Usted está aquí: lunes 10 de octubre de 2005 Estados Caminos y puentes devastados, único obstáculo para indocumentados de CA

Agentes migratorios de la frontera sur se unieron a labores de apoyo a damnificados

Caminos y puentes devastados, único obstáculo para indocumentados de CA

Afectados por el mal tiempo en Suchiate piden apoyo; "no todo Chiapas es Tapachula"

ANGELES MARISCAL Y RODOLFO VILLALBA CORRESPONSALES

Ampliar la imagen Damnificados por el mal tiempo en Puerto Chiapas, Tapachula, se encuentran desesperados porque no ha llegado ayuda y la inundaci�ersiste FOTO Alfredo Dom�uez Foto: Alfredo Dom�uez

Suchiate, Chis., 9 de octubre. La frontera sur de México está abierta al paso de indocumentados de Centroamérica. El obstáculo que complica la travesía hacia al centro del país ya no es la vigilancia de autoridades migratorias, sino los caminos cortados y los puentes devastados por las lluvias que causó el huracán Stan. "Si el gobierno no manda funcionarios de inmediato, para el lunes esto será un desmadre", afirmó convencido un trailero hondureño que quedó varado en la zona.

En el municipio de Suchiate, que hace frontera con Guatemala, la inseguridad se siente a cada paso y se confunde con la necesidad de los damnificados. Desde hace años es paso natural para miles de centroamericanos que intentan llegar a Estados Unidos, así como de grupos de delincuentes organizados que trafican con drogas y armas.

Un elemento de la policía sectorial, armado con un viejo rifle, se guarece en lo que quedó de la caseta migratoria, ahora abandonada y semidestruida.

-¿Tiene miedo?

-Sí, pero me encierro en la oficina y le pongo llave -contesta mientras unos indocumentados pasan junto a él.

El puente fronterizo Rodolfo Robles quedó destruido, pero rápidamente fue habilitado por los propios indocumentados y la población de la zona, para pasar con un pequeño carro de madera, con ruedas de baleros, que utiliza los rieles de la vía del ferrocarril, que quedaron colgando.

Cientos de migrantes y centroamericanos cruzan la frontera México-Guatemala por esa vía; otros se arriesgan a nado por el río Suchiate, ahora que el nivel de las aguas perdió los más de siete metros de altura que llegó a tener en el momento de mayor fuerza de Stan. No hay quien los detenga.

Los más de 300 elementos del Instituto Nacional de Migración de la zona se unieron a las labores para aliviar los estragos del meteoro, y abrieron sus instalaciones e infraestructura para auxiliar a los damnificados chiapanecos.

En la estación migratoria de Tapachula lo mismo se atiende a chiapanecos que quedaron sin casa que a migrantes cuya única opción fue quedarse en el lugar, por la magnitud de la devastación.

En Suchiate la lluvia dejó además al descubierto evidencias de la presencia de grupos dedicados al narcotráfico y otros actos ilícitos. En las zonas afectadas por el desbordamiento del río del lugar, junto a casas de adobe, láminas y madera se distinguen viviendas elaboradas con materiales que serían más habituales en fraccionamientos residenciales de lujo.

En una casa la puerta está abierta. Adentro se observan un gran patio y habitaciones dispuestas con aire acondicionado, que parecen ser habitadas sólo ocasionalmente. Todo se ve nuevo, lujoso. Al ver la curiosidad de los reporteros de La Jornada, un hombre que dice ser el dueño se acerca y les pide que salgan.

Un par de cuadras atrás, en otra construcción semejante, la puerta está marcada con sellos de la Procuraduría General de la República, que dicen "Asegurada". Los vecinos cuentan que hace un mes llegaron policías federales y sacaron del inmueble armas de alto poder.

En Suchiate ahora es mínima la presencia de elementos policiacos, del Ejército Mexicano y de la Marina. Las instalaciones de la representación oficial de los gobiernos federal y estatal quedaron destruidas por completo. Los damnificados y los otros habitantes del lugar dicen sentirse inseguros. Hablan de que por la noche se escuchan disparos, de que hay asaltos y saqueo de las viviendas destruidas por las lluvias.

Suchiate hoy presenta un aspecto sombrío; sus calles se encuentran llenas de lodo, apenas unos cuantos deambulan por ahí. En las tiendas los víveres empiezan a escasear, a triplicar sus precios. A este lugar llegan del otro lado de la frontera ciudadanos guatemaltecos, también afectados por las lluvias, para surtirse de alimentos. A pesar de que esta cabecera municipal tiene comunicación por carretera con Tapachula, la ayuda no ha llegado a los damnificados. Por ejemplo, en la colonia Popular los vecinos se organizaron para levantar un censo de los daños y solicitar comida, colchonetas, ropa.

"No todo Chiapas es Tapachula, aquí también necesitamos ayuda. No tenemos luz, no tenemos agua, nos estamos peleando hasta por una cobija", comentó un colono afectado por el mal tiempo.

 
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