Usted está aquí: miércoles 7 de septiembre de 2005 Cultura El misterio de la obra de Remedios Varo

Javier Aranda Luna

El misterio de la obra de Remedios Varo

Si fuera abogado de la española Beatriz Varo, tendría listo un camión de mudanzas y estaría en charlas con los representantes de las procuradurías local y federal para ver qué día y de qué manera podría descolgar, con una troupe de macheteros, los 39 cuadros de Remedios Varo que se encuentran en el Museo de Arte Moderno. También pensaría que la operación debería hacerse con el mayor de los sigilos y de noche, para evitar periodistas y curiosos.

Escribo lo anterior porque la tercera sala de lo familiar del Tribunal Superior de Justicia del DF determinó que Walter Gruen no acreditó la legítima propiedad de las 39 obras de la artista, que donó al pueblo de México. De nada sirvieron los más de 2 mil documentos que para ello presentó el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y el propio Gruen ni que, quien está obligada a comprobar que las obras en litigio formaban parte de la ''masa hereditaria" es Beatriz Varo y no el coleccionista.

Pero no todo está perdido. Los dichos y hechos de la juez María Margarita Gallegos y los de la magistrada Rebeca Pujol todavía deben enfrentar un juicio de amparo. Dicho juicio deberá centrarse, según algunos expertos, en dos puntos: en la incompetencia en la materia de la juez y la magistrada, y en el contrato de Gruen con el INBA. Contrato del que hicieron caso omiso las representantes judiciales.

La incompetencia de la juez y la magistrada es evidente para el jurista Samuel Durán, de la Barra de Abogados: los bienes propiedad de la nación sólo estarán sujetos a la jurisdicción federal y no a un juzgado del fuero común.

Y los cuadros en litigio son, debemos recordarlo, patrimonio artístico de la nación. Cualquier diligencia judicial que los involucre debe ser tratada en el ámbito federal. Si esto es así, todo lo actuado ante un juez incompetente, manifiesta Durán, es nulo.

¿Y del contrato de Gruen con el INBA qué decir? Si los contratos legítimos no van a tener valor alguno en México, ¿qué coleccionista sensato prestará sus obras para ser exhibidas en nuestros museos? Ninguno. Ninguno, porque nadie estaría dispuesto a padecer la ''legalidad" de un despojo.

El coleccionista Andrés Blastein ya retiró 19 obras de museos del INBA por temor a esa oscura legalidad, en la que lo privado tiene prioridad, según parece, sobre lo público.

Pero más allá del juicio de amparo tendrían que llevarse a cabo otras acciones. Según el presidente de la Sociedad General de Escritores de México (Sogem), Víctor Hugo Rascón Banda, el INBA debería denunciar a la juez Gallegos y la magistrada Pujol ante el Consejo de la Judicatura, porque ''existen elementos suficientes para hacerlo".

Ellas, con su proceder, han agraviado al INBA, a los mexicanos y a Walter Gruen, quien pudo haber vendido o regalado la obra de Remedios Varo que compró en el extranjero.

Tal vez Rascón Banda tenga razón: si no se juzga el proceder de los jueces mismos, la confianza en el sistema judicial quedará en entredicho.

Además, el Estado perderá automáticamente una fuente importante de obra en préstamo de parte de los coleccionistas, cualquier juez del fuero común podrá actuar contra la nación aunque no sea autoridad competente, los magistrados podrán actuar como abogados para invitar a las partes en conflicto a ''llegar a un acuerdo" o litigar en periódicos, revistas o en cualquier otra publicación.

El verdadero misterio de la obra de Remedios Varo se encuentra más que en sus paisajes metafísicos en el costo de sus cuadros. Quince millones de dólares son el arte de esta magia.

 
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