Usted está aquí: miércoles 22 de marzo de 2006 Política Pobreza, sequía, migración: el círculo vicioso

Ana María Aragonés

Pobreza, sequía, migración: el círculo vicioso

De acuerdo con un estudio de la Escuela de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins, la demanda creciente de agua para la agricultura de regadío, el consumo doméstico y la industria está imponiendo una dura competencia ante los escasos recursos hídricos en las diversas zonas del mundo. Hoy día 31 países, habitados por menos de 8 por ciento de la población mundial, se ven frente a déficit crónicos de agua dulce. Pero para el año 2025 se prevé que 48 países enfrentarán estos déficit, que afectarán a más de 2 mil 800 millones de habitantes: 35 por ciento de la población mundial proyectada. Este estudio señala que entre 1900 y 1995 la demanda mundial de agua se incrementó seis veces debido al acelerado ritmo de crecimiento de la población, pero el problema se agudizará, pues la cantidad disponible del recurso se ve perjudicada por las inundaciones, las sequías y una amenaza a largo plazo, representada por el calentamiento mundial que influirá en los recursos hídricos.

La desertificación es un proceso gradual de pérdida de productividad del suelo y de adelgazamiento de la cubierta vegetativa debido a diversas causas, entre ellas, la intervención humana y las variaciones climáticas. De acuerdo con Naciones Unidas, 135 millones de personas podrían verse obligadas a desplazarse por efecto de la desertificación. Según el Instituto Natural Heritage, entre 1997 y el año 2020 se espera que 60 millones de personas abandonen las áreas desertificadas de Africa subsahariana en dirección al norte de ese continente y a Europa.

La sequía no sólo está afectando a más de 110 países que cuentan con tierras secas de Africa, Asia, América Latina y el Caribe, sino también a Estados Unidos.

Después de las grandes sequías de 1930 (Dust Bowl) y de 1950, el desastre más grave en la historia estadunidense se produjo entre 1987 y 1989, y tuvo un costo de 39 billones de dólares. Más de 30 por ciento de las tierras de Estados Unidos están afectadas por la degradación. Y de acuerdo con la Secretaría de la Convención de Naciones Unidas de Lucha Contra la Desertificación cerca de 70 por ciento de la tierra en México es vulnerable a la desertificación, lo que provoca que entre 700 mil a 900 mil mexicanos dejen sus hogares cada año en busca de una vida mejor como trabajadores migrantes en el país vecino.

Naciones Unidas señala que además de las cuantiosas pérdidas de ganado por la falta de agua y forrajes, crece la preocupación porque la sequía ya está produciendo un número cada vez mayor de muertes humanas, en la medida en que escasean el agua y los alimentos. Cuatro mil millones de hectáreas están amenazadas por la desertificación y más de 250 millones de personas se hallan directamente afectadas por este problema. Entre 1991 y el año 2000 las sequías fueron responsables de más de 280 mil muertes y representan 11 por ciento del total de desastres relacionados con el agua.

En relación con el cambio climático existe consenso entre los científicos de que aumentarán las concentraciones de gases invernadero como dióxido de carbono, metano, óxidos nitros y clorofluorobarbonos, por lo que el clima global se verá alterado significativamente (Houghton).

A pesar de esto la administración de George W. Bush no ratificó la firma del Protocolo de Kyoto, tratado que sin embargo ha sido ratificado por 119 países y que se plantea poner en práctica un conjunto de medidas para proteger el medio ambiente, tales como fue la propuesta de reducir en 5 por ciento las emisiones de CO2 con respecto a 1990, con lo cual se frenaría el efecto invernadero considerado como la causa fundamental del calentamiento global.

Sin duda, ante tan negras perspectivas resulta vital la puesta en marcha de un proyecto alternativo en el que no solamente el agua sea considerada como un derecho humano, sino que se determinen las prioridades para la puesta en práctica de programas que conduzcan a un desarrollo sostenible que permita superar los muy diversos y conflictivos problemas que la falta del vital líquido y su mala distribución produce en el mundo y así romper el círculo vicioso de pobreza, sequía y migración.

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