Usted está aquí: miércoles 25 de enero de 2006 Cultura Uri Caine interpretará a Mozart desde la libertad que da la improvisación

El jazzista se presentará este viernes en la Sala de Conciertos Nezahualcóyotl

Uri Caine interpretará a Mozart desde la libertad que da la improvisación

Realizaré más un homenaje que una sonrisa alrededor del compositor, adelanta

Deplora que la arrogancia cultural en Estados Unidos limite el diálogo sonoro

ANGEL VARGAS

Acostumbrado a incursionar en el ámbito clásico -entre otras ha trabajado con música de Bach, Beethoven, Wagner y Mahler-, el jazzista Uri Caine señaló en son de broma que The Mozart Project es ''una suerte de venganza dulce" en contra del compositor de Salzburgo.

''Ha sido una presencia perenne en mi vida personal y artística, pero siempre me había aterrorizado trabajar con su música, hasta que se presentó la oportunidad de desarrollar esta propuesta", explicó.

De trato afable y generoso, el intérprete se dijo emocionado por el estreno mundial de dicha propuesta, lo cual ocurrirá este viernes 27, a las 20:30 horas, en la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario, para inaugurar con ella el programa conmemorativo que la Dirección General de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) preparó por el Año Mozart.

Cabe destacar que este proyecto del músico estadunidense fue realizado por encargo de esa instancia universitaria y, según explica su creador, consiste en un recital en el que, grosso modo, algunas de las más famosas obras mozartianas son reinterpretadas desde la libertad improvisatoria que permite el jazz, con la inclusión de elementos electroacústicos.

''Es importante subrayar que no se trata de burlarse o, de manera simbólica, pintarle bigote a la imagen de Mozart, para reírnos de él. No, se trata de un vínculo de técnicas improvisatorias que toman como modelo la obra del compositor, para a partir de allí jugar dentro del terreno de una música perfecta y deliciosa. Es, pues, más un homenaje que una sonrisa en torno de Mozart", explicó el músico.

Nada de irreverencia

En conferencia de prensa, efectuada este martes, Caine destacó que este tipo de aproximaciones a la música clásica nada tienen de irreverente y mencionó que entre los intérpretes de antaño, sobresaliendo en ello el propio genio de Salzburgo, la improvisación era algo común.

Resaltó que la improvisación es un aspecto que hoy día se ha perdido entre los músicos clásicos. El motivo, prosiguió, ''me resulta aún misterioso", pero ''seguramente tiene que ver con una forma de enseñar la música en la que se privilegia el dominio técnico, una pedagogía poco apta para la búsqueda y la libertad".

A pregunta expresa, aclaró que su estilo nace del inherente a la música que aborda y no de tratar de imponer a priori una visión específica personal, y asumió que propuestas como la suya son motivo frecuente de críticas encontradas y polémicas.

''Por ejemplo, cierto segmento de la comunidad musical clásica censuró mi trabajo con Beethoven y dijo que deberían arrestarme por vulnerar ultrasimplificando una estructura. Pero no se trata de esto.

''En contraste, también ha habido gran aceptación del medio clásico, por ejemplo de algunos sectores mahlerianos ultrafanáticos que consideran que he decodificando los secretos ocultos de las partituras mahlerianas, el verdadero judaísmo del autor.

''Pero tampoco es tanto lo que hice. No se trata de una cosa tan seria, sino de hacer bien el trabajo y disfrutarlo. Mi quehacer es simplemente una forma de recreación, una manera de encontrar una nueva faceta de otro tipo de músicas."

Según Caine, quien dijo haber crecido intoxicado con el jazz, pero también enamorado por la música clásica, en todo tipo de música existe la posibilidad de entablar diálogos y tener gran apertura intelectual.

Sin embargo, censuró Caine, esto es algo que en Estados Unidos comienza a ser marginado por ''la arrogancia cultural que allí existe y que sugiere ignorar aquello que está más allá de sus fronteras o lo que no está etiquetado como estadunidense".

Recordó el fructífero diálogo musical entre el estadunidense Aron Copland y el mexicano Carlos Chávez, una forma de ''diálogo que se perdido por este problema político que identificamos con el nombre de (George W.) Bush".

 
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