Normalidad impuesta en Motozintla
Motozintla, Chis., 20 de noviembre. Cansadas de esperar y ante la falta de espacios habitacionales, familias de este poblado de la sierra chiapaneca afectadas por el huracán Stan retornaron a vivir a sus casas dañadas, ubicadas en zonas de riesgo, ante la indiferencia de las autoridades.
Aunque la situación de emergencia prevalece, poco a poco los miles de habitantes de la cabecera de Motozintla tratan de acostumbrarse a la normalidad impuesta.
A mes y medio del desastre, varias casas continúan azolvadas y hay zonas sin servicios de transporte, agua potable, drenaje y energía eléctrica.
Varios afectados aún sacan lodo seco de sus casas; otros buscan viviendas para rentar, pero el alquiler se ha incrementado considerablemente. Al paso de los vehículos se levantan nubes de polvo amenazan la salud de los pobladores.
Como parte de la aparente normalidad, las autoridades retiraron el plan DN-III. El jueves salió un regimiento del Ejército de 700 hombres. Para este fin de semana sólo quedaban entre 100 y 150 de los más de mil que llegaron, según fuentes gubernamentales.
Ambiente de incertidumbre
Los damnificados sólo han escuchado promesas. Persiste la preocupación entre las casi 700 familias que perdieron sus casas, porque aún no se ha resuelto qué pasará con ellas. "No sabemos si nos van a reubicar aquí mismo o fuera del municipio", dijo una mujer que se encuentra en uno de los dos albergues.
También existe incertidumbre sobre la recuperación de los bienes que perdieron junto con las viviendas. Buena parte de los pobladores se quejan de que no han recibido ayuda ni han sido enlistados para ser favorecidos, a pesar de tener daños en sus viviendas. Las casas dañadas parcialmente o azolvadas son casi mil 700.
En la cabecera municipal la gran mayoría de damnificados han vuelto a sus viviendas o se han acomodado con familiares y amigos; sin embargo, casi 80 familias permanecen albergadas en el auditorio municipal y en las inconclusas instalaciones del Centro de Readaptación Social.
A medida que pasan los días, la sensación de abandono es más patente.