Julio Scherer
El proximo viernes 7 de abril don Julio Scherer García cumplirá 80 años de edad. No quiero dejar pasar el momento, pues constituye una oportunidad para reconocerle sus méritos y aportaciones incomparables a la lucha por la libertad de expresión. Julio Scherer es el pionero de la prensa libre en México.
A principios de los años setentas, mi padre solía repetir: "Excélsior es el único periódico que vale la pena". Se refería, obviamente, al Excélsior de Julio Scherer. Y la frase se me quedó tan grabada desde la infancia como el golpe perpetrado en 1976 a ese gran proyecto.
El Excélsior de Julio Scherer fue una verdadera epopeya. La calidad del diario se elevó como nunca. Fueron convocadas las mejores plumas periodísticas, los intelectuales más reconocidos, artistas y hombres de la cultura, a construir el mejor esfuerzo editorial del país conocido hasta entonces. Pero fue una epopeya sobre todo en el sentido político. Scherer tuvo que luchar a contracorriente en un país sin prensa libre, frente a un poder acostumbrado a aplastar la más pequeña crítica. Supo construir el primer diario independiente del gobierno en plena administración de Gustavo Díaz Ordaz y persistió en su labor durante el gobierno de Luis Echeverría.
En 1972 tuvo que enfrentar el boicot publicitario de los grandes empresarios, algunos de ellos posteriormente catalogados como hombres modelo, tan enemigos de la democracia como siempre. Los grandes empresarios que tanto hablan de libertad quisieron ahogar la única voz libre que existía entonces, pero el Excélsior de Scherer se mantuvo con la fuerza natural de un diario, pero que en aquel entonces ningún otro tenía: los lectores. Ante el fracaso del boicot empresarial Excélsior fue aplastado mediante una conspiración urdida desde la propia Presidencia de la Republica. El 8 de julio de 1976 Luis Echeverría coronó su sexenio con otro golpe a la democracia y la libertad. Al 10 de junio de 1971, a la guerra sucia contra la guerrilla mexicana, al fraude electoral de Nayarit, se sumó el golpe a Excélsior.
Scherer abrió la brecha, que poco a poco ha sido ensanchada por numerosas expresiones independientes y libres. Toda una nueva generación de diarios, revistas, programas de radio, etcétera, emergieron desde fines de los años setentas y hasta nuestros días.
Antes de Scherer no había diario alguno que pudiera relatar con sentido crítico los acontecimientos nacionales. La prensa era, en sentido estricto, un bloque monolítico, que respondía a las órdenes literales del presidente en turno. Era recurrente que los manifestantes opositores al régimen pasaran debajo de los balcones de los diarios nacionales gritando: "no somos uno, no somos cien, prensa vendida cuéntanos bien".
Hoy existen muy diversos espacios de prensa crítica y libre. Sin embargo, nos equivocaríamos al decir que ya la prensa es libre en México. El camino pendiente es mucho, y la pluralidad y la crítica desde la televisión apenas comienza. Del sistema de la censura política impuesto a toda la prensa pasamos al sistema de mercado, que no es completamente libre porque sólo ofrece la información que "vende". Y se mantiene esa relación de favores mutuos en la cúspide del poder económico y político entre la Presidencia de la Republica y los grandes consorcios de la comunicación. Aún hoy en día el primer mandatario siente que tiene el "derecho" de decidir, con el uso abusivo de la televisión, quién debe ser su sucesor. Está pendiente la reforma de la radio y la televisión, pero la reforma de a deveras, la que consolide la pluralidad de pensamientos, la pluralidad empresarial, la pluralidad de proyectos y la que impida de una vez por todas que sean el instrumento para destruir a los adversarios del poder.
Vayan estas líneas como un modesto reconocimiento a la inteligencia, la valentía y la dignidad de don Julio Scherer García.