Usted está aquí: sábado 24 de septiembre de 2005 Espectáculos Saltimbanco, espectáculo luminoso contra la violencia contemporánea

El Cirque du Soleil llevó al público de la risa a la sorpresa y hasta a perder el aliento

Saltimbanco, espectáculo luminoso contra la violencia contemporánea

A través de 12 episodios, la compañía desarrolló actos de malabarismo, mímica y equilibrismo como una celebración a la vida

Permanecerá en Distrito Federal hasta el 23 de noviembre

JORGE CABALLERO

Ampliar la imagen La compa�internacional sorprendi� p�o con un gran espect�lo vocal, corporal, musical y simb�o FOTO Carlos Cisneros Foto: Carlos Cisneros

En su tercera visita a la ciudad de México, la compañía canadiense Cirque du Soleil, que ahora presenta en la Carpa Santa Fe su espectáculo Saltimbanco (artista de la calle, en italiano), puso en duda la radical idea filosófica de que el arte a nivel humano no importa, y colocó su espectáculo, basado en la tradición circense callejera europea, en una categoría estética con un enorme despliegue de fantasía, mímica onírica desbordante, malabarismo y equilibrismo trepidante. Ejecuciones que hicieron que el público riera, se sorprendiera y, por momentos, les robara el aliento.

Saltimbanco está compuesto por 12 actos, con el hilo conductor de un mesiánico y omnipresente dueño del circo, y es una celebración a la vida, concebido como antídoto a la violencia y desesperación que permea a la sociedad contemporánea, con optimismo, delicadeza y regocijo. Con un lenguaje vocal, corporal, musical y simbólico

Por la alfombra roja organizada por el inicio de temporada de Saltimbanco desfilaron figuras del medio artístico y político, como el jefe del Gobierno de la ciudad Alejandro Encinas, Maribel Guardia, Jorge Muñiz, Sergio Mayer, Arleth Terán, Israel Jaitovich y René Strickler, entre otros.

Cuando se dio la tercera llamada y se apagaron las luces de la Carpa Santa Fe, siete payasos interpelaron al público: a uno le desaparecieron el celular, a otro le dieron una vuelta de 360 grados, simularon bajarle los pantalones a una chica evidentemente nerviosa y a otro más le hicieron cosquillas, cuando todos esperaban que lo cargara. La banda de músicos comenzó a interpretar su música de jazz, rock y, por momentos, hasta algo que se acercó a la música de cámara.

De pronto una veintena de actores ataviados con trajes luminosos comenzó a deconstruir el escenario, provocando un desmadre organizado, todos hacían malabares, cabriolas, saltos, bailes... fue imposible mantener la vista quieta en un punto fijo, los ojos de los asistentes miraban sin fijación para abarcar lo más posible los actos que sucedían en el suelo del proscenio, también multicolor.

El comienzo fue una escena, Adagio, donde la trama es la de un niño que está junto a sus padres formando una escultura humana. El guión cuenta la historia de un niño que vive en la ciudad, rodeado de extraños habitantes. El protagonista se transforma a lo largo del espectáculo en varios personajes, para finalmente convertirse en un payaso.

Así trascurrieron los números Juggling y Duo Trapeze, pero uno de los mejores momentos del show estaba por iniciar: Diabolo, donde unos 30 artistas se montaban en cuatro mástiles para deslizarse, reptar, serpentear, cambiarse de uno a otro desafiando la primera ley de Newton, mientras el tenue hilo de la voz de un niño y la música de jazz acompañaban la escena.

Siguió la ejecución en la cuerda floja: una equilibrista subió por un cable hasta lo más alto de la carpa. Ahí se subió a un monociclo, dio vueltas de carro, cambió de cable... dejando a los asistentes literalmente con la boca abierta.

Otros que dejaron sin aliento al respetable fueron la pareja de contorsionistas rusos, quienes desplegaron un acto que frisó la franja de lo increíble. La pareja de boleadoras tampoco desmereció con su cuasi perfecta ejecución y su baile, que mezcló pasos de flamenco con algo que parecía música argentina.

Llegaron también los actos Hand to hand, donde dos gemelas trapecistas demostraron que la segunda ley de Newton es cierta. Con Solo Trapeze, una chica malabareó a veces tres pelotas, otras cinco o seis y siete, para acabar jugando con ocho, que a decir de los que saben es algo sobresaliente. Al final todo mundo quedó satisfecho y lo que es mejor, ma-ra-vi-lla-do.

Saltimbanco, una de las primeras puestas que montó esta compañía creada en 1984, resultó más iridiscente que Alegría y más luminoso que Dralion, sus dos anteriores shows en nuestro país, demostrando que el origen es lo más importante, lo más auténtico. El espectáculo permanecerá en la Gran Carpa Santa Fe hasta el 23 de noviembre, para luego estrenar en Guadalajara el 24 de noviembre próximo.

 
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