Usted está aquí: lunes 21 de noviembre de 2005 Cultura Ya pasó la era de las divas, ahora es tiempo sólo del arte: Desirée Roncatore

La soprano cantará en México Rigoletto con la compañía del Teatro Regio di Parma

Ya pasó la era de las divas, ahora es tiempo sólo del arte: Desirée Roncatore

Vigente, la historia de amor escrita por Verdi; la música no tiene fecha de caducidad

La belleza de los intérpretes, secundaria; la voz es el personaje principal de la ópera, señala

ANGEL VARGAS

Ampliar la imagen Escena de la �a Rigoletto con el Teatro Regio di Parma FOTO Jos�ntonio L� Foto: Jos�ntonio L�

A sus 28 años, la soprano italiana Desirée Rancatore se encuentra entre la pléyade de las grandes figuras del arte lírico mundial. Así lo confirma la frecuente presencia de su nombre en las marquesinas de los principales teatros de Europa y su constante participación en el renombrado festival de Salzburgo

De igual manera, sobresale por su trabajo cotidiano con grandes directores, como Riccardo Mutti y Lorin Maazel, así como por haber sido seleccionada para protagonizar la puesta de L'Europa riconosciuta, de Salieri, con la que se reinaguró el Teatro della Scala de Milán.

No obstante, es una artista modesta, que está muy lejos del pretencioso estatus de diva, e incluso guarda el convencimiento de que ésa es una figura que se quedó en el pasado y muy seguramente no volverá a repetirse.

El público mexicano tendrá la oportunidad de escucharla por vez primera, ya que forma parte del elenco del montaje de Rigoletto, de Verdi, que el Teatro Regio di Parma presentará del 23 al 27 de noviembre en el Auditorio Nacional, en el que encarnará el papel de Gilda.

A propósito de su debut en territorio nacional, Rancatore concede una charla con La Jornada, vía telefónica desde Bruselas, días antes de embarcarse a su periplo mexicano al lado del resto de la compañía italiana.

-¿Qué tienen que decir a la gente de hoy óperas como Rigoletto, con sus más de 150 años?

-Siempre vale la pena estar en contacto con una historia de amor o de cualquier expresión que nos comunique un sentimiento de esa índole, que no se desgasta con el tiempo y que nos es primordial a los seres humanos, aunque las nuevas generaciones parecen comenzar a evadirlo poco a poco.

-¿Considera vigente la estructura con la que se mantiene la ópera hasta nuestros días?

-La música, como las demás expresiones artísticas, no tiene fecha de caducidad; es una expresión que no envejece. Verdi es ejemplo de ello; para él no existen tiempos. Las obras maestras siempre serán eso, obras maestras. En la ópera sucede lo que en la pintura: hay grandes obras, épocas y autores que nunca serán rebasados.

- ¿Qué opina del afán renovador e innovador que permea desde hace algunos años las principales casas y teatros de ópera?

Mantener la tradición

-Es cierto que existe un afán por adaptarse a otros lenguajes, como la inclusión de elementos cinematográficos en los montajes, con el fin de aproximarse a situaciones más veraces o reales. Pero, en mi opinión, la tradición de cientos de años que ostenta la ópera continúa siendo de gran actualidad.

"Resulta muy enriquecedor experimentar y apostar por la vanguardia, sin duda, aunque no por ello debe tratarse de dar un borrón a la tradición.

"Muchos de los teatros y compañías del mundo están interesados por innovar y la vanguardia. El caso de Italia es un poco diferente, al mantener una postura un poco más tradicionalista, en comparación con Alemania, y sus producciones a veces un poco extrañas.

"Mantenerse en la tradición no resulta en nada perjudicial. Inclusive para quienes piensen que puede cansar al público, no resulta así. Los teatros siempre están llenos con Traviatas, Trovatores, Rigolettos.

-¿Cómo asume entonces esa tendencia que enfatiza más los aspectos de producción y el trabajo actoral?

-No estoy de acuerdo con ello. La voz siempre será el actor principal de la ópera. Lo actoral por supuesto que es sustancial, y se ha puesto mucha atención en ello, pero sin voz no puede existir nada; es el elemento imprescindible.

"Observo también que en años recientes se ha presentado cierta tendencia a privilegiar la belleza física de los cantantes, en especial de las mujeres; pero eso pasa a segundo plano cuando existe talento. Si el o la cantante es bello, qué bueno; pero si no, no es el factor principal", señaló la cantante.

Talento, lo principal

"Incluso en el cine, donde la belleza física es esencial, el talento termina por imponerse, como lo demuestran los casos de Al Pacino y Robert de Niro, que no son precisamente unos adonis. Los grandes artistas son grandes por lo que expresan y transmiten."

-¿Qué se le exige a un cantante de ópera de hoy que no se le exigiera hace 20 años?

-Mayor precisión musical, mayor desenvolvimiento escénico, acaso; pero los requerimientos de la ópera son básicamente los mismos desde siempre.

-Dada su juventud y su carrera tan importante y exitosa, ¿se vislumbra como una gran diva de la ópera mundial?

-No busco ser nadie más sino yo misma. La parte escénica es sólo uno más de los trajes que visto en mi vida. Las divas son como mitos; su tiempo ya ha pasado y es muy probable que no regresen nunca más. La Callas será siempre la gran Callas y nadie podrá ocupar su lugar, ni aún lejanamente.

"Ya no es, pues, tiempo de las divas, sino de las personas que han decidido dedicar su vida al arte, como lo hago yo, con la música: una búsqueda de generar emociones, no de ser un personaje supraterrenal.

"Claro que la ópera tiene su parte divina, metafísica, que es cuando se está sobre el escenario, cantando. Pero no es algo que pueda traspolarse a la vida real. Es una gran locura buscar ser o sentirse un personaje de una ópera en la vida cotidiana."

 
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