Usted está aquí: viernes 7 de abril de 2006 Política El entreguismo

Luis Javier Garrido

El entreguismo

La posibilidad de que un presidente mexicano en funciones sea destituido se había planteado en algunas ocasiones en el pasado, pero nunca había estado tan cercana como ahora, cuando Vicente Fox ha sido señalado a pesar suyo como un delincuente electoral por un fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y que distintos sectores se alzan para exigirle que no siga haciendo concesiones a Washing-ton por la vía de los hechos, pues ello constituye el delito de traición a la patria.

1. La decisión de la Suprema Corte de ordenarle a Vicente Fox que se calle y que retire los anuncios del gobierno en radio y televisión, por sus evidentes propósitos electorales (3 de abril), ha llevado a una situación límite, pues Fox, lejos de acatar la orden de este tribunal, que hasta ahora le ha sido muy sumiso, como poseído por una fiebre cuaresmal y en su misma actitud de contumaz violador de las leyes del país pretende darle vuelta al asunto y está insistiendo en lo mismo en sus discursos, pues habla todos los días como chachalaca enloquecida, vertiendo afirmaciones mentirosas de corte electoral, que ahondan el desprestigio de la institución presidencial y a él lo hunden en el ridículo por su pretensión de confundir a los mexicanos.

2. La decisión de la Corte no deja, sin embargo, lugar a dudas, pues señala, tras esta suspensión provisional, que si Fox persiste en su actitud podría ser destituido, lo que no tiene precedente en la historia reciente del país.

3. El aspecto más grave de lo que está aconteciendo en plena campaña presidencial lo constituye, sin embargo, el hecho de que en su desasosiego por saber que van a perder las elecciones, Fox y sus amigos, pasando por alto la legalidad del país y los intereses de México, siguen otorgando concesiones anticonstitucionales y entregando proyectos estratégicos a corporaciones extranjeras y, como si fuera poco, se están doblegando a todas las exigencias del gobierno de Washington en la espera de que Bush los pudiera apoyar en su pretensión de imponerse por cualquier medio en los comicios.

4. Las elecciones presidenciales de 2006 están teniendo de tal manera como rasgo principal, no su carácter antidemocrático y el retroceso que significan en relación con las de 2000, pues a) las organiza un IFE poco confiable que nada hace por someter a Fox a la legalidad, b) con un titular del Ejecutivo utilizando impunemente todos los recursos públicos para imponer a su candidato y c) con los medios electrónicos, y en especial la televisión encabezada por Televisa, volcados en abierta campaña a favor del abanderado panista, sino algo más grave: el hecho de que Carlos Salinas de Gortari y su pupilo Vicente Fox la están aprovechando para entregar lo que queda del país a cambio de hipotéticos apoyos del gobierno estadunidense, lo que explica la jeremiada de Vicente Fox a George W. Bush para que le ayude.

5. El Presidente de la República podía ser destituido conforme a la Constitución de 1857 además de por traición a la patria y por delitos graves del orden común, por violaciones expresas a la Constitución y por ataques a la libertad electoral de los mexicanos, y si la de 1917 suprimió estas dos últimas causales fue porque los constituyentes consideraron que se hallaban comprendidas en las dos primeras. Y ese es precisamente el caso de Fox: que está cometiendo impunemente delitos graves y violaciones a la libertad electoral de los mexicanos en abierta sumisión a un poder extranjero, todo lo cual entraña una verdadera traición a la patria, puesto que lo que busca es obstaculizar la soberanía del pueblo e imponer a su sucesor. Y, de no poder hacerlo, dejar atado de manos al nuevo presidente con convenios, acuerdos y pactos ilegales. Fox fue en 2000 un presunto delincuente electoral por utilizar dinero sucio procedente del exterior en violación a la ley, y ahora en 2006 lo es de nuevo por utilizar el cargo ilegalmente, de la misma manera que lo hacían los presidentes priístas, para dejar a su delfín.

6. La cuestión no es por tanto el papel histórico (que va de lo venal a lo ridículo) que está desempeñando Fox, cuyo discurso político está totalmente alineado con el de Bush y que insiste todos los días, como un obseso, en descalificar al candidato de la coalición Por el Bien de Todos como "enemigo de la libre empresa", "demagogo" y "populista" (el léxico bushiano), sino lo que está en juego en este 2006.

7. La reunión de Cancún entre los jefes de gobierno de los países signatarios del NAFTA o TLCAN fue prevista para confirmar el respaldo de los tres países a la nueva fase de la Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos que, en el contexto de la guerra que la Casa Blanca pretende librar contra "el terrorismo", supone su exigencia más abierta tanto para el control estratégico de los recursos naturales de sus dos vecinos como de sus áreas claves: desde el espacio aéreo y las costas hasta las fronteras y aduanas. Y las primeras evidencias de los "resultados" del encuentro indican que Vicente Fox una vez más cedió lo que no puede ceder, pues la Constitución se lo impide, en abierta traición a los intereses de México.

8. El proyecto de "ampliación" del TLC en ese sentido, mismo que ha supuesto a) no ser discutido públicamente, b) no pasar por el Congreso mexicano para su aprobación y, desde luego, c) no modificar la Constitución, que prohíbe lo que éste pretende, pues reserva las áreas estratégicas a la nación y el control de la seguridad interna a las autoridades mexicanas, ha sido coordinado desde 2004, con la aceptación de Fox, por Carlos Salinas de Gortari, a través de Pedro Aspe y de un grupo autodenominado Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales AC (Comexus), que afirma que ha venido consensuando los cambios con "grupos privados" de los otros dos países. Y las palabras pronunciadas por Fox lo confirman, pues en la conferencia de prensa que dio en Cancún el viernes 31 aceptó que en el futuro no se tratará "de renegociar el TLCAN", sino de "ir más allá" por la vía de los hechos mediante la llamada "Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte", suscrita en Waco en 2005. Lo que se traduce, según informó La Jornada el lunes 3, en el permiso que concedería Fox a las autoridades estadunidenses para controlar los aeropuertos mexicanos.

9. La autorización que pretende brindar la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) al gobierno de Bush para que, con el pretexto de cuidar sus intereses estratégicos, controle los aeropuertos y las aduanas mexicanas, supone nada menos que "insertar" personal consular estadunidense para vigilar personas, equipajes y cargamentos en México, en una función que pretendería ser de espionaje y que terminaría por dejarles controlar aduanas y aeropuertos, pasar por alto a la Constitución mexicana y hacer trizas la soberanía del país. Lo más escandaloso no es por eso la pretensión estadunidense, que no podrá pasar a pesar de haber sido aprobada por Salinas y Aspe, primero, y ahora por Fox y la SRE, pues es abiertamente contraria al derecho y a la razón histórica, sino que un gobernante como Vicente Fox, en abierta traición a México, y sin que se proceda a su destitución, pueda impunemente impulsarla en su obnubilación por hacer avanzar el proyecto neoliberal y tratar de imponer al candidato del PAN en la silla presidencial.

10. La supuesta "alternancia" no trajo más que un gobierno tan corrupto, antinacional y entreguista como los últimos priístas, y eso es lo que ya no quieren los mexicanos.

 
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