Usted está aquí: lunes 10 de octubre de 2005 Cultura Peso muerto, crítica fantástica a la familia

Gabriela Fonseca presenta su primera novela

Peso muerto, crítica fantástica a la familia

ERICKA MONTAÑO GARFIAS

Ampliar la imagen La autora FOTO Norma Pati� Foto: Norma Pati�

Desde la magia y la fantasía se pueden decir cosas muy duras de la época en la que vivimos, criticar una sociedad en la que ni la religión, ni la ciencia, ni la filosofía, ni los modelos socialista ni capitalista, ni el gobierno de derecha, izquierda o centro ofrecen respuestas.

Habla la periodista y escritora Gabriela Fonseca, quien hace una crítica frontal, desde la literatura fantástica y mágica, a la familia como pilar de cualquier comunidad en su novela Peso muerto, que publica la editorial Casa Juan Pablos y que este fin de semana comienza a circular en librerías.

Este libro, que mezcla la magia con lo cotidiano, forma parte de un conjunto de 13 primeras novelas que corren a cargo de las integrantes del grupo de Las Trece, cuyo punto de enlace es separarse de los convencionalismos que caracterizan a la literatura femenina.

Con estas 13 novelas, cuyas portadas formarán un rompecabezas con una obra del pintor Mario Barrón, el sello Casa Juan Pablos se estrena en narrativa. En la primera entrega publicará las novelas Peso muerto; Donde anidan las palomas, de Regina Moyer; Cruel, de Oralia Sierra, y Nudo ciego, de Natalia Padilla.

Con esta novela "descubrí que lo fantástico me llama mucho la atención. Me extraña que en México no tengamos más literatura fantástica, porque tenemos una tradición de magia fuerte y antigua por todos lados", expresa la autora, periodista de La Jornada.

Se trata de niños que dejan de crecer, "lo cual tampoco es lo más original del mundo porque ya tenemos El tambor de hojalata o Peter Pan, salvo que en mi caso dejan de crecer no por elección, sino por imposición de sus padres. Si tuviera otra tendencia lo habría podido resolver vía ciencia ficción, pero me gustó la opción de la magia".

Es acerca de cómo se lograría el sueño de todo padre y madre: que sus bebés no crecieran porque son lindos, pequeñitos; para conseguirlo se pone en marcha una mezcla entre el vudú y la magia mexicana.

"Sí se puede ver Peso muerto como una crítica a la institución familiar bastante frontal. Me parece que hace falta hablar de eso."

Agrega, "la niñez es algo terrible; me llama la atención la gente que recuerda la niñez como algo idílico, no estamos conscientes de lo difícil que eso puede ser, de que ese cambio de un niño creciendo es una transformación tremenda para todos los implicados, para todos los miembros de la familia".

Además de la familia como elemento criticable de la sociedad otro de los aspectos que le interesan es el alma. "No soy una persona religiosa y sí me es difícil conciliar ese hecho con que estoy convencida de que el alma existe y basta ver un cadáver para comprobarlo. Me obsesionan esas cosas que somos pero que no vemos. Como persona no religiosa ese no po-derlo reconciliar es lo que me atrae, y esta novela es un intento por entenderlas.

"Sé -dice- que señalar que la familia puede ser una mentira no va a ser una postura muy popular porque es un hecho de que muchas veces se identifica la literatura de mujeres con el goce de la familia y dentro del amor romántico.

"Tanto yo como las demás de Las Trece evitamos esa idea sin siquiera ponernos de acuerdo, porque sentimos que eso simplemente ya no da respuestas. A la literatura femenina también se le tacha de cursi y en parte esa cursilería, precisamente, tiene que ver con esas cuestiones tradicionales de enaltecer la familia, el papel de la mujer dentro de ella, el amor romántico. No digo que estén mal; sino simplemente que está bien tomar un libro que no enaltezca esos elementos."

 
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