50 de esos procesos habían sido interpuestos por trabajadores jubilados que hicieron uso de su derecho para exigir algunos beneficios económicos del apartado A de la Ley Federal del Trabajo. Es decir, nada tenían en contra de las autoridades ni de la institución.

Al referirse a algunos de los logros de su administración, planteó el incremento en el número de investigadores nacionales. "Cuando estuve aquí -en la década de los 80 y principios de los 90- había 23. Al llegar a la dirección encontré 12 y ahora se han sumado otros tres".

Estímulos internos

Con el propósito de estimular la labor de investigación, Santos Preciado creó un premio para los jefes de departamento que por tener responsabilidad administrativa no son candidatos a recibir las compensaciones de órganos académicos. En 2005 los beneficiarios fueron la doctora Blanca del Río, con 50 mil pesos; Gustavo Varela recibió 20 mil y Eduardo Javier Barragán, 10 mil.

Entre sus proyectos para el futuro próximo en la institución, tiene previsto iniciar la construcción de una torre de investigación, para la cual está en busca del financiamiento, y dentro del hospital las unidades de cuidados intensivos neonatales, pediátricos y quirúrgicos necesitan ser remodelados porque "no tienen la distribución más adecuada para optimizar los recursos humanos", explicó.

 
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