Usted está aquí: domingo 19 de junio de 2005 Política Explotan el morbo las tesis del asesinato del cardenal Posadas, dicen académicos

El crimen cometido hace más de 11 años se ha tornado un vulgar novelón, sostienen

Explotan el morbo las tesis del asesinato del cardenal Posadas, dicen académicos

Consideran poco creíble la hipótesis de que se trató de una acción orquestada desde el Estado

ALMA E. MUÑOZ

Ampliar la imagen Acto en el que se cre� Centro de Derechos Humanos Juan Jes�sadas Ocampo, en la puerta principal de la Catedral Metropolitana el 25 de mayo de 2003 FOTO Mar�Luisa Severiano

El asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, ocurrido el 24 de mayo de 1993, "se ha tornado en un vulgar novelón policiaco lleno de intrigas, chismes y mentiras, con el cual se quiere saciar el morbo colectivo y fomentar el fanatismo político y religioso, y tener dividendos personales y políticos", señala el jurista colombiano Fernando Velázquez, como parte de las conclusiones a que llegaron expertos de México, España, Argentina y Colombia, una vez que analizaron el caso por invitación del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Diversos académicos, reconocidos a escala internacional, coinciden en el texto Las ciencias penales y el homicidio del cardenal Posadas -que se presentará el próximo miércoles en el IIJ-, que el crimen tiene una fácil resolución porque, independientemente de si hubo confusión de personas o razones de índole política que derivaron en ese crimen, se trata de un homicidio doloso. Cuestionan el manejo de las investigaciones que se han realizado en México, toda vez que, en un estado de derecho, las indagatorias penales no pueden estar "caprichosamente abiertas de manera indefinida, dependiendo de los intereses de turno". Pero sobre todo, señalan que desde la perspectiva jurídico-penal, la tesis de la confusión es la correcta.

Lo demás, en específico la teoría del Grupo Jalisco, encabezado por el arzobispo de Guadalajara Juan Sandoval Iñiguez, respecto a que se trató de un crimen orquestado desde el Estado son hipótesis no corroboradas, con pruebas materiales sin deducciones, rumores, meros indicios o pura imaginación, basadas en testigos de referencia sin sustento alguno o inclusive con trastornos siquiátricos o sicológicos, o de procesados por otros delitos concurriendo en móviles "espurios" que desacreditan su testimonio. En lo anterior coinciden Manuel Jaén Vallejo, profesor de derecho penal de la Universidad de Las Palmas, de Gran Canaria; Moisés Moreno Hernández, presidente del Centro de Estudios de Política Criminal y Ciencias Penales; Francisco Muñoz Conde, catedrático de la Universidad Pablo D. Olavide, de Sevilla; los investigadores Ricardo Franco y Manuel Gutiérrez de Velasco, así como Luis Fernando Doblado, de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Carlos Alberto Elbert, profesor de derecho penal y criminólogo de la Universidad de Buenos Aires, puntualiza que aunque al paso de los años se fueron borroneando y contradiciendo algunas de las pruebas que en su momento recabó como procurador general de la República Jorge Carpizo, "no invalida lo actuado al menos para un juicio histórico de conjunto". Y señala "con alarma" que buena parte de la enorme grey católica de México podría seguir las explicaciones de sus líderes religiosos como un acto de fe y sumisión espiritual. "En este sentido creo que la certeza moral sí puede constituirse en un argumento importante, capaz de transformar el queso en jamón y lograr que buena parte de los consumidores lo crean y se lo coman".

A su vez, Manuel Cancino, catedrático de derecho de la Universidad Autónoma de Madrid, resalta que jurídicamente resulta indiferente que el autor del homicidio matara a su víctima por ser precisamente el cardenal o que creyera que se trataba de uno de los hombres del narcotraficante Joaquín El Chapo Guzmán Loera, o que lo matara por reconocer en él a un seguidor de un equipo de futbol rival.

Inclusive menciona que basta una consideración superficial del material relativo al caso para percibir que "el estruendo mediático que se desencadenó (en torno al crimen) se encuentra estrechamente relacionado con la transición política mexicana desde el régimen dominado por el Partido Revolucionario Institucional hacia una situación distinta. Sólo así se explica la actuación de la Iglesia católica mexicana (al avalar la tesis del Grupo Jalisco) y en particular la intervención destacada de príncipes de la Iglesia (el cardenal Sandoval Iñiguez) como si fueran agentes de una organización política".

Una vez que realizó un análisis sobre la justicia penal argentina para después abordar lo relativo a México, el profesor de la Universidad de Buenos Aires, Edgardo Donna, destacó la importancia por conocer más sobre el concepto de alevosía que tiene la jurisprudencia en este país "y si el concepto se resume en la idea de matar sobre seguro y sin riesgo".

Como compilador de la obra, el académico de la UNAM, Enrique Díaz-Aranda, explica que resulta conveniente conocer los anteriores planteamientos toda vez que el homicidio del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, junto con seis personas más, en el aeropuerto internacional de Guadalajara, es "uno de los hechos más estremecedores de nuestra historia" por ser, como definió su colega Luis Fernando Doblado, víctima de la violencia incontrolada y ciega del narcotráfico.

 
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