Hace algunos días leí un libro de un autor norteamericano, con un formato y un diseño muy atractivo, de esos que sirven como buen regalo de cumpleaños. Me pareció cómico, de tan absurdo. Trata sobre las “pistas” que existen para saber si eres “gay por siempre”. Una serie de frases y afirmaciones, que en muchos casos logran sonar divertidas, pero todas enmarcadas en eso que muchas personas creen que somos las lesbianas y los gays: los estereotipos.

Entre otras frases, selecciono una: “eres gay si cuando ves una película del oeste, te identificas más con el papel de la doncella en desgracia que con el del vaquero”. Muchas veces la formación de nuestra identidad puede pasar por etapas en que podemos sentirnos cercanos a los ideales sociales de lo masculino o lo femenino, pero eso no quiere decir que, en todos los casos, queramos cambiar de rol de género.

También dice que los varones gays, todos, sin excepción, somos excelentes decoradores de interiores, que nuestras casas parecen sacadas de una revista de diseño, en contraparte con las de los heterosexuales, quienes dan prioridad a lo práctico sobre el buen gusto. A mí me parece algo totalmente irreal. No todos los gays tenemos “buen gusto” —cualquier cosa que esta frase quiera decir— y estoy seguro que las preocupaciones cotidianas de gays y lesbianas son mucho más diversas que estar al tanto de lo último en la moda.

Esto de los estereotipos también me lleva a pensar en la idea que muchos activistas suelen tener de que sólo por ser parte de la diversidad sexual todas las y los homosexuales respondemos al papel de activista por el reconocimiento e igualdad de derechos. La participación ciudadana no se da sólo por tener una preferencia sexual en particular, sino que responde a las convicciones, cualesquieran que sean, de cada persona. A veces se olvida que las formas de pensar son tan diversas como las maneras de ejercer la sexualidad.
No creo que haya recetas ni manuales que iluminen sobre nuestro descubrimiento como gays o lesbianas. Más bien creo que hay una serie de elementos informativos, libros y publicaciones especializadas, que pueden colaborar a despejar algunas dudas sobre la identidad, más allá de los clichés difundidos por todos lados. Al final, gays y lesbianas somos como decidimos ser, es decir, cada uno de nosotros construimos nuestra propia historia con la riqueza de las relaciones con los otros.