Usted está aquí: viernes 11 de noviembre de 2005 Sociedad y Justicia Innovadores proyectos para desarrollo social en AL

Innovadores proyectos para desarrollo social en AL

Uno de ellos busca sacar de la marginación y criminalidad a menores guatemaltecos

ALMA E. MUÑOZ ENVIADA

Santiago de Chile, 10 de noviembre. En los barrios marginales de Guatemala, el destino de los jóvenes indígenas ha sido hasta ahora volverse pandilleros, prostitutas o camellos de droga. En cambio, en la comunidad williche, de la isla chilena de Chiloé, se ha logrado que las nuevas generaciones apliquen conocimientos tradicionales con la medicina alópata para fomentar la salud.

En esas comunidades se llevan a cabo dos proyectos que compiten con otros 18 por el financiamiento de la Fundación Kellogg y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), como parte del proceso en que se encuentran inmersos para identificar y reconocer iniciativas innovadoras en el área de desarrollo social, que ayuden a disminuir los índices de desigualdad y pobreza de la región latinoamericana.

El primero lo impulsa el Grupo Ceiba, organismo no gubernamental con 14 años de trabajo en tres comunidades de San Juan Comalapa, una de ellas Limón, considerada entre las áreas guatemaltecas de mayor peligrosidad, por los índices de violencia, tráfico de armas y de drogas que presenta.

Su meta es brindar otras opciones de vida a quienes por su condición social son excluidos, víctimas del abandono familiar o el abuso sexual, y tres de cada diez, propensos al consumo de alcohol primero y luego de estupefacientes antes de cumplir 20 años de edad.

Marco Antonio Castillo, director general de la organización, comenta que como parte de sus ejes de trabajo reciben y atienden a niños de entre 2 y 6 años de edad, en abandono familiar, encerrados en su chapita (casa) o utilizados como camellos de droga, porque corren un mínimo riesgo de ser sujetos de revisiones o detenciones policiacas. "Hemos visto casos en Limón donde los niños visten pertrechos de guerra o entre cuatro y cinco cargan cocaína y no pasa nada."

En la Feria de la Innovación, instalada en la sede de la Cepal, este luchador social explica que también brindan educación primaria, secundaria y capacitación en informática, con reconocimiento oficial, a los adolescentes que por diversas causas no recibieron instrucción. Algunos pertenecen a cualquiera de las 150 pandillas que se contabilizan en Guatemala, las llamadas maras, pero se intenta disminuir su participación en actos de criminalidad. Por ello les ofrecen opciones de estudio durante la tarde-noche a quienes tienen entre 9 y 20 años, para evitar que anden en la calle.

Hasta ahora han tenido unos 14 mil beneficiarios, algunos desde muy temprana edad, para brindarles seguridad alimentaria a cambio de que los padres trabajen y garanticen que les proporcionarán al menos una comida durante el día. Del total de atendidos, en los últimos ocho años 25 fueron asesinados porque no lograron deslindarse de las pandillas, y entre uno y dos por ciento no pudieron pasar el proceso, por lo cual siguen con problemas de alcoholismo y drogadicción, aunque no vinculados con bandas.

Sin embargo, queda pendiente qué hacer para que un joven ligado a maras, con nexos con el crimen organizado, se deslinde de una actividad que le deja en promedio 400 o 500 dólares diarios. En tanto, las mujeres siguen siendo víctimas de abuso sexual, principalmente en su entorno familiar, y tienen como destino ser madres adolescentes, prostituirse o entablar relación con el hampa.

También concursan en la feria indígenas williches que fomentan la higiene en su comunidad -de la mano del Ministerio de Salud chileno-, proyecto que impulsaron luego de que llegaron al pueblo de Lailek 90 japoneses, quienes se hicieron pasar por estudiantes y pretendían extraer sangre a niños para verificar si en realidad los miembros de esa etnia poseían un gen que ayudaba a prevenir enfermedades como el cáncer.

En 1993, el Consejo de Caciques de la Provincia de Chiloé se enteró de que había la intención de patentar el descubrimiento y presionaron a su gobierno para evitarlo.

Según el secretario general de la agrupación indígena, Armando Llaitureo, consiguieron desde entonces integrar sus conocimientos a los de médicos alópatas para disminuir los costos que generan los servicios de salud, pues carecen de seguridad social. Entre éstos, minimizar la compra de analgésicos y antinflamatorios, sustituyéndolos por pomadas o remedios tradicionales.

Este viernes se darán a conocer los nombres de los ganadores del financiamiento de Kellogg's y la Cepal. El primer lugar recibirá 10 mil dólares para continuar con su trabajo.

 
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